Hoteles de la isla de Formentera donde te querrás quedar a vivir

Cuando los hippies llegaron a Formentera en los años 60 –su principal comunidad se formó en Es Molí, en La Mola– nunca hubieran sospechado que el devenir de los tiempos y de las tendencias llevaría a la isla a otra dimensión igualmente auténtica, pero mucho más chic, aunque siempre bebiendo de estas raíces hippies de un modo u otro

Hoy en día, en la isla de moda, pero también la isla de la sostenibilidad, los hoteles han sabido combinar, cada uno con diferentes fórmulas, esta filosofía alternativa con los servicios más exclusivos, los diseños contemporáneos, las piscinas infinity y los espacios para la meditación. Sigue siendo un must recorrer la isla en bici o, mucho mejor en scooter, pero a la hora de descansar una cama cinco estrellas es lo que se busca

Hotel Five Flowers Hotel & Spa, estilo hippy-retro para entender el lujo

A solo 150 metros de la playa de Es Pujols y prácticamente en el centro de Formentera, el Five Flowers Hotel & Spa es uno de los últimos recién llegados, con su sorprendente estética hippie setentera que apela al universo ‘flower power’ para conquistar corazones, y vaya si lo ha conseguido

La decoración y el interiorismo, de colores vibrantes y mobiliario de diseño, en sus 79 habitaciones y suites con vistas al mar. es pura diversión, y desde su Sky Bar, las vistas las vistas de 360º alcanzan hasta la isla de Ibiza. Cuenta con un spa igualmente rompedor, con rituales únicos en la isla, y presume del restaurante del que todos hablan, el Kokoy by Hideki Matsuhisa, son sus platos fuertes

Gecko Hotel & Beach Club, glamour al estilo balear

En contraste al anterior, el Gecko Hotel & Beach Club, en primera línea de playa de Migiorn, ha hecho del estilo más clásico y relajado su aliado. En sus 30 habitaciones se revive todo el glamour de la jet set de los años 50, con una decoración basada en líneas puras y en colores neutros, para rescatar la esencia mediterránea, refrescada hace unos años por el diseñador Antonio Obrador

A su cocina tampoco le falta mediterraneidad, con unos arroces, mariscos y pastas que, a pie de mar, saben el doble de bien. Después un paseo hasta una cala escondida al final de la playa de Migjorn para ver un maravilloso atardecer y, a la mañana siguiente, una clase de yoga en su pisicina. Por cierto, las sesiones de Balearic-house de su Beach Club se han hecho virales

Can Aisha, cuando lo cool es un apartamento en Formentera

Hay lugares que te roban el corazón y eso es lo que te sucederá cuando conozcas Can Aisha. Te darán unas ganas irrefrenables de hacerte fotos por todos los rincones, porque estos cinco modernos apartamentos, alrededor de una piscina, parecen sacados de una serie de los noventa, sin perder ni un ápice de la esencia de la isla

Los pueblos más próximos son Es Pujols y Sant Ferran (a menos de un kilómetro), que además ofrecen una animada vida nocturna, por lo que la combinación es simplemente maravillosa. Vegetación, desayuno de diez y terraza privada en los apartamentos redondean la experiencia en este pequeño paraíso

Hotel Casbah Formentera, un equilibrio perfecto

De espíritu rural y sostenible, este hotel escondido al que llegas no con poca dificultad por caminos rurales es la mejor recompensa si buscas desconectar en medio de un bosque de pinos, aunque estarás a solo 250 metros de la playa de Migjorn y a tres de San Francisco Javier, el pueblo más cercano

En medio de este paisaje, en Casbah Formentera los elementos naturales más primordiales de la isla hacen su aparición: aroma a pino intenso, sonido de las cigarras… Una especie de oasis donde la cocina, en un jardín de ensueño, es otra de las sorpresas: Martina Alonso armoniza la esencia del producto local y mediterráneo con guiños a su Galicia natal. Sus desayunos de pan casero y pasteles están hechos con todo el cariño y su restaurante en el jardín también abre para clientes no alojados. Un consejo: pide de postre el volcán de avellanas, que no te arrepentirás

Cala Saona, un hotel clásico que evoluciona

Será de los pocos hoteles que superen unas dimensiones que en la isla no son lo frecuente. Pero Cala Saona está en la misma playa –y esto ya es un plus extraordinario que si vienes con niños lo será aún más–. Solo por eso, el hotel se convierte en un espacio realmente conectado al mar, cuya carta de presentación es que ha sabido mantenerse elegante con los años desde su apertura hace ya más de seis décadas. Y a pesar de esto, no ha perdido el encanto y la luz que le dan esos enormes ventanales y esos tonos tierra y blancos en los textiles. Desde las habitaciones puede verse el mar, e incluso Ibiza y Es Vedrà