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Barcelona, libro en mano


Los que nacieron en ella y los que pasaban por allí han hecho de Barcelona una ciudad literaria y los testigos sobreviven. Sus calles son sus páginas. Y las librerías y los libros abiertos en metros y buses, la prueba de que allí, además de escribirse, también se lee.   Día 1:  10:00   Paseo por el Eixample."Soy del Ensanche de nuestra querida ciudad. De un barrio de segunda categoría, con iglesias que se hacen la competencia dominical. De un barrio de señoras peponas y de señores que poseen más juicio que oro”, decía la escritora Montserrat Roig. Empezamos la ruta en el barrio de la burguesía, el que ha hecho, con su trazado ortogonal, que Barcelona sea identificable a miles de metros de altura. En la esquina de Rosselló con Passeig de Gracia, en el extinto bar La Punyalada, Roig entrevistó a otra grande de las letras, Mercè Rodoreda. Este bar había dado cita a intelectuales antes de la Guerra Civil. Parémonos en el Palau Robert e imaginemos ese 23 de enero de 1939 cuando de su jardín salió el bibliobús que llevaba al poeta Joan Oliver “Pere Quart” y a Rodoreda rumbo al exilio.    12:00   Hasta el centro de la ciudad. Seguimos el paseo hasta el barrio Gótico, que era Barcelona en la época medieval, cuando la literatura dio grandes joyas. Por aquí circularon los autores de las cuatro grandes crónicas (los reyes Jaume I y Pere el Cerimoniós, Ramon Muntaner y Bernat Desclot), el valenciano Joanot Martorell y el mallorquín Ramon Llull. Podemos recrear la vista en Santa Maria del Mar, que ya era inmortal antes del best-seller La Catedral del Mar. También quedan rastros del paso, ya en el XVII, de Miguel de Cervantes. Estuvo en la ciudad condal antes de salir para Nápoles. La llamó «flor de las bellas ciudades del mundo» y la incluyó en sus Novelas ejemplares y en El Quijote. En el Passeig Colón número 2 dicen que durmió el genio.   13:00   Biblioteca de Catalunya. En el espectacular edificio gótico del antiguo Hospital de la Santa Creu, se conservan los originales de las Homilies d’Organyà, uno de los textos más antiguos en catalán, de la crónica de Bernat Desclot y manuscritos de grandes autores del siglo XX.     [caption id="attachment_2806" align="alignnone" width="1024"] La basílica de Santa María del Mar, protagonista del best-seller de Ildefonso Falcones[/caption] 14:00   Comer entre libros. En la cafetería de la librería Altaïr, una de las mejores de libros de viajes del mundo, podemos hacer una parada para degustar platos de distintas gastronomías.   16:00    Las Ramblas. Lugar de paso obligado. En el Teatre Poliorama estuvo George Orwell disparando a estalinistas durante la Guerra Civil y en la Fonda Orient se alojó en 1862 Hans Christian Andersen. En el número 27, estuvo el primer Ateneu Barcelonès, y si nos desviamos hasta la taberna Els Quatre Gats podemos intentar recordar cómo era el local por antonomasia del Modernismo, en el que se daban cita Rusiñol, Casas y un joven prometedor llamado Pablo Picasso.    20:00    Coctelería Boadas. Antes de cenar podemos parar en la coctelería más antigua de la ciudad; fundada en 1933, allí han bebido casi todos los escritores y periodistas de Barcelona. Entre ellos: García Lorca y Josep Maria de Segarra. Dicen que hacen el daiquiri como le gustaba a Hemingway y hay una referencia al local en La carta esférica, del escritor-tuitero Arturo Pérez-Reverte. Si se quiere algo más digestivo, podemos tomar un té, una de las bebidas favoritas de Roberto Bolaño, en el Cèntric; el bar aparece en una de sus novelas.   21:00    Casa Leopoldo. Referentes como Vázquez Montalbán, Maruja Torres y Terenci y Anna Maria Moix nacieron en el Raval. Para ellos este restaurante era un templo. “Vengo de parte de Pepe Carvalho” decían asiduos como Eduardo Mendoza, Juan Marsé o Joan de Segarra al entrar al local, al que el detective acudía "en momentos de nostalgia del país de su infancia, cuando era un miserable pequeño príncipe de posguerra".    23:00   Bar Marsella. Cerramos el día donde dicen que Hemingway descubrió la Barcelona canalla. Aquí uno puede homenajear a la bohème absenta en mano. Un auténtico ritual en el bar más antiguo de la ciudad, con 200 años a la espalda.     [caption id="attachment_2804" align="alignnone" width="1024"] Fachada del hotel Oriente, cerca de las Ramblas[/caption] Día 2:  09:00   Mercat de Sant Antoni. Si es domingo, podemos empezar el día en este mercado, donde tantos consiguieron libros y cómics de segunda mano.   11:00   Barrio de Gràcia. De la Gràcia que retrató Mercè Rodoreda en La plaça del Diamant prácticamente sólo quedan balcones. En un ático en Gran de Gràcia con Montseny sobrevivió La Colometa. Del barrio obrero que fue, Gràcia se ha ido convirtiendo, a golpe de gentrificación, en codiciada zona juvenil y también cultural. Los trascendentes cines Verdi y Teatre Lliure, cosechando otras formas de literatura, fueron cambiando tras la dictadura el paisaje de estas calles, que se llenaron de librerías y de hipsters. Juan Marsé también inmortalizó el barrio, y los limítrofes Guinardo y Carmel. En éste último, cuya biblioteca lleva su nombre, todavía existe el bar Delicias, donde el Pijoaparte planeaba sus tardes con Teresa.   14:00    Salambó. Esta cafetería con nombre de obra de Flaubert es un buen lugar para comer. En ella uno encuentra a menudo escritores cinéfilos analizando la última de los Verdi.     
16:00    Sarrià. Enfilamos hacia este barrio y nos paramos en el 32 de la Avinguda del Tibidabo, donde Ruiz Zafón sitúa el final de La sombra del viento. Sarrià es el barrio del gran poeta J. V. Foix. En la casa donde nació se encuentra la pastelería que fundaron sus padres, una de las mejores de Barcelona. Una buena excusa para hacer una degustación.     [caption id="attachment_2808" align="aligncenter" width="1024"] En el mercadillo del Mercat de Sant Antoni, los domingos por la mañana se pueden encontrar todo tipo de libros[/caption] 20:00    Tusset. Hubo una época en la que esta calle vivió una auténtica eclosión cultural. La protagonizaron progres acomodados que empezaban a destacar, la gauche divine. Entre ellos, escritores y editores como Castellet, Gil de Biedma, Barral, Anna Maria Moix, Marsé y Tusquets. En la sede de la agencia de Carmen Balcells, en Diagonal 580, se celebró la fiesta de despedida de Vargas Llosa y García Márquez, que acabó en un mítico puñetazo.    21:00   Il Giardinetto. Hay una foto tomada en este elegante restaurante que muestra a Vila-Matas, Martínez de Pisón, Cercas y Edwards. Aquí se presentó Los detectives salvajes. Si se prefiere algo más ligero a un buen plato de pasta, delante está Flash Flash, la tortillería diseñada por Leopoldo Pomés y Alfonso Milà, uno de los pocos vestigios que quedan de la gauche divine. J. Torné | Periodista
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Talento femenino que marca el rumbo
Historias del mar

Talento femenino que marca el rumbo

  Durante años el mar ha sido territorio de hombres, y ahora cada vez son más las mujeres que desarrollan su carrera profesional en puestos de marinería y de puente en los barcos.   Ya es una realidad, las mujeres están tomando el mando de los buques. Y eso se nota al embarcar en cualquiera de los barcos de Baleària, en los que cada vez es más común ver a mujeres con uniforme dirigiendo la operativa de embarque o con mono de trabajo, herramienta en mano, listas para desempeñar su trabajo a bordo. Las carambolas del destino y de la distribución de las tripulaciones han hecho que el ferry Abel Matutes hay contado con un puente de mando y una sala de máquinas representados mayoritariamente por mujeres.   Pero los inicios de las mujeres en los puestos de Puente y Máquinas (también llamado 'Deck and Engine') no fueron fáciles. «No era usual ver mujeres en el barco. Durante mucho tiempo fui la única», nos cuenta Marga Rodríguez, jefa de máquinas y una de las pioneras en su profesión en nuestro país allá por los inicios de los 90.     Marga Rodríguez, jefa de máquinas: «Me encanta que todas las máquinas vayan al conjunto, que vayan bien y ser parte de ello» Gracias a mujeres como Marga, que han ido marcando el rumbo, las nuevas generaciones lo han tenido más fácil y muchas de ellas encuentran referentes dentro de su círculo familiar. «Mi tío es jefe de máquinas de Baleària y fue él el que me llevó a un barco. Desde que pisé el puente por primera vez supe que quería ser capitana», afirma Laura Román, capitana del ferry Abel  Matutes. Son mujeres decididas, valientes y con ganas de ir cumpliendo metas pero que, además, disfrutan con los desafíos que les presenta su día a día a bordo. «Lo que más me gusta de mi trabajo son las operativas rápidas porque suponen un gran reto en el que hay que estar muy atenta para que todo salga bien», explica Maria José Martínez, la 2ª oficial.     María José Martínez, 2ª oficial «Mi reto es seguir navegando y llegar a ser 1º oficial» Y todas estas mujeres si tienen algo en común, a parte de su pasión por el mar, es la de amar su profesión. «La mayor parte de la vida la pasa uno en el trabajo y aquí me pasa el tiempo volando porque disfruto con lo que hago», asegura Laura Abad, marinera de máquinas. Además todas coinciden en destacar la gran familia que se forma a bordo con toda la tripulación, lo que hace más llevadero sus días embarcadas. Estas cuatro mujeres representan el cambio que está viviendo el sector marítimo y en el que Baleària quiere contribuir. Con determinación, pasión y compromiso, han roto barreras y navegan con firmeza hacia un futuro donde el talento no entiende de género.     Laura Abad, marinera de máquinas: «Incluso cuando estoy desembarcada, aprovecho para salir a navegar porque el mar es mi pasión»


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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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