Las playas y atardeceres que no te puedes perder en Formentera

En Formentera no existe la prisa. Y sus playas cristalinas, gracias a la acción depuradora de las praderas de posidonia, y sus atardeceres mágicos se encuentran entre los más deseados del mundo. Son vistas que te acompañarán siempre como el más preciado de los souvenirs

Si eres de los que le gusta peladear estás de enhorabuena, porque en esta isla sostenible ¡y plana! existen caminos diseñados para ir en bici desde una punta a otra, no más de 25 kilómetros la distancian, y que van de la costa hasta el interior en un recorrido de 28 senderos verdes que suman 130 kilómetros de auténtica aventura en modo slow

La mayoría de los caminos son transitables –perfectos para rodar y moverte a tu ritmo–, aunque el transporte que ha conquistado la forma de moverse por esta pequeña joya mediterránea son las scooters, convertidas en los últimos años en otro icono más de Formentera. Ponte un calzado cómodo, coge tus gafas y tus aletas, y prepárate para sentir que formas parte de este paisaje tanto por tierra como por mar

Playa Ser Illetes, una de las playas más bellas del mundo

Si existe una playa que nadie olvida cuando visita Formentera esa es Ses Illetes, catalogada en más de una ocasión con una de las playas más bellas del mundo. Es muy extensa, y pertenece a la península de Es Trocadors, al norte de la isla, una larga lengua de arena que en realidad forman cuatro playas, aunque Ses Illetes sea la más famosa de todas

Se encuentra dentro de un parque natural, el de Ses Salines, al que se puede acceder con vehículos a motor –en ese caso tendrás que abonar una entrada–, pero lo más recomendable es hacerlo en bici o a pie. Así la entrada es gratuita y te permites disfrutar del trayecto entre dunas y marismas. En la laguna de Estany Pudent de octubre a agosto incluso te tropezarás con centenares de flamencos

La gama de azules de las aguas se deben al efecto que causa la Posidonia oceánica, una planta endémica del Mediterráneo que habita en los fondos marinos de Formentera y de Ibiza –el organismo vivo más grande del mundo– y que está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco

En Baster, la tranquila cala de roca

Situada en el noroeste de la isla y con un espíritu más salvaje, Cala En Baster en la rocosa costa de Tramuntana, es totalmente diferente al resto de calas de la isla: la piedra se adentra en las aguas cristalinas y se encuentra rodeada de acantilados

En realidad, esta es una de las playas más usadas por los locales para recalar con sus embarcaciones. Verás en muchas de las calas, como en esta, que se mantienen las guías fabricadas con sabinas para arriar los botes. Y en la piedra, algunas cuevas han sido escarbadas y sirven de perfecto refugio del sol para pescadores y, también, para siestas improvisadas de los foráneos. Además, si te gusta el esnórquel, este es una de los mejores spots de Formentera para practicarlo

Para llegar a ella desde la localidad de San Ferran, hay que bajar por la calle Sant Jaume, justo a la salida de la localidad, y aparcar –si vas en vehículo– encima de un acantilado con vistas espectaculares. Después, bajas a pie por unas escaleras construidas en la piedra y ya estás en la cala. Por cierto, no olvides un calzado apropiado para esta playa rocosa

Es Cupinar, una playa que lo tiene todo (chiringuito de Bartolo incluido)

En la parte sur de Formentera, próxima a la playa de Es Migjorn, que todo el mundo conoce, encontrarás una de esas playas que lo tiene todo: arena blanca, aguas cristalinas, actividades náuticas, zonas naturistas… y además, el kiosko de Bartolo que es toda una institución en la isla, con su terraza sobre la arena, y sus ricas hamburguesas, es un lujo que ya por sí solo merece una visita

Pero otra de las ventajas que ofrece esta playa es poder asistir a la puesta del sol, viendo cómo se va escondiendo el sol detrás del Cap de Babaria. Para llegar a ella, has de tener en cuenta que es la última playa de la zona de Migjorn, justo antes de subir a La Mola

Es Caló de San Agustí, el pueblecito que hay que visitar

Por los varaderos de madera que aún usan los pescadores –y que sirven para resguardar las embarcaciones del agua salada del mar–, por el estilo de vida de los formentereses, que aún se conserva prácticamente intacto, por sus casitas blancas y sus tres pintorescas calas, Es Caló es ese pueblecito que hay que visitar

Se encuentra en dirección a La Mola y, además de ser el hábitat natural de un reconocido restaurante de cocina tradicional, Es Caló es el punto de partida de una ruta verde, la 25, que te llevará por el camino histórico hasta la La Mola y que va dejando a su paso algunas de las mejores panorámicas de la isla, como el Racó de Sa Pujada (un camino que recorre la costa desde el mirador de la subida de La Mola y Es calóy) y el Pou des Verro

Una puesta de sol imperdible: la del Faro Cap de Babaria

Dicen los amantes de la fotografía que no hay nada como ver la puesta de sol en el Faro Cap de Barbaria (el faro de la película Lucía y el sexo) y el amanecer desde el mar en el Faro de La Mola (el de la novela de Julio Verne)

El primero, el Cap de Barbaria, es perfecto para asistir a un ocaso de cine. Además, también la protagonista de la película, como casi todos los que lo visitan, accedía a la famosa Cova Foradada, un agujero en el suelo, a unos 50 metros del faro, que te conduce por una gruta hasta que sales a un balcón sobre el mar. La isla es como una especie de queso emmental, con grutas y galerías subterráneas

Desde ese balcón, la puesta de sol es la mejor de toda la isla. Pero no es necesario estar justamente allí para disfrutar de la pureza de este cielo. A veces, incluso, se puede apreciar la península ibérica en el horizonte, que está aproximadamente a unos 100 kilómetros