Navegació per categories
del-mar-al-plato
Blog entreolas

Del mar al plato


El pescado más fresco es el que no ha aterrizado en la lonja. En la misma barca, antes de que el tiempo y el aire corrompan los aromas y alteren las texturas, uno podrá descubrir el sabor original de peces, mariscos y moluscos. Ser uno más de la tripulación de una barca de pesca, faenar, es ahora más fácil. El Arnauimarc Nou sale del puerto de Palma a las cinco de la madrugada. Su tripulación: cuatro marineros cuyo patrón, Manolo, lleva cuarenta años faenando cinco días a la semana, de cinco a cinco, para descubrir que nadie querrá seguir su oficio. Van con ellos unos turistas, si ver la pesca desde dentro es sólo turismo. Ya ha salido el sol, cobrizo, cuando las redes se tienden al mar por primera vez. A las ocho, se recogen. Y con lo que hay enredado, a las nueve y media se hace un desayuno de pescado frito y pa amb oli. Otra vez las redes al mar. Y al mediodía, ya lejos de la costa, se prepara un caldo de pescado y su arroz. Más fresco, imposible. Hay algo de místico en todo eso: la vida desaparece al momento en tus narices y tras el aleteo de los músculos ("He visto saltar los salmonetes sobre la plancha", te cuentan) afloran los mejores sabores y las carnes más recias de pescados, mariscos y moluscos. Hay gente sensible a la que esto –matar y comer– le ofenderá. Pero es necesario entender a los que han elegido un oficio duro y antiguo como el de pescador. Si es así, embarcarse con una tropa de faenadores será una experiencia única y la manera más genuina de comer pescado. [gallery ids="1565,1566,1564"]

Turismo a bordo de un pesquero

PescaTurismo ofrece excursiones en barcos como el de Manolo o en barcas más pequeñas. Puedes elegir las artes: arrastre, palangre, incluso hundir un par de cañas en el horizonte. Organizan viajes por Mallorca, Menorca y próximamente Eivissa y Barcelona. La mayoría incluyen comida: si es época de langosta, caldereta; raors fritos y llampuga guisada cuando la ley permite pescarlos; sobre la plancha, gambas rojísimas de Sóller en verano y cortes simples de calamares y sepias la mayoría de los meses. También hay la opción de subirse a una barca pequeña, de las que se cuelan en calas de piratas y contrabandistas, mientras el marisco se cuece en una olla de agua de mar hirviendo. Ésta es una manera, pues, de conocer el pescado de proximidad a la vez que supone una entrada económica a un oficio con el agua al cuello. Pero también es una forma de familiarizarse con algo que solemos hacer desde la distancia de una foto en Instagram: comer sin ensuciarnos las manos, sobre manteles de hilo. El pescado está mucho más cerca.

Faenar y comer a bordo

El de Baleares no es un caso único. En Galicia hay algo parecido pero el marisco se come en la playa. Y en Catalunya, las excursiones de Cap a Mar salen del puerto de Barcelona en barcos de arrastre en los que uno encontrará, según temporada y enredos, un plato de fideuá, arroz, suquet, gambas a la plancha o pescado frito. A medida que cada comunidad costera despliegue su respectiva ley, irán apareciendo nuevas opciones.

El 'raor', un fenómeno

En Baleares, este pescado alcanza precios astronómicos (hasta 100€ el kilo) y arrastra a hordas de pescadores no profesionales. Hasta el punto de que en el archipiélago se ha limitado su captura a partir del 1 de septiembre. Pero es un fenómeno local: en Catalunya, por ejemplo, donde se le conoce como llorito o rosó, y en la Comunidad Valenciana, el raoret, no tiene tantos pretendientes ni veda. Lo mismo sucede con la llampuga –un pescado horrible, voraz y cuyo caldo es sabroso– que se venera tanto en las Baleares como para restringirse su pesca. En este caso, desde mediados de agosto.

Los japoneses, técnica y rigor

Dos ejemplos para entender a una de las cocinas que mejor tratan al pescado, ambos en Tokio, la ciudad con más estrellas Michelin del mundo (217). Uno, el sushi bar de Jiro Ono en el metro de la ciudad. Tres estrellas Michelin para una barra incómoda, donde diez comensales por turno deben devorar con prisas, para que estén en la temperatura idónea, las veinte piezas de sushi que este patrimonio vivo de 91 años les prepara en los morros. El precio del menú son 30 mil yenes (250€). Otro ejemplo, el Nihonryori Ryugin, donde Seiji Yamamoto ejecuta una variante moderna del menú tradicional kaiseki. Para hacerse una idea de lo que hace este cocinero cuarentón, que deslumbró en Madrid Fusión 2012, recomendamos googlear "akamutsu fish yamamoto" y darle play a vídeos como este.

Los nuevos ricos

A lo mejor porque es muy feo, el pepino de mar o espardenya siempre había molestado: a los pescadores se les enredaba en las redes y lo devolvían al mar. Sólo se lo comían los pobres. Lo mismo con la langosta, hasta el punto que alguien se inventó el pollo con langosta para que el ave no supiera a poco. Hoy, estos y otros mariscos y moluscos que en su día eran de tercera división, llenan las cartas de los restaurantes caros. La pregunta es obligada: ¿los menospreciábamos entonces o los sobrevaloramos ahora? Jesús Torné | Periodista
Publicador de continguts
Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


Llegir més
Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan. Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que “la experiencia fue doblemente emocionante”, comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera. Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día. [caption id="attachment_2145" align="aligncenter" width="1000"] Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento.[/caption] Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar. Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo.  Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés. [caption id="attachment_2154" align="aligncenter" width="1000"] Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). “El record anual. No sólo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum”, afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat. [caption id="attachment_2152" align="aligncenter" width="1000"] Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de “muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida”. Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral. [caption id="attachment_2150" align="aligncenter" width="1000"] Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies.[/caption]


Llegir més