Rincones únicos de Formentera

Por Xescu Prats


A pesar de sus reducidas dimensiones, Formentera, la pitiusa menor, a tan solo veinte minutos en ferry desde el puerto de Ibiza, ofrece un universo de rincones insólitos, que embriagan por su belleza y autenticidad. Hay pequeños pueblos, playas extensas, minúsculas calas, mercadillos, chiringuitos, acantilados… Un verdadero paraíso que encandila a todo el que lo visita. Aunque cada viajero o residente tiene su propia lista de rincones favoritos, estos diez hay que considerarlos imprescindibles.

1º) Pas des Trocadors: Es el extremo norte de Formentera, la punta donde confluyen las playas de Illetes y Llevant. Prácticamente toca el cercano islote de S’Espalmador, conformando entre ambas un paso que algunos años puede atravesarse a pie, sobre un banco de arena, mojándonos hasta la cintura. Requiere de una caminata, por un tramo donde ya no hay chiringuitos ni otros servicios, pero el paisaje compensa sobradamente el esfuerzo.

2º) Llevant: A menudo se habla de la playa de Illetes como las más impresionante de Formentera. Mientras esta se ubica en el lado oeste de la punta que cierra Formentera, afilada como una aguja, Llevant ocupa la cara opuesta. A diferencia de la anterior, se encuentra libre de chiringuitos y resulta igual de espectacular, con menor afluencia de bañistas.

Acantilados de Babaria (foto: Xescu Prats).

3º) Migjorn: La playa de Migjorn es la más extensa de Formentera. Se ubica en la zona estrecha del centro de la isla, en el costado que mira hacia el suroeste. Conforma un arenal que se va alternando con zonas de rocas, esbozando pequeñas playas paradisíacas, a veces con rústicos chiringuitos y restaurantes de pescado. El paisaje dunar que la envuelve aporta aún más espectacularidad al paisaje.

4º) Cap de Barbaria: Una de las postales imprescindibles de Formentera es un atardecer junto al faro del Cap de Barbaria, en el extremo sur de la isla. Construido en 1971, esta estilizada luminaria se asienta en un paisaje casi lunar. A su lado, Sa Cova Foradada, un agujero en el suelo que conduce al interior de una cueva que se abre en forma de mirador mitad del acantilado. Y a corta distancia, la torre des Garroveret, erigidas en el siglo XVIII.

Kiosko Bartolo (foto: Xescu Prats).

5º) Kiosko Bartolo: Formentera está repleta de chiringuitos donde disfrutar de comidas sencillas. El más auténtico tal vez sea el Kiosko Bartolo, un refugio de madera en la playa de Es Copinar, al final de Migjorn. No existe un lugar donde se pierda más el sentido del tiempo que sobre su terraza elevada, contemplando las olas y la enorme extensión de litoral.

6º) La Mola: El altiplano de La Mola, la zona más elevada de Formentera, alberga muchos puntos de interés. El más importante es el Faro de la Mola, reconvertido en centro de interpretación y sala de exposiciones, y los impresionantes acantilados que corona. Pero también el pequeño pueblo, con la tienda del joyero Majoral, el popular mercadillo de los miércoles y domingos, la iglesia encalada y el viejo molino. En el ascenso, además, se puede fotografiar la mejor perspectiva de Formentera.

7º) Es Molí de Sal: Para muchos, el mejor restaurante de cocina tradicional de Formentera. Un antiguo molino para moler la sal que producían las cercanas salinas, donde darse el mayor capricho de la isla: langosta frita y, en un segundo vuelco, huevos y sobrasada preparados en el aceite de este marisco. Impresionante.

Es Molí de Sal (foto: Xescu Prats).

8º) Es Caló y Ses Platgetes: Es Caló de Sant Agustí antaño era el segundo puerto de Formentera. Al parecer, ya lo utilizaban los frailes agustinos en la edad media. Destaca por sus modestos varaderos y las playitas del entorno, de aguas cristalinas y con el imponente macizo de La Mola en el horizonte.

9º) Cala Saona: Una de las playas más concurridas de la isla que, sin embargo, se disfruta especialmente al atardecer. A esa hora, abren algunos pequeños chiringuitos donde tomar un cóctel y disfrutar del crepúsculo.

10º) Sa Sequi: 300 metros al norte del puerto de la Savina, en la costa, aguardan los restos de un antiguo vivero de peces, que a menudo son confundidos con una vieja cantera. Están tallados en la roca arenisca, formando escalones. A su lado, un puente de piedra y el canal que conecta s’Estany Pudent con el mar. Un rincón espectacular para un baño.

Xescu Prats | Periodista

Fort Lauderdale, la 'Venecia Americana'
La Garrotxa, caminando sobre volcanes

Tu aventura en las Islas comienza con Baleària

¡Descarga tu guía!

LOGO_TRAVELGUAU_WEB
Elche, tres patrimonios de la humanidad en una ciudad
Nuria Gago: «Visitar cualquier lugar con mi mascota multiplica el disfrute»
Qué ver en Menorca si vas con silla de ruedas