
Vicente Prats Roig, como ejecutivo bancario, ha tenido una visión de primera mano de la evolución de la capacidad financiera de Baleària.
Prats pasó de ser director de zona en Eivissa de la ya desaparecida Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) —heredera de la histórica Banca Matutes— a director de banca de empresas en la isla del Banc Sabadell, que se adjudicó la CAM tras su colapso.
Recuerda Vicente Prats que el inicio de sus tratos con Baleària fue consecuencia directa del acuerdo de fusión, que comenzó a fraguarse en 2003, por el que el grupo naviero Matutes se integró en Baleària. «Recuerdo que me llamó Abel Matutes pidiendo una operación de circulante para Baleària; en esos momentos Baleària no era cliente de la CAM. Tuvimos que pedir documentación para el alta de cliente y estudio del crédito; a los pocos días se formalizó y dio comienzo mi relación con Baleària».
De lo que no duda el ejecutivo bancario es de la bondad de la fusión por absorción que protagonizó Baleària integrando la división naviera del grupo Matutes. «Con la fusión se logró sumar fortalezas: capacidad y conocimiento de gestión de barcos de carga y pasaje por parte del grupo de Adolfo Utor —diríamos socio industrial— con un socio financiero que le daba en aquellos momentos solvencia y prestigio», rememora [la participación del grupo Matutes en Baleària fue del 42,5% y se mantuvo hasta 2021, cuando Adolfo Utor se hizo con el 100% del capital de la naviera].
Desde la perspectiva de avezado bancario, Vicente Prats considera a Baleària un cliente atípico en cuanto que su dirección financiera es estable. «En 20 años he tenido siempre los mismos interlocutores, algo inusual hoy en día», subraya. Junto a ello, destaca de la dirección de la naviera su credibilidad, labrada a base de «tener temple y siempre dar la cara ante las distintas crisis vividas, frente a la competencia y las eventualidades. Y, por supuesto, el acierto mutuo de la unión de Baleària con grupo Matutes; un buen ejemplo de buen hacer socio industrial - socio financiero».
En cualquier caso, Prats se enorgullece de haber vivido de primera mano más de 20 años de relación con Baleària: «Casi desde verla nacer hasta convertirse en la principal naviera de España. He tenido la suerte de ser su gestor dentro de mi entidad, aprendiendo de barcos, de tonelaje, de estructurar operaciones… y, especialmente, de la tenacidad de sus directivos».
De lo que no duda este veterano de las finanzas es del momento álgido de Baleària, cuando llegó la crisis financiera de 2008 y la naviera tenía en construcción cuatro barcos. «Con la construcción iniciada y con la financiación sin acabar de concretar, los mercados de liquidez se cerraron. La disyuntiva era parar o terminarlos», recuerda Prats, al que se le quedaron grabadas las palabras de Adolfo Utor: «Si paramos, tendremos un montón de hierro oxidándose; si los terminamos, los vamos a operar y ganaremos todos». Con aquellas palabras y su implícita decisión, Utor «convenció a las dos entidades que cofinanciaban los cuatro buques; fue el despegue definitivo de Baleària», asevera antes de apostillar: «Baleària ha pagado puntualmente».
Y es que Vicente Prats considera que la crisis financiera de 2008 fue un momento crucial para Baleària, en el que contó con el apoyo bancario. «Fueron años muy duros por la falta de liquidez; años de los que Baleària salió vacunada y con los cuatro barcos más modernos y eficientes que navegaban por el Mediterráneo». Como profesional de la banca, Prats afirma: «Creímos en la gestión del equipo directivo de Baleària y afrontamos la terminación de los cuatro barcos». Desde la perspectiva de los años transcurridos, no lo duda: «Fue un acierto».