¿Cuántas veces nos habremos puesto a mirar a lo lejos esperando ver el punto más lejano que nuestra vista puede alcanzar? Ese punto lejano, el horizonte, puede situarse a 5 o a 100 km de distancia dependiendo de nuestra posición. La curvatura de la tierra y los accidentes geográficos pueden delimitar nuestro campo visual, pero jamás nuestra curiosidad. ¿Quién no se ha preguntado en más de una ocasión cuál es la distancia que nos separa del horizonte? Dar con la solución puede resultar mucho más sencillo de lo que parece. Un simple ejercicio de geometría  Sólo tenemos que desempolvar aquel viejo libro de matemáticas de nuestros días de Primaria, levantar la vista, fijarla en el infinito e imaginarnos un triángulo. En esta figura, el radio de la tierra (6,378 kilómetros) será uno de los catetos de nuestra figura imaginada, y además desempeñará un papel fundamental, puesto que si luego le sumamos nuestra altura, nos permitirá obtener otro lado del triángulo, la hipotenusa. Acto seguido, aplicando el teorema de Pitágoras, conoceremos el valor del cateto que nos falta; si nos encontramos sobre el nivel del mar, la cifra que obtendremos por regla general será de unos 5 Km. Esa es la distancia que nos separa del horizonte. Este divertido ejercicio podremos reformularlo desde lo más alto de un faro como el de Barbaria, en Formentera, o desde la cubierta del barco en el que viajamos. Y de paso, descubrir hasta qué punto nuestra altura puede influir en la amplitud de nuestro campo de visión y la distancia que nos separa del horizonte. Aitor Labrador | Periodista