Leticia Henríquez: «Me gusta mi trabajo… ¿qué más se puede pedir?»


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Venezolana de nacimiento y canaria de adopción y corazón, Leticia Henríquez es una de las directoras de hotel de Baleària, una función a bordo que antaño se conocía como sobrecargo; son las personas encargadas de coordinar y dirigir todo lo que es atención y servicios a los pasajeros, que en los grandes ferries incluye la restauración y todo lo referido a los camarotes, además de la limpieza general del buque.

De familia marinera, Leticia Henríquez comenzó a navegar nada más acabar la educación secundaria, con una premisa siempre presente en su quehacer diario a bordo: «La vocación de ayudar a los pasajeros y hacer que su viaje sea una experiencia positiva. Solo así se puede alcanzar la excelencia que perseguimos en Baleària para el pasajero, desde el embarque hasta el desembarque», concluye.

Henríquez lleva 17 años en Baleària, desde aquel ya lejano 2006 en el que la peculiar estampa marinera del ferry Isla de Botafoc, atracado en el céntrico Moll de Drassanes de Barcelona, le sedujo. «En unas vacaciones en Barcelona, vi el barco y bromeé con la posibilidad de trabajar en él; yo navegaba en otra compañía, opté a un puesto en Baleària… y el Isla de Botafoc fue mi primer  barco en esta naviera», explica Henríquez. Con la experiencia previa que tenía en otras compañías, Henríquez empezó en Baleària como jefa de cabina, y con las incorporaciones de los ferries construidos en Barreras pasó a directora de hotel.


Convivencia a bordo

Ahora Leticia Henríquez desarrolla su labor en barcos con gran capacidad de pasaje y multitud de servicios, como el Martín i Soler; todo ello después de haber pasado por muchos de los buques de la compañía, que operan 24 horas al día, lo que supone «que un mismo equipo de tripulantes pase jornadas muy intensas en un espacio limitado como es el barco y durante un tiempo muy prologando», circunstancia a la que —explica— hay que hacer frente respetando los  espacios del otro, valorando al compañero y, especialmente, gestionando las relaciones humanas a bordo con empatía.

Y a bordo, y desde el Moll de Drassanes de Barcelona, Henríquez recuerda haber pasado por dos momentos graves: los atentados de agosto de 2017 en la Rambla de Barcelona y en 2020, en plena pandemia, cuando desde las cubiertas del Martín i Soler la tripulación que malsalía cada día a las 8 de la tarde a aplaudir el trabajo de los sanitarios sumándose así a la población barcelonesa.

En sus 17 años de trayectoria a bordo, Leticia Henríquez ha vivido en primera persona la evolución de la organización. «Cuando comencé —explica— los pedidos para aprovisionar los buques los hacíamos por teléfono a la central de Dénia; ahora se hacen desde el ordenador con un programa específico que permite controlar todo el proceso».

Para Henríquez lo anterior es un mero ejemplo del crecimiento de la empresa: «Me complace, y me ha permitido haber crecido día a día con Baleària, ir absorbiendo y aprendiendo poco a poco los cambios, ver llegar la nueva flota, ver y ejercer la evolución de la gestión de nuestras labores a bordo, las nuevas tecnologías…».

Esta directora de hotel es rotunda al afirmar: «Me gusta mi trabajo… hago lo que me gusta y donde me gusta, ¿qué más se puede pedir?»

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