Consejos para un road trip salvaje por las mejores playas y calas de Mallorca

500 kilómetros de costa dan para mucho. Pero ¡qué costa! Alrededor de unas 300 playas y calas te esperan en Mallorca, la Isla Mayor de las Baleares: desde playas solitarias, a arenales infinitos o bahía rocosas y escarpadas. En general, las playas del norte son más escarpadas y rocosas –menos accesibles–, algunas casi inhabitadas, y las playas del sur son de arena blanca y aguas cristalinas. Aunque cada una de estas calas y playas tiene su propia personalidad

De manera que si quieres aprovechar al máximo la isla y dejarte sorprender por rutas que van directas al paraíso, algunas a través de carreteras serpenteantes que son todo un mini road trip por la isla, lo mejor es alquilar un coche. De norte a sur y de este a oeste, Mallorca es infinita

Playa Formentor, una bahía mítica que forma parte de la historia de Mallorca

Al norte, en la bahía de Pollença, en el lado sur de la península de Formentor, Cala Formentor es una de las playas más deseadas y uno de los puntos turísticos más conocidos y emblemáticos de la isla, donde se encuentra uno de esos hoteles centenarios que han formado parte de la historia de Mallorca, el hotel Formentor, frente a la isla de Formentor. Debido a su entorno natural de pinares y encinas sobre suaves lomas que caen al mar, la bahía de Formentor está compuesta por 1.200 hectáreas de bosque mediterráneo declarado Patrimonio de la Humanidad

Encontrarás siempre sombra entre los pinos que casi rozan el mar, y un chiringuito con terraza donde refrescarte y tomar algo ligero. Además, como el agua cristalina de su playa no cubre, es perfecta para ir con niños y relajarte. Si te animas y te ves con ganas de realizar una ruta impagable de vistas únicas, puedes acercarte hasta el mirador de Es Colomer o ver la magnífica puesta de sol que hay desde el Faro de Formentor –la ruta hasta llegar a él merece la pena

Caló del Moro, el secreto mejor guardado de la isla

Del norte al sur para aventurarnos a disfrutar de una cala que es uno de los mejores secretos guardados de Mallorca, Caló del Moro. Su relativa dificultad de acceso –en esta ocasión mejor sin niños– ha permitido que esta playa virgen se conserve en buen estado. Se encuentra a seis kilómetros del pueblo de Santanyí y tiene solo 40 metros de largo bañados por unas aguas turquesas que te harán pensar que el esfuerzo ha merecido la pena

Para llegar hay que seguir las señales que te llevarán por un camino de tierra desde la carretera principal hacia Caló des Moro. Hay que dejar el vehículo en el aparcamiento y seguir a pie por un camino que discurre hacia abajo por los acantilados. Para los menos aventureros, las playas próximas de la Colonia de Sant Jordi, como Es Trenc, son igualmente bellísimas, de arena blanca y fina y nunca defraudan

Cala Sa Calobra, la ruta de “la culebra” por la Tramontana hasta el mar

Volvemos al noroeste de la isla porque, aunque es difícil elegir las mejores playas de un paraíso costero como Mallorca, este paisaje pintoresco es otra de las postales clásicas de la cara más salvaje de la isla y la carretera que accede hasta él, “la culebra”, es digna de aparecer en esta lista

El destino al que nos dirigimos está formado por dos calas en realidad, ubicadas entre acantilados espectaculares y divididas por el Torrent de Pareis, la garganta de un río. Una de ellas es Cala Sa Calobra, que no tiene más de 30 metros, con aparcamiento y algunos chiringuitos cerca, y la más deseada, Torrent de Pareis, tres veces mayor y a la que se llega a través de un camino de un kilómetro y un túnel estrecho. Y ¡voilá! Aquí está la joya

No olvides disfrutar del recorrido que es tan o más espectacular que la propia playa y tampoco te dejes atrás un calzado adecuado para caminar. La zona se encuentra bajo la sombra del Puig Major (1.445 msnm), que es la cima más alta de todas las Baleares, y a unos 14 kilómetros de Sóller por carretera. Si no tienes coche, también podrás acceder hasta Sa Calobra en ferry: salen varias veces al día desde el puerto de Sóller en los meses de verano. Pero si no te quieres perder el recorrido, que concentra parte de la esencia y el alma de esta isla, te recomendamos que vengas en coche. Eso sí, la carretera es un zigzag pronunciado no apta para los que tengan tendencia a marearse

La mejor puesta de sol, desde Son Marroig y el camino de Na Foradada

Entre Cala Deià y Caló de s’Estaca, mirando a un acantilado, se encuentra el mirador de Son Marroig, un templete de mármol de carrara con vistas, una de las clásicas excursiones de la isla, y desde donde podremos observar una puesta de sol única –mejor en pareja, no obstante los niños son también bienvenidos

El camino desde el mirador hacia Sa Foradada –la piedra agujereada se cree por un cañón durante una batalla en el siglo XVI entre corsarios norteafricanos y cristianos, un agujero de 18 metros de diámetro– fue mandando construir por el Archiduque Luis Salvador, un noble de espíritu hippie, un nómada, que se refugió en la Tramontana, de la que se enamoró, y que se hizo con varias de sus propiedades, entre ellas Son Marroig, en 1877. De hecho, la ruta parte desde el palacio de Son Marroig. A este se llega por la carretera, entre la población de Valldemossa y Deià y el camino va descendiendo desde el mirador hasta la península de Sa Foradada, siempre con el espectacular agujero en la roca como telón de fondo

El pueblo que no hay que perderse: Fornalutx

Aunque hay pueblos bellísimos en la Tramontana, Fornalutx fue reconocido como el más atractivo por la Asociación de los Pueblos más bonitos de España. Sus rincones, sus edificaciones en piedra, sus calles estrechas y su arquitectura tradicional le han valido para que, durante años, haya sido una de las imágenes símbolo de la espectacularidad del turismo de interior en la isla de Mallorca

Desde esta localidad, además parten numerosas rutas de montaña, como el GR 221, un sendero de gran recorrido para senderistas y ciclistas a través de 137 kilómetros por piedra en seco (una técnica constructiva usada desde tiempos inmemoriales) de la Sierra de Tramontana para visitar vestigios históricos, conocer mitos, leyendas y tradiciones, arquitectura, gastronomía y la artesanía locales