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5 excursiones con niños por el Camí de Cavalls


El Camí de Cavalls es un sendero de gran recorrido (GR) que da la vuelta a la isla de Menorca. En total tiene 185 km y está dividido en 20 etapas totalmente señalizadas. Esto hace que se puedan hacer pequeños tramos ideales para realizar paseos y excursiones con los más pequeños de la familia. Aquí tenéis 5 propuestas:
  1. Playa de Sant Tomàs – playa de Binigaus
[caption id="attachment_603" align="alignnone" width="700"] El Camí de Cavalls de camino hacia la playa de Binigaus (autor: Lluc Julià) El Camí de Cavalls de camino hacia la playa de Binigaus (autor: Lluc Julià)[/caption] Las playas de Sant Tomàs y Binicodrell forman un conjunto que dan mucho juego para ir en familia gracias al paseo que encontraréis entre la playa y la zona urbanizada. Este paseo litoral de poco más de 1 km forma parte del Camí de Cavalls , es plano y está acondicionado y restringido a los coches. Todo un lujo para pasear en familia, a la sombra de los pinos y con un parque infantil a medio camino. Si, en cambio, preferís disfrutar de una playa virgen y sin servicios turísticos, tenéis la playa de Binigaus a pocos minutos del aparcamiento de la playa de Binicodrell. El camino se toma desde el restaurante Es Bruc, a mano derecha. Caminando junto al mar unos 15 minutos llegaréis a la playa de Binigaus, una playa de aguas transparentes y poco profundas, cosa que agradeceréis mucho si tenéis niños pequeños que no saben nadar.
  1. Albufera des Grau
[caption id="attachment_604" align="alignnone" width="700"] Las pasarelas de madera nos permiten disfrutar cómodamente de la naturaleza (autor: Lluc Julià) Las pasarelas de madera nos permiten disfrutar cómodamente de la naturaleza (autor: Lluc Julià)[/caption] Un buen plan para descubrir Menorca con niños es visitar el parque natural de S’Albufera des Grau. Uno de los itinerarios señalizados del parque natural forma parte, a su vez, del recorrido del Camí de Cavalls. Es una ruta circular llamada itinerario de Sa Gola y recorre la zona de la desembocadura de la albufera y el sistema dunar de la  playa de Es   Grau. Comienza justo antes de llegar al parking de la playa y siguiendo el camino atravesaréis un pequeño puente que salva la desembocadura. Unas pasarelas de madera os conducirán a una pequeña colina, donde se encuentra el mirador de la punta de   Sa Gola. Des de este punto disfrutaréis de una espectacular panorámica de la albufera y su entorno. Siguiendo a través de un sombrío pinar se llega a la  playa de Es Grau, una playa ideal para los niños gracias a su poco profundidad y oleaje nulo, la cual deberéis recorrer para volver al punto de partida. Este es un paseo que podemos hacer en menos de una hora, sin desniveles, que se puede hacer con niños de cualquier edad, salvo la breve subida al mirador, donde los más pequeños quizá necesitarán ayuda para llegar arriba. Siempre podemos pasar de largo y continuar hacia la playa.
  1. Cap de Favàritx – cala Presili
[caption id="attachment_605" align="alignnone" width="680"] Llegando a cala Presili (autor: Lluc Julià) Llegando a cala Presili (autor: Lluc Julià)[/caption] Esta excursión también transcurre dentro de los límites del parque natural de S’Albufera des Grau y recorre la parte final de la segunda etapa del Camí de Cavalls. Justo antes de llegar al carismático faro de Favàritx, a mano derecha, encontraréis el final de la etapa 2 del sendero señalizado. Caminando durante unos 20 minutos, veréis un desvío indicado a mano izquierda que, en poco más de 10 minutos, desciende hasta cala Presili. El camino es plano, pero sin sombra y muy rocoso e irregular, por lo que se recomienda ir bien calzados.
  1. Barranco de cala en Porter
[caption id="attachment_606" align="alignnone" width="699"] Cala en Porter, con un parque infantil a pie de playa, es el punto de partida para adentrarnos al barranco del mismo nombre (autor: Lluc Julià) Cala en Porter, con un parque infantil a pie de playa, es el punto de partida para adentrarnos al barranco del mismo nombre (autor: Lluc Julià)[/caption] Cala en Porter es el inicio y final de dos etapas del  Camí de Cavalls. Al fondo del parking de la playa encontraréis los carteles indicadores que se adentran hacia el barranco de  cala en Porter, en dirección a la playa de  Son Bou, siguiendo la etapa 16 del Camí de Cavalls. Durante esta excursión se recorre el tramo final del barranco, donde descubriréis unas de las tierras más fértiles de la isla convertidas en vergeles, donde se cultivan cantidad de árboles frutales. El trayecto no es del todo plano y salva un buen desnivel a medio camino. Esto, sin embargo, no os debe desanimar ya que hace la excursión muy entretenida y os permitirá ver el barranco desde una pequeña altura con muy buenas perspectivas. Eso sí, tendréis que ir bien calzados.
  1. Cala Galdana - Cala Mitjana
[caption id="attachment_607" align="alignnone" width="700"] Las aguas de cala Mitjana invitan a la contemplación y al baño (autor: Lluc Julià) Las aguas de cala Mitjana invitan a la contemplación y al baño (autor: Lluc Julià)[/caption] Cala Galdana es una de les playas más turísticas de Menorca y, probablemente, fue la más bella de la isla, antes de su desafortunada urbanización. Esta playa es el principio y el fin de dos de las mejores etapas de la costa sur del Camí de Cavalls. La excursión comienza cerca del mirador de Sa Punta, en la parte alta de la urbanización de cala Galdana, en su extremo de levante. En aproximadamente 1 hora, el sendero nos lleva a cala Mitjaneta y justo después a cala Mitjana, una de las calas vírgenes más apreciadas (y frecuentadas) del sur de Menorca, equipada con una buena área de pícnic en la sombra de su pinar. Lluc Julià | Descubrir Menorca  
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Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»
Historias del mar

Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»

  A Pedro Bailón (Premià de Mar, 1992) el mar siempre le ha llamado la atención y, aunque hubo un tiempo en que dudó entre el trabajo en un buque y el de tierra, la atmósfera de la vida a bordo le cautivó. Actualmente es jefe de máquinas del Ciudad de Mahón, en el que forma parte de un equipo con un engranaje muy sólido.     P. ¿Cómo es el día a día en la sala de máquinas de un buque? R. Cada día es una nueva aventura y un nuevo reto. Siempre tienes experiencias nuevas que te hacen aprender y ser mejor día tras día. La máquina de un barco es un lugar peculiar,  donde nacen y se forman familias muy fuertes. En cada momento tienes a unos cuantos valientes luchando contra los retos que surgen. Más que hablar del día a día, realmente es un constante trabajo en equipo. Cada jornada se rige por unos trabajos de mantenimiento organizados que hacen que el corazón del barco funcione como un reloj suizo. A partir de aquí se reparte el trabajo a cada uno de los integrantes, porque todo suma y un poco de todos es mucho para el área de Máquinas y para el barco. Impera el buen estar, el buen hacer y el compañerismo; se intenta ser lo más profesional posible y estar a la altura de cada situación. En la vida a bordo también es muy importante saber gestionarse el tiempo... especialmente para la gente de Máquinas es muy importante el descanso, porque nunca sabes qué puede pasar.   P. ¿Cuáles son las cualidades de un jefe de máquinas? R. Sobre todo es imprescindible saber mantener los nervios. Si el jefe de máquinas se pone nervioso... lo contagia a todo el equipo. También es fundamental hacer equipo.   P. ¿Qué te motivó a trabajar en el mar y especializarte en Máquinas? R. Tengo una relación estrecha con el mar desde bien pequeño, cuando veraneaba con mis padres en la costa de Tarragona. La motivación de dedicarme al mar surge sobre todo de su inmensidad y de sus ‘cambios de humor’, que siempre me han fascinado. En cuanto a decantarme por  Máquinas, viene de mi inquietud... siempre me ha gustado investigar y conocer cómo funciona cualquier detalle; y qué mejor sitio que una sala de máquinas para saber el cómo, el cuándo y el porqué de todo. Soy un apasionado de la reparación en general y, además, me encanta la  mecánica.     P. ¿Alguna anécdota curiosa o momento que recordar? R. A bordo cada día es una nueva aventura. Pero si tengo que quedarme con algún momento seguro que sería mi primera vez dentro de una sala de máquinas; nunca lo olvidaré. Los olores de combustibles, que acabamos normalizando, y, por supuesto, el ruido. Evidentemente de anécdotas tengo mil y una, pero como digo, Máquinas es una familia y me quedo con todos los momentos difíciles donde entre todos se ha sacado todo adelante.   P. ¿Qué haces cuando estás desembarcado? R. Al final cuando estás en casa intentas hacer todo lo que no te ha dado tiempo durante tu embarque. Me describiría como un todoterreno; tengo varias facetas, pero la que más me define es mi afición por la pesca, a la cual dedico mucho de mi tiempo libre. También me gusta leer y practico mucho deporte. Me encanta pasar tiempo con los míos e intentar dedicarles mis mejores momentos. Además, disfruto mucho yendo a ver a mi equipo preferido al campo, el RCD Espanyol, y sufriendo con éste. También me estoy aficionando a la cocina, pero aún me falta practicar. Y por supuesto salir en moto.     Con el mar cerca Su pasión por el mar y la mecánica hizo que estudiase en la Facultad de Náutica de Barcelona. Ha trabajado en diferentes sitios, tanto a pie de muelle como a bordo, pasando por remolcadores, empresas de mantenimiento y buques de crucero. Pedro es tanto ‘de mar’, que incluso su  tiempo libre lo dedica a otra de sus pasiones, la pesca.      


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Las mejores playas gaditanas
Guías de viajes

Las mejores playas gaditanas

  La costa de Cádiz se enorgullece de contar con algunas de las playas más impresionantes de Europa, paisajes naturales de arena fina y virgen que invitan tanto al relax como a la emoción de deslizarse sobre las olas en una tabla de surf.     Las calas de Roche   Las calas de Roche son como el último sorbo de una buena copa de vino. La costa de Cádiz posee muchos tesoros escondidos capaces de sorprender al visitante, aunque no todos son de fácil acceso. Las calas de Roche son una sucesión de hermosas y pequeñas calas rodeadas de naturaleza y acantilados al norte de Conil. Contemplar el atardecer desde cualquiera de ellas representa una de las experiencias más maravillosas que se puede disfrutar en todo el litoral andaluz.     Una serie de senderos, que parten desde el mismo Conil, bordeando la costa, conducen hasta estas playas en forma de medialuna, difíciles de divisar a simple vista desde la carretera que discurre elevada y paralela al mar. Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. Ideales para evadirse del mundo y del frenesí diario.        Dunas de Valdevaqueros   La playa de Valdevaqueros, la más bonita de Tarifa, es uno de los pocos lugares vírgenes que quedan en la Costa de la Luz, donde los valles de los ríos desembocan silenciosos en la playa y en la sierra litoral, ajenos al ajetreo de las olas mar adentro donde los amantes del windsurf y del esquí con cometa luchan por subirse a la gran ola. En primera línea de costa, en este edén natural de arena fina, 4 kilómetros de dunas móviles se desplazan al capricho de los vientos engullendo árboles, carreteras y amenazando con sepultar todo aquello que encuentren a su paso.     El médano de Valdevaqueros se formó como consecuencia de las acciones militares llevadas a cabo en la década de los cuarenta, en plena dictadura franquista, para acondicionar los terrenos que daban acceso a los cuarteles de la zona, y para cavar algunas trincheras que impidieran un posible desembarco aliado en la costa. La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. Esos días, la vía se vuelve totalmente intransitable y los vecinos quedan incomunicados hasta que las máquinas excavadoras retiran las ingentes cantidades de arena que, a veces, llegan a alcanzar los 30 metros de altura.         Caños de Meca: Faro de Trafalgar   Caños de Meca todavía se asocia a esa imagen de la década de los sesenta en la que ostentaba el título de ser el rincón más hippie de la costa gaditana, frecuentado por bohemios, artistas y, en ocasiones, incluso por algunos de los miembros de la llamada movida madrileña, en busca de esa anhelada libertad. La misma que todavía persiguen hoy en día los que se acercan a este municipio en busca del contacto directo con la naturaleza, el mar, una dieta saludable, atardeceres de película y, sobre todo, la posibilidad de bajar las revoluciones de la vida estresada de las grandes ciudades.      El viento persistente, las dunas doradas y un pasado bucanero envuelven el faro de Trafalgar en una atmósfera misteriosa. Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. La victoria, por cierto, cayó del lado inglés.     Desde el promontorio del faro, se puede bajar hasta la playa de Trafalgar, una enorme cala virgen de arena fina y dorada que se extiende a lo largo de 2 km desde el cabo hasta la playa de Zahora, al norte.       


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