
Las dunas de Argelia esconden una riqueza poco conocida de su patrimonio histórico: los ksar, antiguas fortalezas de adobe, piedra y madera de palma que han resistido el paso del tiempo.
Diseñados para proteger a sus habitantes de las duras condiciones del desierto y de posibles invasores, algunas de estas fortificaciones son microciudades formadas por casas solapadas, un laberinto de callejuelas que conducen a una plaza central en la que se instalan los mercadillos, mezquitas, graneros colectivos y sistemas de captación de agua heredados del pasado.
Los ksar son una manifestación de la arquitectura bereber, predominante en el norte del Magreb. El adobe y la piedra son los principales materiales de construcción, lo que hace que se mimeticen con el entorno desértico. Entre los más emblemáticos de Argelia destacan el de Ouargla, Béni Abbès, Ghardaïa, este último declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y el singular ksar de Draa en Timimoun, de forma circular y construido en medio, literalmente, de un mar de dunas. Visitar cualquiera de ellos te transporta en el tiempo a la época de las caravanas de sal y a la mística del desierto.