La flora y fauna del fondo marino de Ceuta es un festival de colores y de vida bajo las profundidades del Atlántico y del Mediterráneo, un auténtico vergel. Un lugar diferente y único en sus dos bahías, la Norte y la Sur, llena de contrastes, un crisol de especies en los 21 kilómetros de costa que tiene la ciudad ceutí, con vientos de poniente y levante que en ocasiones azotan el Estrecho. Playas de arena, acantilados y calas rocosas para submarinistas y aventureros. Existen hasta una veintena de puntos señalizados de inmersión para el buceo a diversas profundidades que pueden llegar a más de 40 metros en el litoral de Ceuta.
En sus fondos, encontramos una gran diversidad, bancos de arena, rocas y cuevas. En la Bahía Sur, bajo la Piedra del Pineo, vigila la patrona del mar, una pequeña talla de la Virgen del Carmen que sólo emerge una vez al año, el 16 de julio, con la ayuda de los pescadores y marineros. La talla se esculpió hace más de sesenta años y estaba inspirada en una niña de ceutí que entonces tenía nueve años.
Otro punto de interés es la Cala del Desnarigado; tiene acceso desde tierra, llega a los 14 metros de profundidad, y es un acuario natural resguardado de las corrientes donde habitan abadejos, meros, salmonetes o bancos de jureles, bajo el color naranja de sus corales. Se puede acceder a la llamada Cueva del Amor, donde la tradición manda que las parejas se den un beso.
En la Piedra Gorda, encontramos fosilizada en una de sus paredes una enorme ancla, probablemente de un navío inglés, que lleva 400 años bajo el mar descansando sobre una roca. En los isleos de Santa Catalina vemos en sus fondos restos de varios cañones de dos navíos franceses que se hundieron en 1692.
Cerca del puerto, se ubica la Cueva del Coral cargada de coral rojo. En el Jardín de las Gorgonias, se mecen al ritmo de las corrientes. En Farfú nadan robalos y rayas y en el Coto en la costa de Benzú en el Atlántico, aguas frías y cristalinas con rocas donde viven meros que buscan los recovecos y a veces se dejan ver abadejos, samas y algunos delfines. En Bajo Susan, caballas y hasta atunes nadan detrás de un suculento manjar: bancos de boquerones. En la Piedra del Cateto se concentran langostas, centollos, salmonetes y gusanos de fuego. En la Piedra del Rey León hay un acantilado de unos 50 metros de profundidad repleto de gambas. La lapa Patella ferruginea una especie muy amenazada en los fondos marinos del Mediterráneo la podemos encontrar en el litoral ceutí.
La ciudad además tiene el Foso de San Felipe, el único navegable, de unos 350 metros de longitud y una profundidad media de dos metros. Fue construido por los portugueses en 1549 y une las dos bahías, todo un espectáculo navegar por él mirando hacia arriba, sobre todo al atardecer y salir al mar pasando por alguno de sus dos puentes. Divide las Murallas Reales y la ciudad. En Ceuta existe una decena de clubes y asociaciones relacionadas con el buceo y la náutica.
Marián Campra García de Viguera | Periodista