«Baleària ha sabido leer, gracias a la intuición de Adolfo Utor, los grandes cambios en el transporte marítimo. El presidente de Baleària se anticipa en muchas decisiones, sabe que arriesga, pero mide el riesgo. En cada decisión hay una filosofía de empresa, fruto de la experiencia del conocimiento del sector y del mercado», afirma el periodista menorquín Josep Pons Fraga, un personaje hiperactivo y referente absoluto de la información en Menorca en las últimas cuatro décadas.
La relación Baleària-Menorca pasa, a juicio de Pons Fraga, indiscutiblemente por Ciutadella. Así, afirma que la naviera ha sabido impulsar un nuevo modelo de negocio en la navegación marítima en España que ha aplicado en el transporte de pasajeros, vehículos y carga rodada. «En el caso de Menorca —incide— su gran apuesta ha sido el puerto de Ciutadella, y concretamente el trayecto que enlaza Barcelona con Alcúdia y el puerto menorquín. Adolfo Utor siempre ha defendido que, en el tráfico marítimo, es preciso trabajar con las distancias más cortas».
Memoria viva de los últimos 40 años en Menorca, Pons Fraga recuerda de Utor que fue el gran valedor de la construcción del puerto exterior, junto con la entonces presidenta del Consell de Menorca, Joana Barceló, y el ingeniero naval Joaquim Coello, que fue presidente del Port de Barcelona, muy vinculado a Menorca. «Adolfo y Joana —rememora— convencieron a quien era presidente del Govern, Jaume Matas, después de la gran rissaga del 15 de junio de 2006, con grandes daños en las embarcaciones amarradas en el puerto urbano de Ciutadella, que era imprescindible construir un puerto exterior en la bahía para garantizar el tráfico marítimo, evitar accidentes y mantener la conectividad».
En todo caso, afirma Pons Fraga, a Menorca no le basta con los aviones, porque hay un conjunto de bienes, mercancías y todos los vehículos que entran en la isla que necesitan barcos. «Baleària ha sabido resistir y ha crecido porque ha dado respuesta a la demanda durante todo el año, incluso en los meses de menor actividad, cuando desaparecen otras navieras que vienen con sentido oportunista».
Según el consejero de Editorial Menorca, «Utor aplica el criterio de ‘quien resiste, gana’, pero lo hace con nuevos modelos, que implican la ruptura de compartimentos estancos en la compañía mediante la formación de equipos multidisciplinares que sepan gestionar con acierto el big data». Opina que el reto de trabajar en un entorno digital y con las nuevas tecnologías «forma parte del ‘alma, corazón y vida’ de Baleària, junto con la reducción de los gases contaminantes en la actual etapa de transición energética, y un eficiente modelo de responsabilidad social corporativa».
Josep Pons Fraga también subraya que Baleària es una empresa atípica. «Adolfo Utor —afirma— supo captar y sumar recursos, capitalizar la nueva empresa y formar una sociedad anónima laboral. Baleària nace como un acto de supervivencia, con una persona que ejerce el liderazgo con los capitanes, a los que conoce y trata con una relación directa y cordial, también exigente; el personal de oficinas y el conjunto de directivos con los que forma un eficaz equipo de trabajo».
El valor de la plantilla
Por ello, reflexiona el editor del diario Menorca, el gran valor añadido de Baleària es, precisamente «el conjunto de profesionales que ha sabido trabajar en equipo, resolviendo toda clase de dificultades, y aportando un nuevo concepto del transporte marítimo en España; los recursos humanos son el gran capital de Baleària». A ello, añade, «se suma a la audacia de su capitán, Adolfo Utor, capaz de alcanzar acuerdos insospechados como el que supo tejer y cerrar con Abel Matutes, antaño competidor y después socio y aliado y empresarial».
Sobre los nombres de los barcos de Baleària, alejados de los tópicos-típicos, Pons Fraga también tiene opinión propia: «Cuando Baleària da a sus nuevos barcos los nombres de mujeres como Hypatia de Alejandría, Marie Curie y Eleanor Roosevelt, que fueron pioneras y activistas de los derechos civiles, está haciendo una declaración de principios». Recuerda el periodista los nombres de los barcos de Isnasa-Flebasa, alguno de los cuales pasaron a ser operados por Baleària: «Fue cosa de Victoriano Sayalero, republicano y de izquierdas, que nos sorprendía al dar el nombre de Miguel Hernández y Manuel Azaña a los barcos de su flota, pero que causaba gran satisfacción al entonces todopoderoso vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra».
En todo caso, el decano de los periodistas menorquines insiste en recordar un acontecimiento que, asegura, refleja el talante de Utor: «Era aún con Flebasa que desplazaron al antiguo puerto de Ciutadella un buque para hacer pruebas de maniobra; personalmente, siempre me quedaré con la imagen de aquella arriesgadísima y complicada maniobra de viro y reviro en el interior del antiguo puerto de Ciutadella; las dimensiones del puerto encajonaban y apenas permitían el movimiento del barco. ‘Lo hemos superado’, afirmó Adolfo al concluir, y añadió: ‘Ahora vamos a afrontar otras pruebas más complicadas’. Este espíritu, quizá moldeado por el paso del tiempo y la importancia que ahora tiene Baleària se mantiene», sentencia Pons Fraga.