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Rafa Navarro: "Los pasajeros agradecen las nuevas medidas de seguridad"


Rafa Navarro, DPA/CSO de Baleària

Rafa Navarro (Jerez de la Frontera, 1983) lleva casi una década trabajando en Baleària, donde ha desempeñado distintas tareas: desde oficial de cubierta, a capitán o inspector de seguridad. Actualmente es el DPA/CSO, es decir, la persona designada ante la administración como responsable de implementar el sistema de gestión de la seguridad para prevenir accidentes y contaminación en el mar, así como de velar para que se cumpla el código internacional de protección de buques. Además de hacer de enlace entre los capitanes y la alta dirección, desde el inicio de la pandemia ha sido también el responsable de liderar todas las medidas vinculadas a la seguridad sanitaria.

P. ¿Cómo se preparó Baleària mientras había restricciones en el tráfico de pasajeros para afrontar la nueva normalidad con la máxima seguridad?
R.
Desde el primer momento se creó un comité de seguimiento del Covid, donde estaban implicadas todas las áreas de la empresa, para centralizar todas las incidencias, recabar toda la información y atender a los trabajadores. Además, elaboramos y implementamos unos procedimientos para prevenir el contagio a bordo y frenar la expansión del virus. El comité trabajó desde el principio en medidas adicionales para operar una vez se levantasen las restricciones de la forma más parecida a la normalidad, hasta en campañas publicitarias explicando estas medidas.


P. ¿Qué protocolos se han establecido para garantizar la seguridad de los pasajeros y tripulantes frente al Covid-19?
R.
Siempre hemos seguido las recomendaciones del Ministerio de Salud, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Marítima Internacional, que han ido cambiando a medida que se tenía más información sobre el virus. Además, en Baleària hemos invertido en protocolos adicionales que hacen que nuestros barcos sean uno de los medios de transporte más seguros: hemos instalado pantallas y máquinas de ozono; tomamos la temperatura a los pasajeros y hemos reducido la capacidad de los buques, entre otras medidas. Respecto a la tripulación, además de realizar tests, hemos optimizado los embarques y desembarques. Estos protocolos han sido auditados y aprobados por la certificadora Bureau Veritas; hemos sido la primera naviera en obtener la certificación Global Safe Site que verifica que en todas las fases del negocio tenemos implementados unos procedimientos suficientemente estrictos para luchar contra el contagio y prevenir la expansión del virus.

P. ¿Cuál es el papel de los tripulantes?
R.
Ellos se llevan la parte más complicada; son los que más sufren las restricciones, los que tienen que implementar los nuevos procedimientos (que se suman a los que ya venían realizando) y son los que trabajan de cara al cliente y hacen que se respeten las medidas higénico-sanitarias, lo cual no siempre ha sido fácil, sobre todo al inicio.

Tierra y flota. Una de las funciones de Rafa Navarro es hacer de enlace entre los capitanes y la dirección de la compañía.


P. Y los pasajeros, ¿cómo han valorado la aplicación de estas medidas?
R.
Al principio eran un poco reacios, pero poco a poco se han acostumbrado a la nueva normalidad y ahora son los primeros que exigen las medidas mínimas y agradecen que vayamos más allá.


P. ¿Qué han supuesto las nuevas tecnologías en la forma de afrontar la crisis sanitaria?
R.
Hemos empleado en el día a día tecnologías que ya existían pero no teníamos del todo implantadas. Por ejemplo, en tierra, para reducir al mínimo las reuniones presenciales, las videoconferencias han tenido mucho peso. Nos han permitido tener un trato directo y frecuente,
facilitando y agilizando la toma de decisiones en unos momentos donde la rapidez es un factor clave. En el embarque ha sido importante para evitar aglomeraciones el uso de tarjetas electrónicas, que ya existían pero que han ganado en versatilidad, por ejemplo enviándolas por WhatsApp en las rutas de Baleares. En algunos buques, además, permiten el acceso directo al camarote sin pasar por la recepción.


P. ¿Cuáles han sido las principales dificultades y cómo se les ha dado solución?
R.
Tanto nosotros como las autoridades nos hemos enfrentado a lo desconocido. En nuestro caso, además, al conectar territorios diferentes donde se podía regular de forma distinta se complicaba adaptarse a los requerimientos de cada comunidad. También ha sido un reto lidiar en algunos momentos con la desinformación, que hemos afrontado mediante reuniones y compartiendo constantemente información veraz y actualizada. Para concienciar a todos los trabajadores de la naturaleza del virus y las medidas de prevención, el 100% de la plantilla ha realizado formación al respecto. La alta dirección de Baleària se ha volcado en el reto más complicado, mantener los buques libres de Covid, proveyendo de todos los recursos necesarios. En las áreas de Prevención de Riesgos, Planificación de Tripulaciones y el departamento de Personas se está haciendo un seguimiento continuo, realizando pruebas, planificando relevos en las tripulaciones… Un trabajo de equipo que vamos mejorando día a día con la experiencia.

"FUIMOS LA PRIMERA NAVIERA EN OBTENER LA CERTIFICACIÓN GLOBAL SAFE SITE GRACIAS A LAS MEDIDAS TOMADAS"

P. Más allá de la situación sanitaria, ¿cuáles son los principales retos en cuanto a seguridad?
R.
Minimizar los accidentes. Estamos trabajando mucho en este sentido, y para mi lo más destacable son la creación de grupos de trabajo con los capitanes, que aportan su opinión y experiencia para mejorar cada área de la empresa. Cada incidente se pone en común y se analiza pormenorizadamente para aprender de los errores y que no se repitan.


P. ¿Cómo se preparan las tripulaciones para hacer frente a posibles emergencias?
R.
Todos cuentan con formación específica para la gestión de emergencias, que semanalmente sin excepción ponen en práctica mediante ejercicios que se realizan a bordo. Además, asisten a cursos de reciclaje y se imparten rondas de familiarización con los equipos de emergencias para que todos los tripulantes conozcan los medios de los que se dispone a bordo para afrontar cualquier situación.

Libros y cocina

Aficionado a la lectura, las horas pasadas en casa durante los últimos meses le han permitido aprender nuevas técnicas de cocina. Además, durante el verano descubrió el submarinismo, que tiene claro que quiere seguir practicando.

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  Pocos archipiélagos son tan instagrameables como el de Balears. Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera ofrecen rincones de postal, el paraíso para los instagrammers.   Entre acantilados que resguardan calas escondidas, faros que vigilan el horizonte y pueblos detenidos en el tiempo, Balears despliega un encanto difícil de explicar solo con palabras. En estos paisajes, la cámara del móvil deja de ser un simple accesorio tecnológico para capturar instantes que se guardarán para siempre en nuestra memoria. La luz, protagonista  silenciosa, ilumina estas escenas, pero también cuenta una historia y revela la esencia mágica de este  archipiélago mediterráneo.   1. La joya amurallada Dalt Vila (Ibiza) La ciudad alta de Ibiza, declarada Patrimonio de la Humanidad, es un regalo para los amantes de la historia, la arquitectura y el encuadre perfecto. Entrar por el Portal de Ses Taules es abrir la puerta de acceso a siglos de historia y tradición ibicenca. Callejones empedrados, fachadas blancas, puertas de colores y flores que cuelgan de cada balcón. Subir a la catedral lleva su tiempo, pero el esfuerzo tiene su recompensa: una vista panorámica y sin filtros sobre el puerto, los barcos que zarpan hacia Formentera y las azoteas encaladas. Cada rincón de Dalt Vila pide una foto, pero también una pausa.   2. Un balcón al sol del atardecer Mirador de Sa Foradada (Mallorca) Desde Son Marroig, una histórica finca situada entre Valldemossa y Deià, parte el sendero que lleva a uno de los miradores más celebrados de la isla. Sa Foradada, con su emblemático templete de mármol de Carrara, ofrece un contraluz casi teatral al atardecer, un lugar convertido en templo para los creadores de contenidos e instagrammers, sobre todo para los interesados en fotografías de viaje, estilo de vida y bodas. La combinación del mar abierto, el perfil rocoso y el cielo incendiado convierte cada fotografía en una promesa de eternidad. Muchos optan por sentarse en el pequeño bar-mirador y ver el espectáculo con una copa de vino local. Otros bajan hasta el nivel del mar en una ruta más exigente, pero también más íntima. Sea cual sea tu opción, la cámara es casi un requisito.     Valldemossa (Mallorca)     3. Calas hermanas Cala Macarella y Macarelleta (Menorca) Reserva de la Biosfera desde 1993, Menorca guarda rincones donde la huella humana apenas es visible. Macarella y Macarelleta, dos calas vecinas enmarcadas por acantilados calizos y un frondoso pinar, parecen sacadas de una postal. Su entorno bien conservado y sus aguas turquesa las han convertido en iconos del litoral menorquín. El acceso requiere una caminata de unos 40 minutos desde Cala Galdana. Cada paso vale la pena, especialmente si el objetivo es disfrutar y captar la luz, el azul de sus aguas y la arena blanca y fina. Para los amantes de la fotografía, el juego de luces y sombras por la mañana ofrece un espectáculo visual en constante cambio.     Cala Macarella (Menorca)   4. El acantilado al azul infinito Ses Balandres (Ibiza) En la costa noroeste de Ibiza, entre Santa Agnès de Corona y el mar, se esconde un lugar con vistas de ensueño. Este mirador natural, conocido como Ses Balandres, ofrece una de las panorámicas más espectaculares de la isla. Frente al visitante, el azul infinito del Mediterráneo; bajo sus pies, una caída vertiginosa hacia acantilados escarpados y un puñado de islotes que salpican el horizonte. En este espacio singular se respira una tranquilidad que lo convierte en santuario para quienes buscan una Ibiza más salvaje y silenciosa. El mejor momento del día para dejarse hipnotizar por su magia, sin duda, es al atardecer, cuando el cielo se tiñe de fuego.   5. Nostalgia rural Molinos de viento en Sant Francesc (Formentera) Formentera, la más pequeña de las Pitiusas, cuenta con playas infinitas, pero también con un paisaje rural que ha resistido el paso del tiempo. En los alrededores de Sant Francesc, capital pintoresca, silenciosa y luminosa de la isla, los molinos de viento son testigos de otras épocas. Construidos principalmente entre los siglos XVIII y XIX en la zona de Sa Miranda, estos emblemáticos edificios desempeñaron un papel crucial en la molienda de cereales, en una época en la que la agricultura era la base de la economía local. El Molí Vell de la Mola, por ejemplo, ofrece visitas guiadas y una visión muy completa de la antigua vida isleña. Es al amanecer cuando estas construcciones reflejan su mejor luz: las aspas recortadas contra el cielo, los colores suaves del campo y esa atmósfera tranquila que hace que cada foto parezca pensada para tu feed.     Molino de viento en Sant Francesc (Formentera)   6. La cala escondida que todos sueñan Cala Varques (Mallorca) Hay calas que parecen creadas para una imagen única y Cala Varques es uno de esos lugares que quedarán en tu memoria. Alejada de urbanizaciones y del bullicioso ruido, protegida por un bosque y flanqueada por acantilados, esta playa virgen situada en la costa este de Mallorca (Manacor) conserva su esencia más salvaje. Los visitantes no encontrarán chiringuitos, tampoco hamacas o caminos asfaltados, solo un paisaje natural para tu deleite a media hora de caminata entre pinos y tierra rojiza. Una vez allí, quedarás atrapado por la belleza de un entorno irrepetible. Con aproximadamente 70 metros de longitud y 50 metros de anchura, esta playa de arena blanca y aguas cristalinas está rodeada de acantilados bajos y un frondoso bosque de pinos, lo que le confiere un entorno natural y aislado. Puedes capturarla desde la arena, buscando encuadres íntimos entre pinos y rocas; desde el mar, accediendo en barco para obtener panorámicas únicas del litoral; o incluso a vista de dron, donde la cala revela toda su geometría natural y su contraste de colores.   7. Un salto al vacío y al horizonte Pont d’en Gil (Menorca) En la costa oeste de Menorca, cerca de Ciutadella, se encuentra esta formación rocosa que parece trazada con escuadra y compás. Un arco natural de piedra caliza que se precipita sobre el mar como si fuera una pasarela secreta hacia el infinito. El lugar ha ganado popularidad entre los que buscan atardeceres menos convencionales. Los últimos rayos de sol se cuelan bajo el arco y tiñen el agua de reflejos dorados. Accesible en coche y luego a pie, también se puede explorar en kayak. Un rincón perfecto para los que quieren sorprender a sus seguidores.   8. El Caribe sin pasaporte Playa de Ses Illetes (Formentera) Ses Illetes es una de esas playas que no necesita filtros. Arena fina y blanca, aguas de color turquesa y una lengua de tierra que parece flotar entre dos mares. No en vano es considerada entre las mejores playas del mundo. Está situada en el Parque Natural de Ses Salines, y su acceso está regulado para proteger el entorno. Lo ideal es llegar en bicicleta o a pie desde el puerto de La Savina. El paseo es, sin duda, parte de la experiencia. Desde el extremo de la playa, se pueden tomar fotos que parecen montajes: horizonte azul, barquitos dispersos y el islote de Espalmador de fondo.     Playas de Ses Illetes (Formentera)     9. Belleza de piedra y silencio Valldemossa (Mallorca) El alma de la sierra de Tramuntana es Valldemossa. Este pequeño pueblo mallorquín, de piedra dorada y calles empedradas, es pura poesía arquitectónica. Sus fachadas adornadas con macetas y azulejos devocionales, las persianas verdes, las puertas robustas y los tejados de teja antigua conforman un escenario que atrapa. Valldemossa fue refugio de artistas, escritores y músicos como Frédéric Chopin, George Sand, Rubén Darío, Unamuno y Azorín, y su legado aún resuena entre los muros de su Cartuja, mandada construir por el rey Sancho I en el siglo XIII. 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  Carlos Arrillaga Rejano ha cumplido la mayoría de edad a bordo de Baleària como Coordinador de Embarque de nuestra nueva ruta entre Tarifa y Tánger Ville.   A lo largo de 18 años, nos ha acompañado a través de los departamentos de Operaciones, Taquillas y control de vehículos en Algeciras. Hoy queremos conocer un poco más cómo ha vivido el reto mayúsculo de abrir una nueva línea tan esperada como esta.   P. ¿Qué ha supuesto a nivel personal y profesional la apertura de la línea Tarifa-Tánger Ville? Profesionalmente está suponiendo un reto importante para mí, el cual estoy asumiendo con muchas ganas e ilusión. Es una gran oportunidad y me siento muy afortunado de poder estar trabajando para que todo salga bien. En el ámbito personal, resido en Tarifa y poder trabajar cerca de casa es muy gratificante.    P. ¿Cuál ha sido el mayor desafío logístico en la puesta en marcha de esta nueva ruta en el puerto de Tarifa? Coordinar la operativa propia de los embarques y funcionamiento diario, con la formación simultánea del personal de nueva incorporación y atender todas las necesidades propias de la delegación. Gracias al esfuerzo y colaboración de todas las personas y departamentos implicados está saliendo todo bien. En muy pocos días se ha conseguido tener completamente operativa la delegación.   P. ¿Cómo se coordina el trabajo entre el equipo en tierra, el barco y los servicios portuarios para que cada escala sea eficiente? Es muy importante y necesaria la comunicación y la previsión. Este es un puerto pequeño, pero con gran afluencia de pasajeros. Por eso es imprescindible que la comunicación sea constante y fluida. Existe mucha implicación por parte de todos los actores involucrados, colaborando en el buen funcionamiento de todos los servicios portuarios, así como las escalas de los buques.   P. ¿Qué aprendizajes te llevas de esta puesta en marcha que podrían aplicarse a futuras aperturas de rutas? Lo importante que es el trabajo en equipo, la colaboración de todos los departamentos implicados y la comunicación. Así como poder dar oportunidad a las personas de implicarse en nuevos proyectos.   P. ¿Qué sensación tienes al ver esta ruta ya operativa después del trabajo de preparación? Estoy muy contento y orgulloso. Hemos conseguido en poco tiempo hacer un buen equipo de personas. Y esperando que sigamos creciendo en esta nueva ruta para alcanzar, o incluso superar, los objetivos depositados en esta nueva línea.  


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