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Plogging: una tendencia ecologista que cuida tu salud


Con esta práctica deportiva, que consiste en correr y recoger basura durante el recorrido, es posible mejorar la salud personal y la del planeta al mismo tiempo. 

A David de Castro le preocupa el medio ambiente. También su salud. Por eso, pensó en unir ambas ideas organizando un evento al que citó a compañeros de trabajo, amigos y conocidos. La idea fue salir a correr juntos por la playa de San Juan, en Alicante y, durante la carrera, recoger los plásticos y otras basuras en la arena y alrededores. Funcionó. Y, con el boca a boca, el grupo -nacido en septiembre de 2018- ha ido creciendo y realizando nuevas rutas por otros puntos de la comunidad valenciana. “Son pequeñas cosas que, poco a poco, pueden cambiar el mundo”, cuenta este alicantino que ha denominado al movimiento PloggingRrevolution, con una doble erre que procede de las palabras recoge y recicla y que ya se ha extendido a otras ciudades de España como Salamanca, Mallorca, Benidorm, Zaragoza, Granada o Melilla.  

Grupo practicando plogging

Qué es el plogging y por qué se ha vuelto viral

Lo que propuso David a su entorno no es nuevo, pero sí reciente. Y tiene hasta nombre: plogging. Un concepto que surge de unir el término inglés jogging (carrera lenta) y el de origen sueco plocka upp, que se traduce como recoger. Es precisamente en la capital de Suecia, Estocolmo, donde nació la actividad en 2017. A partir de ahí, las carreras mientras se recoge basura se han desarrollado ya por numerosos lugares del planeta. Eso sí, en PloggingRrevolution se han querido adaptar a las capacidades físicas de los participantes en sus quedadas -20 en apenas un año en diferentes ciudades españolas- y combinan caminatas con paradas en los que realizar algunos ejercicios como flexiones o saltos y la práctica de juegos tradicionales. “No hace falta un gran esfuerzo porque siempre quedamos para echar un buen rato y, de paso, ayudar al medio ambiente”, añade Sandra Grohs, embajadora de un movimiento que llevó al último certamen Miss World Spain en el que participó como representante de Murcia.   

La tendencia también llegó a lugares como Ibiza el pasado mes de febrero. Entonces, Plogging World con el apoyo del Consell de la isla e Ibiza Sostenible organizaron batidas para recoger desperdicios a lo largo de rutas senderistas cercanas al mar. El objetivo era ofrecer una mejor cara del entorno natural a los millones de turistas que estaban a punto de llegar. Más de 1.500 personas se unieron al evento. Otras muchas ciudades alrededor del mundo se también han celebrado días como este. 

 

Plogging: cuida tu salud y el medioambiente

Los ploggers relatan que se pueden quemar alrededor de 300 calorías cada 30 minutos de práctica. Las cuentas salen. La actividad combina correr con sentadillas cada vez que se hace acopio de la basura. Además, es muy pegadizo: basta ver a un grupo recogiendo desperdicios para picar la curiosidad de las personas más sensibilizadas y que, con el tiempo, quieran forma parte de él. También las redes sociales han servido para dar a conocer esta nueva fórmula de ecologismo y están sirviendo para llamar a la acción. Las llamativas imágenes que se cuelgan tras cualquiera de estas carreras, con increíbles acumulaciones de basura en pequeñas distancias junto al hashtag #plogging están despertando las conciencias. 

Eso sí, aunque ahora tenga nombre, no hay que olvidar que numerosas asociaciones que defienden el medio ambiente, desde Greenpeace a Ecologistas en Acción, llevan realizado esta práctica desde hace décadas, aunque quizás más ligadas a las caminatas senderistas que a correr. 

Récord Guiness en Gran Canaria 

El pasado mes de junio, más de 400 personas procedentes de 66 países participaron en la limpieza de la playa de La Gaviota, en Jinámar (Gran Canaria), para celebrar el Día Mundial de los Océanos. Este enorme equipo batió el Recórd Guiness de personas voluntarias de distintas nacionalidades limpiando una playa. Durante la actividad, organizada por el colectivo ecologista Oceans4life, con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria, se llegaron a acumular casi un centenar de bolsas de basura. La mayor parte de los residuos la conformaban los plásticos, que llegan a la costa canaria a través de las corrientes oceánicas. 

Otras prácticas deportivas  

Cualquier deporte puede formar parte del movimiento plogging. Quienes forman parte de él explican que la recogida de basura puede ser realizada de diferentes maneras con deportes como el senderismo, ciclismo, kayak, natación de aguas abiertas, paddle surf, buceo, etc. No existen excusas para comprometerse con la conservación del medio ambiente y con el cambio climático. 

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Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»
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Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»

  A Pedro Bailón (Premià de Mar, 1992) el mar siempre le ha llamado la atención y, aunque hubo un tiempo en que dudó entre el trabajo en un buque y el de tierra, la atmósfera de la vida a bordo le cautivó. Actualmente es jefe de máquinas del Ciudad de Mahón, en el que forma parte de un equipo con un engranaje muy sólido.     P. ¿Cómo es el día a día en la sala de máquinas de un buque? R. Cada día es una nueva aventura y un nuevo reto. Siempre tienes experiencias nuevas que te hacen aprender y ser mejor día tras día. La máquina de un barco es un lugar peculiar,  donde nacen y se forman familias muy fuertes. En cada momento tienes a unos cuantos valientes luchando contra los retos que surgen. Más que hablar del día a día, realmente es un constante trabajo en equipo. Cada jornada se rige por unos trabajos de mantenimiento organizados que hacen que el corazón del barco funcione como un reloj suizo. A partir de aquí se reparte el trabajo a cada uno de los integrantes, porque todo suma y un poco de todos es mucho para el área de Máquinas y para el barco. Impera el buen estar, el buen hacer y el compañerismo; se intenta ser lo más profesional posible y estar a la altura de cada situación. En la vida a bordo también es muy importante saber gestionarse el tiempo... especialmente para la gente de Máquinas es muy importante el descanso, porque nunca sabes qué puede pasar.   P. ¿Cuáles son las cualidades de un jefe de máquinas? R. Sobre todo es imprescindible saber mantener los nervios. Si el jefe de máquinas se pone nervioso... lo contagia a todo el equipo. También es fundamental hacer equipo.   P. ¿Qué te motivó a trabajar en el mar y especializarte en Máquinas? R. Tengo una relación estrecha con el mar desde bien pequeño, cuando veraneaba con mis padres en la costa de Tarragona. La motivación de dedicarme al mar surge sobre todo de su inmensidad y de sus ‘cambios de humor’, que siempre me han fascinado. En cuanto a decantarme por  Máquinas, viene de mi inquietud... siempre me ha gustado investigar y conocer cómo funciona cualquier detalle; y qué mejor sitio que una sala de máquinas para saber el cómo, el cuándo y el porqué de todo. Soy un apasionado de la reparación en general y, además, me encanta la  mecánica.     P. ¿Alguna anécdota curiosa o momento que recordar? R. A bordo cada día es una nueva aventura. Pero si tengo que quedarme con algún momento seguro que sería mi primera vez dentro de una sala de máquinas; nunca lo olvidaré. Los olores de combustibles, que acabamos normalizando, y, por supuesto, el ruido. Evidentemente de anécdotas tengo mil y una, pero como digo, Máquinas es una familia y me quedo con todos los momentos difíciles donde entre todos se ha sacado todo adelante.   P. ¿Qué haces cuando estás desembarcado? R. Al final cuando estás en casa intentas hacer todo lo que no te ha dado tiempo durante tu embarque. Me describiría como un todoterreno; tengo varias facetas, pero la que más me define es mi afición por la pesca, a la cual dedico mucho de mi tiempo libre. También me gusta leer y practico mucho deporte. Me encanta pasar tiempo con los míos e intentar dedicarles mis mejores momentos. Además, disfruto mucho yendo a ver a mi equipo preferido al campo, el RCD Espanyol, y sufriendo con éste. También me estoy aficionando a la cocina, pero aún me falta practicar. Y por supuesto salir en moto.     Con el mar cerca Su pasión por el mar y la mecánica hizo que estudiase en la Facultad de Náutica de Barcelona. Ha trabajado en diferentes sitios, tanto a pie de muelle como a bordo, pasando por remolcadores, empresas de mantenimiento y buques de crucero. Pedro es tanto ‘de mar’, que incluso su  tiempo libre lo dedica a otra de sus pasiones, la pesca.      


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  La costa de Cádiz se enorgullece de contar con algunas de las playas más impresionantes de Europa, paisajes naturales de arena fina y virgen que invitan tanto al relax como a la emoción de deslizarse sobre las olas en una tabla de surf.     Las calas de Roche   Las calas de Roche son como el último sorbo de una buena copa de vino. La costa de Cádiz posee muchos tesoros escondidos capaces de sorprender al visitante, aunque no todos son de fácil acceso. Las calas de Roche son una sucesión de hermosas y pequeñas calas rodeadas de naturaleza y acantilados al norte de Conil. Contemplar el atardecer desde cualquiera de ellas representa una de las experiencias más maravillosas que se puede disfrutar en todo el litoral andaluz.     Una serie de senderos, que parten desde el mismo Conil, bordeando la costa, conducen hasta estas playas en forma de medialuna, difíciles de divisar a simple vista desde la carretera que discurre elevada y paralela al mar. Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. Ideales para evadirse del mundo y del frenesí diario.        Dunas de Valdevaqueros   La playa de Valdevaqueros, la más bonita de Tarifa, es uno de los pocos lugares vírgenes que quedan en la Costa de la Luz, donde los valles de los ríos desembocan silenciosos en la playa y en la sierra litoral, ajenos al ajetreo de las olas mar adentro donde los amantes del windsurf y del esquí con cometa luchan por subirse a la gran ola. En primera línea de costa, en este edén natural de arena fina, 4 kilómetros de dunas móviles se desplazan al capricho de los vientos engullendo árboles, carreteras y amenazando con sepultar todo aquello que encuentren a su paso.     El médano de Valdevaqueros se formó como consecuencia de las acciones militares llevadas a cabo en la década de los cuarenta, en plena dictadura franquista, para acondicionar los terrenos que daban acceso a los cuarteles de la zona, y para cavar algunas trincheras que impidieran un posible desembarco aliado en la costa. La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. 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Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. 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