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Cala Sant Esteve, la defensa de Maó
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Cala Sant Esteve, la defensa de Maó

Por Joan Carles Palos Nadal


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Geografía peculiar, singularidad y belleza. El puerto de Maó tiene una longitud de más de seis kilómetros, desde la bocana hasta su extremo más alejado en el interior, Sa Colàrsega.


En el centro del puerto, encontramos dos islotes de especial belleza. El primero es el conocido como Illa del Rei. Debe su nombre al hecho de haber sido la primera tierra menorquina que pisó el rey Alfonso III cuando conquistó la isla a los musulmanes en 1287. Posteriormente, durante la dominación inglesa, se construyó en 1711 un hospital naval. El segundo, es la Illa del Llatzaret, edificado en 1793 como hospital de aislamiento para personas con enfermedades contagiosas o sospechosas de tenerlas.


La ciudad de Maó y todas las infraestructuras que albergaba el puerto requerían de una cuidada protección, estratégicamente posicionada e infalible. Por un lado, la Fortaleza de la Mola, construida en tiempos de Isabel II, a mediados del siglo XIX. Por el otro, la Cala Sant Esteve, auténtico eje vertebrador de la defensa del puerto.

 

Cala Sant Esteve
 

Cala Sant Esteve

La Cala Sant Esteve se encuentra a cinco kilómetros y medio del centro de Maó, a la derecha de la bocana del puerto. Es un pequeño entrante de mar de 650 metros de largo y 50 de ancho, ocupado por dos construcciones de gran interés histórico, el Castillo de Sant Felip y Fort de Malborough, de los siglos XVI y XVIII respectivamente. En el exterior de la cala, sobre una colina, encontramos la Torre d’en Penjat, de 1789.


Se trata de un lugar muy frecuentado por senderistas, ya que en la misma cala se juntan las dos últimas etapas del Camí de Cavalls (GR-223), cuyo trazado de origen medieval permite dar la vuelta a la isla a pie, a caballo o en bicicleta a lo largo de sus 185 kilómetros, repartidos en 20 etapas. La visita a la cala y a todo el patrimonio histórico que alberga a su alrededor nos puede llevar horas. Recomendamos planificar bien la actividad, revisar los horarios de apertura y concertar con antelación las visitas.

 

Cala Sant Esteve
 

Castillo de Sant Felip

Lo encontramos en la orilla sur de la bocana del puerto de Maó, sobre la punta de Sant Carles, a la izquierda de la bocana de Cala Sant Esteve. El castillo fue construido en 1556 para oponerse a los ataques de la escuadra turca en el Mediterráneo Occidental, que atacó Menorca dos veces en poco más de veinte años. El ingeniero italiano Giovanni Battista Calvi, autor de las murallas de Dalt Vila de Eivissa, fue el encargado de diseñar esta fortaleza, la primera en integrar baluartes. Durante la dominación británica de Menorca, en el siglo XVIII, el castillo jugaría un papel especial en la defensa de la isla. El Consorcio del Museo Militar de Menorca (consorciomilitarmenorca.com) es la entidad encargada de la gestión, mantenimiento y visitas de todo el patrimonio histórico y militar del puerto de Maó.

 

Castillo de Sant Felip. Foto: ConsorcioMilitar de Menorca.

 

Fort Marlborough

Construido por los británicos entre 1720 y 1726, debe su nombre a Sir John Churchill, duque de Marlborough, el general británico más destacado de la época. En el año 1782 fue parcialmente destruido por los españoles y tuvo que ser reconstruido, con algunas modificaciones, durante el último período británico (1798-1802). 


Es un pequeño fuerte con un recinto central heptagonal que disponía de diversas piezas de artillería para detener el posible avance enemigo. Desde el recinto superior se puede disfrutar de una vista excepcional de la zona histórica del puerto de Mahón. En el interior, cabe resaltar el montaje expositivo que, apoyado en la tecnología, sitúa al visitante en la época de los asedios del Fuerte de Marlborough y explica la historia de Menorca a lo largo del convulso siglo XVIII.

 

Fort Marlborough

 

Torre d’en Penjat

No podemos abandonar Cala Sant Esteve sin dedicar un momento a la llamativa Torre d’en Penjat. Levantada por los ingleses en 1798 sobre el cerro del Turco, debe su nombre más popular a que ese era el lugar donde se situaba la horca en la que se ajusticiaban a los prisioneros de Sant Felip. Para llegar hasta ella recorreremos hasta el final el callejón sin salida que recorre el margen derecho de la cala. Des de ese punto comienza un sendero que bordeando la costa nos lleva en diez minutos hasta la torre.


Se trata de una torre de defensa de grandes dimensiones, edificada por orden del general Stuart, conquistador y Gobernador de Menorca. Su objetivo era cubrir la entrada del puerto, en los momentos en que se reconstruía el castillo de San Felipe, y cuando el castillo se terminase, complementar el fuerte de Marlborough para evitar el asentamiento de una batería de sitio contra el citado fuerte, en caso de asedio.

 

La Torre d’en Penjat

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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual. El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo. Observadora avistando. 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. "Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària", afirma. Cría de un mes de delfín mular. Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del 'Passió per Formentera' o el 'Poeta López Anglada'. "Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos", comenta Scuderi. Delfín común.


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Avistamientos de fauna marina en familia
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Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan. Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que “la experiencia fue doblemente emocionante”, comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera. Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día. [caption id="attachment_2145" align="aligncenter" width="1000"] Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento.[/caption] Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar. Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo.  Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés. [caption id="attachment_2154" align="aligncenter" width="1000"] Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). “El record anual. No sólo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum”, afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat. [caption id="attachment_2152" align="aligncenter" width="1000"] Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de “muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida”. Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral. [caption id="attachment_2150" align="aligncenter" width="1000"] Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies.[/caption]


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