Viajando con nuestro perro

Por Marta Casanova | Mallorca con perro


Los que compartimos nuestra vida con un animal sabemos que, a veces, los viajes se complican y requieren un extra de planificación. Pero eso no significa que tengamos que renunciar a unas vacaciones juntos, incluso si nuestro destino está al otro lado del Mediterráneo. Como miembros de la familia que son, nuestros perros no tienen por qué quedarse en tierra y para ello tenemos en el transporte marítimo un gran aliado. Es cierto que el avión es mucho más rápido pero también que las restricciones a la hora de viajar con mascotas son mayores, especialmente con perros medianos y grandes, que deben volar en bodega.

Y es que viajar en ferry se ha convertido en la opción preferida para muchos gracias a la comodidad que supone transportar nuestro propio coche, lo que cobra todavía mayor importancia si nos acompaña una mascota. Por desgracia, España está muy lejos de poder considerarse un país petfriendly y desplazarse con un perro en transporte público es, a día de hoy, imposible en la mayoría de las ciudades. Sin embargo, esto no será un problema si trasladamos nuestro vehículo en el barco, lo que además dará al animal mayor seguridad en un entorno desconocido.

 

Planeando el viaje

La política de admisión de mascotas puede variar según la compañía con la que viajemos, por lo que es importante que consultemos las condiciones antes de comprar el billete. En general, exigen que se efectúe la reserva correspondiente al perro, por la que cobrarán un importe en función de la ruta a realizar y que el animal viaje con la cartilla de vacunaciones en regla.

Actualmente todos los barcos cuentan con espacios habilitados para mascotas, con jaulas o transportines ventilados y protegidos de las inclemencias meteorológicas. No es posible que viajen junto al pasaje pero los propietarios pueden visitarlos durante el trayecto, de acuerdo con la normativa de cada buque. Según el carácter de nuestro perro y si está acostumbrado o no a navegar, es importante que valoremos con el veterinario la posibilidad de administrarle algún tranquilizante suave para que realice el trayecto calmado. Por supuesto, nunca debemos administrarle fármacos sin prescripción.

 

Llegó el momento de zarpar

El día que tengamos que viajar, es conveniente dar al perro un largo paseo previo para que llegue al barco relajado y haga sus necesidades. No es buena idea que coma justo antes, porque es posible que se maree y vomite.

En el momento de embarcar, debemos llevarlo con correa y bozal, tener su cartilla a mano y dirigirnos al personal de la compañía, que nos ayudará a ubicar al animal en el lugar establecido para ellos. Podemos dejarle un recipiente con agua, su mantita o algún juguete que lo tranquilice. Un buen consejo es llevar toallitas húmedas por si hiciera sus necesidades en la jaula, vomitara o vertiera el agua, es probable que no ocurra ¡pero mejor estar preparados! Ya solo queda informarse del horario de visitas ¡y disfrutar de la travesía!

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