Jaume Fuster Cervilla, mallorquín y capitán de la Marina Mercante, se considera ante todo un hombre de la mar. Desde hace tres años está al mando del Jaume III, que opera en la línea Alcúdia-Ciutadella, lo que le permite estar cerca de los suyos y de su territorio.
De su trayectoria profesional en Baleària, iniciada en 2007 en el Ramon Llull, destaca la primera vez que tuvo el mando de un buque, el Jaume I, en la línea desde Fort Lauderdale (Florida) a Freeport (Gran Bahama); o la travesía de posicionamiento del Jaume II desde Algeciras a Florida. Y es que los Jaume tienen un indudable protagonismo en la vida profesional de Jaume Fuster.
Pero lo que más le sorprendió cuando se enroló en Baleària como oficial fue «la gran versatilidad para cambiar de destino, tanto los tripulantes de barco como los barcos de línea regular», todo ello, recuerda, con el buen trato que recibía de sus compañeros: «En los buques de pasaje, lo normal es que el trato que recibes sea el propio de una gran familia, algo especialmente evidente en Baleària».
«Siempre he estado ligado al mar de una u otra forma y pienso que es una manera de entender la vida diferente. Yo no concibo pasar un día sin ver el mar y cuando no lo puedo ver, por el motivo que sea, el día no se ha completado, es decir, siento que me falta algo», explica el capitán Fuster. Por ello, precisamente, recuerda lo duros que fueron para él los meses álgidos de la pandemia: «Esta enfermedad cambió el mundo, o, al menos, a las personas. Se pararon muchísimos barcos, sobre todo los rápidos, y las tripulaciones tuvimos que quedarnos en casa sin ver el mar; el regreso a la normalidad fue duro… menos mal que ya ha pasado».
Momentos clave
En contraposición a los malos recuerdos de la pandemia, Jaume Fuster rememora la construcción y entrada en servicio de los ferries Baleària+: «Ese momento, creo que fue clave en la historia de Baleària y también cuando se inauguró la línea del Caribe entre Florida-Bahamas, momento del cual yo formé parte; y asimismo el momentazo de la inauguración de la estación marítima de Dénia, digna de ver, por dentro y por fuera».
No duda el capitán Fuster en que el liderazgo de Baleària en su sector se debe primordialmente «al acierto en las decisiones importantes en momentos decisivos; por hacerlo con valentía, visión de futuro y asumiendo los riesgos que ello conlleva». Considera que los valores que él ha aportado a la compañía son «profesionalidad, responsabilidad y compromiso; en lo personal, afinidad con las personas que necesitan ayuda para solucionar cualquier tipo de problema». También ha aprendido, explica, «a afrontar la resolución de los problemas del día y a hacerlo con prudencia a la hora de tomar decisiones importantes».
Todo ello le ha llevado a vivir el crecimiento de Baleària lleno de orgullo: «Cada paso que ha dado Baleària ha ayudado a su crecimiento; es para sentirse orgulloso ver lo que es esta empresa hoy en día».