El Caminito del Rey, vistas de vértigo


La palabra vértigo se queda corta. La respiración se entrecorta. El corazón se acelera y la vista disfruta de sensaciones que, probablemente, no haya sentido jamás. La naturaleza tiene todo el protagonismo en un lugar donde el hombre apenas había puesto el pie hace poco y donde se siente, más que nunca, pequeño. Es el Caminito del Rey, en Málaga, un maravilloso paseo a través de pasarelas colgadas de paredes calizas verticales y puentes colgantes a 105 metros de altura sobre un cañón horadado durante miles de años por el agua. El Caminito del Rey había atraído a jóvenes escaladores y deportistas de riesgo de tal manera que tuvo que prohibirse su paso. El estado de semiderrumbe en muchos tramos hacían de este sendero uno de los más peligrosos del mundo y, de hecho, varias personas han muerto intentando hacerlo. Sin embargo, el riesgo ahora ya no existe. Por suerte, la pasarela se puede realizar hoy con total seguridad gracias a su rehabilitación. El trayecto son prácticamente 8 kilómetros, de los que 2,9 son sobre pasarelas a muchos metros de altitud, y su duración ronda las cuatro o cinco horas dependiendo del extremo del que se parta. [gallery type="slideshow" link="none" size="full" ids="1285,1283,1282,1281"] Ubicado en pleno Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes, el escenario se ve también acompañado de toda la infraestructura que rodea al pantano del Chorro y la central hidroeléctrica instalada allí a comienzos del siglo XX. De hecho, ahí tiene su origen este camino: la empresa necesitaba un camino para que sus operarios pudieran transportar materiales y mantener los dos saltos a ambos extremos del desfiladero. Años después, en 1921, el rey Alfonso XIII acudió a la inauguración de la presa del Guadalhorce y, para ello, debió cruzar este camino, por lo que desde entonces se le conoce como Caminito del Rey. Las visitas a municipios cercanos como Ardales, Álora o Valle de Abdlajaís, así como las distintas ventas existentes en la zona pueden completar una jornada deportiva en la naturaleza más que interesante. También un chapuzón en el pantano del Chorro, preparado para ello y con unas estampas fascinantes. Ignacio Sánchez  | Periodista

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