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Destinos Baleària, destinos de cine


Quién no se ha preguntado alguna vez lo que se enconde detrás de las escenas que vemos en la gran pantalla. La mayoría de ellas existen en la realidad y los destinos Baleària acogen muchos rincones que han saltado a la fama gracias al cine y a la televisión. A continuación te descubrimos algunos de ellos.

Formentera

La isla balear fue el escenario de Lucía y el sexo (2001), dirigida por el cneasta vasco Julio Medem y con Paz Vega y Tristán Ulloa como protagonistas. Formentera aparece en la película como un auténtico paraíso en el Mediterráneo, aunque nunca se menciona por su nombre. El faro de Barbaria, el punto más al sur de las Islas Baleares, al que Paz Vega se acerca en motocicleta, se convirtió en una de las escenas más famosas y tras el estreno de la película se erigió como un lugar de peregrinaje para muchos fans.

De los largometrajes más recientes destacamos Formentera Lady (2018), que como su título indica, transcurre en la pitiusa menor y los buques de Baleària sirvieron de escenario para desarrollar su argumento.

Dénia

La película de Bigas Luna Son de mar (2001) tuvo como principal escenario la ciudad alicantina de Dénia. Las playas de la Marineta Casiana, la de Les Marines y las de Les Rotes forman parte de la escenografía de esta película. Es conocido el amor del directo por el Mediterráneo y de ahí que la ciudad se convirtiera en el principal escenario. La histórica fortaleza de la ciudad es uno de los monumentos que se puede apreciar en las distintas escenas rodadas en la ciudad. 

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Playa de Les Rotes en Dénia (Alicante).

Barcelona

El cineasta Woody Allen proyectó la capital catalana al mundo con el rodaje de Vicky, Cristina, Barcelona (2008). Una de las primeras escenas rodadas en la capital catalana es cuando las turistas americanas Cristina (Scarlett Johansson) y Vicky (Rebecca Hall) se cruzan con Juan Antonio (Javier Bardem) en una exposición de arte. Uno de las localizaciones más bellas y más desconocidas al mismo tiempo por el público es la plaza de Sant Felip Neri, una bonita plaza situada en el barrio gótico en el que los protagonistas celebran una cena.

Tánger

Más allá de la gran pantalla, la ciudad marroquí ha sido también escenario de una de las series televisivas más famosas del país. El tiempo entre costuras, una adaptación de la novela homónima de la escritora María Dueñas que explica la vida de una modista que se marcha a Tánger por amor, se rodó en la ciudad. La historia trascurre en los años previos a la Guerra Civil y uno de los escenarios que aparecen en la serie es la medina, que se convirtió en el centro de la vida pública durante el siglo XX.

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La Vieja Medina de Tánger.

Gran Canaria

La famosa Playa de las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria acogió el rodaje de Moby Dick (1956), una de las películas más famosas de la historia cinematográfica mundial protagonizada por Gregory Peck. En este punto se cazó a la famosa ballena blanca, una réplica de 65 metros de largo realizada por carpinteros grancanarios. Hoy en día son muchos los que se bañan en estas aguas del océano Atlántico sin saber que aquí se rodó una producción de Hollywood. 

Cádiz

La capital gaditana fue uno de los escenarios de la película Muere otro día (2002), protagonizada por el famoso Agente 007 Pierce Brosnan. La playa de la Caleta, uno de los epicentros de la ciudad y centro neurálgico de las celebraciones del carnaval, se transformó en pocas horas en la ciudad cubana de La Habana. Una de las escenas más célebres es la aparición de la actriz Halle Berry, la chica Bond. En la película, dirigida por el realizador neozelandés Lee Tamahori, también aparecieron otros lugares como la catedral vieja y el casco histórico de la ciudad andaluza.

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Playa de la Caleta (Cádiz).

David Palacios | Periodista – www.davidpalacios.eu

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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

  Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan.   Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que «la experiencia fue doblemente emocionante», comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera.     Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día.     Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento     Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo. Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés.     Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez)     Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). «El record anual. No solo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum», afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat.     Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez)   Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de «muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida». Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral.     Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies


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