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Ceuta, a través de la cámara

Por Antonio Martín | Periodista


Por su luminosidad y belleza, los colores del cielo y su rico patrimonio cultural, Ceuta es una ciudad ideal para los amantes o aficionados a la fotografía. Allá donde miremos encontraremos un motivo para enfocar y captar imágenes con las que recordar su viaje. Aunque las posibilidades son múltiples, iniciamos esta ruta fotográfica en uno de los dos miradores de la ciudad autónoma, el de Isabel II. Situado en el monte García Aldave, desde este mirador podrán divisar toda la ciudad, el estrecho de Gibraltar e incluso parte de la costa marroquí. Un lugar idóneo para tomar imágenes también por la noche, ya que se aprecia la ciudad iluminada. Apenas a dos kilómetros  se encuentra la barriada de Benzú. Es el escenario perfecto para disfrutar de atardeceres de ensueño. En ocasiones, el cielo se enciende con tonos rojizos dejándonos una paleta de colores que le permitirá captar auténticas postales. Pero la puesta del sol no es el único motivo por el que recomendamos visitar Benzú acompañado de su cámara fotográfica. Desde esta barriada, limítrofe con Marruecos, se puede contemplar la montaña Yebel Musa, también conocida como la Mujer Muerta. Se trata de una cima que de forma natural representa la silueta de una mujer acostada. [caption id="attachment_2857" align="aligncenter" width="1024"] ruta fotográfica ceuta Mirador Isabel II de Ceuta.[/caption]   Ya en una zona mucho más céntrica podremos visitar el Conjunto Monumental de las Murallas Reales. Por su belleza e historia es uno de los lugares más emblemáticos de Ceuta, ya que la parte más antigua fue construida en el año 962 y la más moderna data del siglo XVIII. Justo al lado se encuentra un foso que comunica las bahías norte y sur. Podremos fotografiar el baluarte de la Bandera, cuya parte inferior se sumerge en el mar e incluso, con un poco de paciencia, podrá captar algunas de las pequeñas embarcaciones que a diario navegan por el foso. Aunque la distancia apenas llega a los doscientos metros, en el recorrido desde las Murallas Reales hasta el centro de la ciudad por el denominado Paseo de las Palmeras, miremos hacia donde miremos, encontraremos algún motivo para enfocar con la cámara. Desde las diferentes esculturas (Homero, Platón o Aristóteles), pasando por las vistas del puerto deportivo o la bocana de entrada al puerto, hasta bellos edificios como el antiguo Hotel Atlante. Todo ello es susceptible de ser fotografiado. Tras disfrutar de este paseo llegaremos al Puente de la Constitución, donde se encuentra la escultura de Hércules. Una estatua de más de ocho metros de altura y que supone una gran atracción para los turistas (e incluso ceutíes) que no dudan en fotografiarse ante la gigantesca obra del artista local Ginés Serrán-Pagán. A escasos diez metros está ubicada la escultura de Calipso, considerada la estatua mitológica femenina más alta del mundo. [gallery type="rectangular" ids="2859,2858,2860,2861,2862,2863"]   En cuanto a inmuebles históricos o llamativos por su diseño arquitectónico, atraen la mirada los edificios Trujillo, Delgado o la Casa de los Dragones, denominada así por las esculturas que luce en su cubierta. Y todo ello en pleno centro de la ciudad. El Parque Marítimo del Mediterráneo, el mirador de San Antonio, la fortaleza del Hacho, la puerta Califal, los fortines medievales o los templos religiosos de las cuatro culturas (musulmana, cristiana, hindú y hebrea) que conviven en Ceuta, el mar o simplemente mirar hacia el cielo con sus tonalidades al amanecer o atardecer son algunas de las razones por las que si decidimos viajar a Ceuta debemos incluir en nuestro equipaje una cámara fotográfica. Antonio Martín | Periodista
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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

  Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan.   Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que «la experiencia fue doblemente emocionante», comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera.     Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día.     Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento     Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo. Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés.     Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez)     Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). «El record anual. No solo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum», afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat.     Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez)   Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de «muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida». Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral.     Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies


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