El tiempo en el mar


Con la llegada del verano y las vacaciones, aumenta el interés por los pronósticos meteorológicos, no solo respecto al tiempo que hará en el lugar de descanso, sino también durante el desplazamiento hasta el destino.

El progreso de la meteorología ha experimentado un continuado e intenso desarrollo desde que a mediados del siglo XIX esta ciencia se ordenó alrededor de los servicios meteorológicos nacionales y de la OMM Organización Meteorológica Mundial. Esta organización, acompañada de una red mundial de comunicaciones y de la llegada de los ordenadores, ha acabado desembocando en pronósticos cada vez más acertados.

Así, mientras que en 1950 las previsiones del tiempo no iban más allá del horizonte de las 36 horas, actualmente ya se trabaja con pronósticos a 15 días vista. Los medios de transporte han podido aumentar la seguridad y comodidad del pasaje gracias a los pronósticos meteorológicos. En la navegación marítima, la irrupción de la tecnología también ha sido espectacular. En las travesías entre la Península y Baleares o el Estrecho, los capitanes de navíos reciben las distintas actualizaciones de los mapas de viento previsto y de altura del oleaje en todo momento, predicciones que han evolucionado de forma notable a lo largo de los años, en muchos casos coincidiendo con los conflictos bélicos que se han ido sucediendo.

En este sentido, la II Guerra Mundial no fue una excepción y trajo unos primeros intentos para conocer el oleaje previsto durante los desembarcos aliados a través de funciones aleatorias y matemáticas. A partir de las década de los años 80 se trabaja con modelos más complejos llamados neuronales y que predicen con mayor fiabilidad las olas previstas, su periodo (distancia entre olas) y la mar de fondo (oleaje generado a distancia y que llega hasta una zona). Estos mapas han mejorado de forma vertiginosa en los últimos 15 años hasta convertirse en indispensables para velar por la seguridad y comodidad del pasaje.

La tripulación de los buques siempre los consulta y, en función de ellos y de los datos recibidos desde otros barcos en ruta, se tomarán las decisiones oportunas eligiendo el rumbo más seguro y cómodo para el pasaje o, en casos excepcionales,  se optará por la cancelación de los buques menos cómodos con fuerte oleaje, como son los fast ferries. A pesar de los avances en las predicciones, la prudencia y la experiencia son fundamentales en el mar.

Hay diferentes denominaciones según la altura que alcancen las olas, desde la mar llana (menos de 0,1 metros) a la mar arbolada (de 6 a 9 metros), pasando por rizada, marejadilla, marejada, fuerte marejada, gruesa y muy gruesa. Normalmente no se superan los 9 metros. No hay que confundir estados del mar o altura de las olas con las llamadas rissagues. Este fenómeno relacionado con la altura del mar se conoce desde siempre y afecta especialmente al puerto de Ciutadella, en la isla de Menorca. Hay incógnitas sobre este fenómeno, pero en resumen se trata de unas elevaciones súbitas del nivel del mar siguiendo una cadencia más o menos regular. Hoy en día en sus previsiones, el Centro Meteorológico Territorial a les Illes Balears de Aemet, las tiene muy en cuenta.

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