El caballito y la aguja de mar: Lazos de sangre

Por Rafa Martos | OBESMAR (Observació i Estudi del Mar)


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Entre la enorme variedad de seres vivos que podemos observar en nuestras playas y costas se encuentra la familia de los signátidos, representados, entre otros, por el conocido caballito de mar (Hippocampus hippocampus) y por las agujas (ej. Sygnathus typhle).

Ambas especies se caracterizan por su escasa presencia; su encuentro es todo un acontecimiento para el buceador y el snorkelista. Y no exagero, el caballito de mar es una especie rara de ver, puedes hacer cientos de inmersiones en nuestras aguas y no encontrarte jamás con él. Y con el sygnathus pasa algo similar, aunque hay una ligera mayor probabilidad de verlo, sobre todo cerca de las puestas de pequeños alevines, esas nubes de diminutos animales casi transparentes cerca del fondo.
 

Maestros del camuflaje

Cuentan con un poderoso recurso, su gran capacidad mimética. Se pueden camuflar y pasar completamente desapercibidos para los buceadores, y más si tenemos en cuenta que su hábitat suele ser casi siempre en crecimientos de algas y praderas marinas como las de posidonia y Caulerpa prolífera, pequeñas pero inextricables selvas donde encuentran buen y discreto refugio ante depredadores.

A simple vista, lo primero que advertimos de los signátidos es que son de movimientos lentos y pausados. Los caballitos se suelen coger con su cola al sustrato, donde permanecen inmóviles y al acecho de pequeños alevines de crustáceos y peces, mientras que las agujas, que se suelen confundir con hojas de posidonia, se mezclan entre esta para dejarse llevar por el movimiento del agua y atrapar al descuido a sus presas.

 

Pez aguja

 

Y es que si no fuera así lo tendrían difícil estos animales. Su lentitud al desplazarse y la carencia de recursos defensivos activos los convierten en capturas fáciles para depredadores como la escorpa o el sargo, aunque su mayor amenaza siga siendo el hombre, que codicia al caballito como trofeo para su acuario (aunque por cada pez que llega vivo al cliente, al menos diez han muerto). 
 

Especies muy sensibles y vulnerables

Y eso al margen de su comercio como elemento decorativo, tal que llaveros, o la aplicación presuntamente medicinal del caballito, pues en algunas culturas todavía consideran que es un remedio milagroso para mil dolencias o que tiene propiedades afrodisíacas.

Una peculiaridad muy curiosa es que en ambas especies las hembras traspasan sus huevos al macho, donde se desarrollan bien protegidos hasta que este da a luz a las numerosas crías, ya totalmente desarrolladas. El período de reproducción suele ser de mayo a julio y la puesta sobre septiembre.

Realmente es todo un acontecimiento para el buceador presenciar alguna de estas especies que, con su aspecto frágil y delicado, nos recuerdan el difícil equilibrio de un entorno que alberga muchísima vida pero que está sometido a una creciente destrucción por la acción del ser humano. En nuestra mano está contribuir a su protección y conservación.

 


 


 

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