A poco más de 20 km. al sur de Barcelona se encuentra una de las joyas de la costa barcelonesa. La Costa del Garraf, que empieza en Castelldefels y acaba en la localidad tarraconense de Cunit, tiene su punto medio en Sitges, una pintoresca villa cuyas calles empedradas y casas modernistas parecen sacadas de un libro. La mejor manera de empezar a disfrutar de este paraje natural es recorrer en coche el tramo de la serpenteante carretera C-31 entre Castelldefels y Sitges, que pasa por el corazón de
Parque Natural del Garraf: son 23 kilómetros y más de 80 curvas que, sin lugar a duda, merecen la pena recorrerlas. Cada curva esconde grandes vistas al mar mediterráneo, imponentes acantilados y algunos miradores en los que hacer un pequeño descanso y observar la naturaleza en estado puro. Esta carretera, que durante mucho tiempo fue la única vía transitable en la zona, se construyó en el siglo XIX encima de lo que era un antiguo camino de la Edad Media y hoy en día sigue siendo utilizada por muchos habitantes de la zona. El punto final de la vía es Sitges, una hermosa ciudad que en los 50 años del siglo XX se convirtió en un auténtico centro de veraneo de la costa barcelonesa y que hoy en día tiene el honor de ser una de las ciudades de la provincia más pintorescas y románticas. [caption id="attachment_2164" align="aligncenter" width="1000"]
Un paseo por el Parque Natural del Garraf.[/caption]
Modernismo en estado puro
Sitges es una de las cunas del modernismo catalán, un movimiento artístico y social que se desarrolló en Catalunya a finales del siglo XIX y principios del XX. En toda la ciudad existen casi 100 edificios catalogados como modernistas, algunos de ellos construidos por ciudadanos de Sitges que emigraron a Cuba y Puerto Rico en 1700 y 1800, y que volvieron a su ciudad natal con la gran fortuna obtenida en las Américas. Algunas de estas construcciones
están reconocidas como edificios singulares por el consistorio local como el
Palau Maricel, uno de los más emblemáticos de la ciudad, o el ‘Palacio del Rey Moro’, un imponente edificio gótico del siglo XIV restaurado en la postguerra por el maestro local Frederic Montornés. [caption id="attachment_2165" align="aligncenter" width="1000"]
El Palau de Maricel es uno de los edificios modernistas más emblemáticos de Sitges.[/caption] Una buena forma de conocer más sobre estos edificios es realizar una ruta modernista a pie que propone el Museo de Sitges y que recorre los principales puntos de interés de este movimiento artístico y también de la literatura de la época. Durante el modernismo también fueron numerosos los arquitectos, artistas e intelectuales que pasaron por esta ciudad. Uno de los más importantes fue el artista Santiago Rusiñol, que transformó su casa-taller en un museo en el 1893. Hoy en día, el
Museo del Cau Ferrat contiene colecciones de pintura, hierro forjado, vidrio, escultura y hasta mobiliario que el artista reunió. En el museo también se pueden observar obras de Casas o Picasso, todas ellas recopiladas por el mismo. Pero más allá de museo, Cau Ferrat fue utilizado por Rusiñol como auténtico templo del modernismo, con la celebración de fiestas modernistas a la que asistían artistas, músicos y escritores. [caption id="attachment_2166" align="aligncenter" width="1000"]
La festividad del Corpus Christi se empezó a celebrar en Sitges en 1918 (foto: www.visitsitges.com).[/caption]
La flor, la protagonista del verano
Cada mes de junio Sitges acoge uno de sus eventos más tradicionales del año, la
Festividad del Corpus Christi. Este 2018 se celebrará del 2 al 10 de junio. Uno de los eventos más imponentes son las alfombras de flores que decoran las calles peatonales del centro de la ciudad y que llenan de color y aroma esta pintoresca ciudad, que empezó a celebrar esta tradición en 1918. En la elaboración de estas alfombras se utilizan más de 30.000 docenas de claveles y otras especies florales. Y para los amantes de la gastronomía algunos restaurantes de Sitges organizan el llamado “Menú Floral”, donde presentaran platos elaborados con flores comestibles y maridados con vino de la típica uva malvasía de la zona.
David Palacios | Periodista [caption id="attachment_2167" align="aligncenter" width="1000"]
En la elaboración de estas alfombras se utilizan más de 30.000 docenas de claveles y otras especies florales (foto: www.visitsitges.com).[/caption]