El segundo día comienza en uno de los bares favoritos de los chicharreros, La Garriga, que desde los cincuenta lleva sirviendo desayunos y vendiendo charcutería. Aunque hace un par de años se cambió de local, en la misma calle Pérez Galdós, la estrella de la carta no ha cambiado: el bocadillo de tortilla con chacina. ¡Ojo, cierra los domingos! Una buena opción para bajar el desayuno es emprender un paseo circular rumbo a la plaza ‘de los Patos’, callejeando para ver la enigmática fachada del Templo Masónico. Llamada en realidad plaza del 25 de julio, por la fecha en la que la ciudad frenó el ataque del Almirante Nelson, en esta plaza encontramos la sensación del “esto lo he visto antes”, ya que su fuente es idéntica a la del parque de María Luisa de Sevilla. Los amantes de lo vintage adorarán los 5.000 azulejos que adornan una veintena de bancos con anuncios antiguos. [caption id="attachment_2957" align="aligncenter" width="1024"] Parque García de Sanabria.[/caption] Desde este lugar la calle General O’Donnell nos llevará directos al parque García Sanabria, que con 6.721 metros sirve para que los santacruceros se enorgullezcan de tener el parque urbano más grande de Canarias. Este pulmón verdaderamente frondoso contiene una gran variedad de plantas exóticas, esculturas contemporáneas y un reloj de flores con mecanismo suizo. En una de sus esquinas se encuentra la plaza Fernando Pessoa, en donde una altísima palmera canaria lleva un siglo presenciando la transformación de la ciudad. Nuestro paseo circular lo cerraremos descendiendo hasta la plaza del Príncipe y dejando que el Puente Serrador nos lleve en línea recta hasta el Mercado de Nuestra Señora de África, un imprescindible. En la puerta se encuentran la estatua de una lechera y la escultura de dos pescadores que arrastran su barca, un homenaje a las profesiones tradicionales de la isla. Este mercado de abastos es el mejor lugar para comprar quesos, vinos, frutas tropicales o mermeladas de sabores exóticos, eso sin olvidar que en la planta baja están las pescaderías. Aquí se pueden conocer las coloridas especies de las islas y muchos puestos, como el de la Pescadería Nicomedes, ofrecen un festín a base de mariscos, salazones y vino fresquito. [caption id="attachment_2959" align="aligncenter" width="1024"] Mercado de Nuestra Señora de África.[/caption] Tras reponer fuerzas entre el encantador ajetreo nos podemos relajar disfrutando de una de las exposiciones del TEA (Tenerife Espacio de las Artes), un museo contemporáneo con la exposición permanente del pintor surrealista tinerfeño Óscar Domínguez. Además, el edificio, ejemplo del nuevo urbanismo de la ciudad, alberga una tienda con una gran selección de artesanía canaria moderna perfecta para llevarse un recuerdo auténtico pero diferente de estos dos días en Santa Cruz. La noche puede transcurrir viendo una obra en el teatro en el Guimerá, el más antiguo de Canarias; disfrutando de un clima siempre templado en las terrazas de la plaza de San Francisco o en la calle La Noria; degustando unas tapas en la calle Clavel, donde algunas casas de comidas se esconden en el interior de casas del siglo XIX; o de discotecas en la avenida Anaga. S. Acosta | Periodista
entreolas
Ideas para disfrutar a través del mar
Santa Cruz de Tenerife, en dos días
Cuando se llega a Santa Cruz de Tenerife por mar la primera toma de contacto con la ciudad será la plaza España, construida sobre el castillo que defendía a la isla de la piratería y del que en la actualidad solo quedan unas murallas. Desde aquí cada día salen visitas guiadas en varios idiomas y también será nuestro punto de partida para una ruta a pie por el casco antiguo de la capital. Dejaremos a mano derecha la calle Castillo, arteria comercial, para llegar a los suelos empedrados de la parte viaje y visitar la Iglesia de la Concepción, templo ligado a la conquista de la ciudad. En la fachada principal destacan los hermosos balcones de tipo canario y en el interior el olor a madera lo inunda todo. [caption id="attachment_2953" align="aligncenter" width="1024"] Plaza de España.[/caption] Al salir nos encontraremos ya en una de las calles más auténticas, la que todos los chicharreros conocen como calle La Noria y la que nos transportará a un pasado colonial. La magia comienza cuando de sus casitas de colores salen los acordes del Carnaval, ya que es aquí donde las murgas ensayan esas canciones con las que ponen humor e ironía a su Carnaval. Con una sonrisa quizá podamos entrar en alguna de ellas. Destaca, por ejemplo, la Casa del Miedo, de 1712, hogar de la murga Los Mamelucos. Si no ha tenido suerte la mejor opción es tomar algo en alguno de los bares de calle, El Bulán, por ejemplo, conserva parte de los azulejos antiguos y unos bonitos corredores de madera en torno a un patio central. [caption id="attachment_2952" align="aligncenter" width="1024"] Iglesia de la Concepción.[/caption] Si nos quedamos con ganas de Carnaval, a 600 metros bien señalizados encontramos la Casa del Carnaval, un museo de reciente apertura en el que se pueden contemplar los enormes trajes de las reinas del Carnaval o carteles históricos, como uno de 1962 o el que hizo el propio César Manrique. Poniendo dirección hacia el mar se recomienda dedicar un tiempo al Museo de la Naturaleza y el Hombre, donde se encuentra la mayor colección sobre la cultura Guanche, el pueblo aborigen que habitaba Tenerife antes de la llegada de los europeos. El paseo puede terminar en el Auditorio, obra de Santiago Calatrava, en donde se puede disfrutar de una noche de música o simplemente dejarse mimar por la brisa en una terraza que mira al mar.
El segundo día comienza en uno de los bares favoritos de los chicharreros, La Garriga, que desde los cincuenta lleva sirviendo desayunos y vendiendo charcutería. Aunque hace un par de años se cambió de local, en la misma calle Pérez Galdós, la estrella de la carta no ha cambiado: el bocadillo de tortilla con chacina. ¡Ojo, cierra los domingos! Una buena opción para bajar el desayuno es emprender un paseo circular rumbo a la plaza ‘de los Patos’, callejeando para ver la enigmática fachada del Templo Masónico. Llamada en realidad plaza del 25 de julio, por la fecha en la que la ciudad frenó el ataque del Almirante Nelson, en esta plaza encontramos la sensación del “esto lo he visto antes”, ya que su fuente es idéntica a la del parque de María Luisa de Sevilla. Los amantes de lo vintage adorarán los 5.000 azulejos que adornan una veintena de bancos con anuncios antiguos. [caption id="attachment_2957" align="aligncenter" width="1024"] Parque García de Sanabria.[/caption] Desde este lugar la calle General O’Donnell nos llevará directos al parque García Sanabria, que con 6.721 metros sirve para que los santacruceros se enorgullezcan de tener el parque urbano más grande de Canarias. Este pulmón verdaderamente frondoso contiene una gran variedad de plantas exóticas, esculturas contemporáneas y un reloj de flores con mecanismo suizo. En una de sus esquinas se encuentra la plaza Fernando Pessoa, en donde una altísima palmera canaria lleva un siglo presenciando la transformación de la ciudad. Nuestro paseo circular lo cerraremos descendiendo hasta la plaza del Príncipe y dejando que el Puente Serrador nos lleve en línea recta hasta el Mercado de Nuestra Señora de África, un imprescindible. En la puerta se encuentran la estatua de una lechera y la escultura de dos pescadores que arrastran su barca, un homenaje a las profesiones tradicionales de la isla. Este mercado de abastos es el mejor lugar para comprar quesos, vinos, frutas tropicales o mermeladas de sabores exóticos, eso sin olvidar que en la planta baja están las pescaderías. Aquí se pueden conocer las coloridas especies de las islas y muchos puestos, como el de la Pescadería Nicomedes, ofrecen un festín a base de mariscos, salazones y vino fresquito. [caption id="attachment_2959" align="aligncenter" width="1024"] Mercado de Nuestra Señora de África.[/caption] Tras reponer fuerzas entre el encantador ajetreo nos podemos relajar disfrutando de una de las exposiciones del TEA (Tenerife Espacio de las Artes), un museo contemporáneo con la exposición permanente del pintor surrealista tinerfeño Óscar Domínguez. Además, el edificio, ejemplo del nuevo urbanismo de la ciudad, alberga una tienda con una gran selección de artesanía canaria moderna perfecta para llevarse un recuerdo auténtico pero diferente de estos dos días en Santa Cruz. La noche puede transcurrir viendo una obra en el teatro en el Guimerá, el más antiguo de Canarias; disfrutando de un clima siempre templado en las terrazas de la plaza de San Francisco o en la calle La Noria; degustando unas tapas en la calle Clavel, donde algunas casas de comidas se esconden en el interior de casas del siglo XIX; o de discotecas en la avenida Anaga. S. Acosta | Periodista
El segundo día comienza en uno de los bares favoritos de los chicharreros, La Garriga, que desde los cincuenta lleva sirviendo desayunos y vendiendo charcutería. Aunque hace un par de años se cambió de local, en la misma calle Pérez Galdós, la estrella de la carta no ha cambiado: el bocadillo de tortilla con chacina. ¡Ojo, cierra los domingos! Una buena opción para bajar el desayuno es emprender un paseo circular rumbo a la plaza ‘de los Patos’, callejeando para ver la enigmática fachada del Templo Masónico. Llamada en realidad plaza del 25 de julio, por la fecha en la que la ciudad frenó el ataque del Almirante Nelson, en esta plaza encontramos la sensación del “esto lo he visto antes”, ya que su fuente es idéntica a la del parque de María Luisa de Sevilla. Los amantes de lo vintage adorarán los 5.000 azulejos que adornan una veintena de bancos con anuncios antiguos. [caption id="attachment_2957" align="aligncenter" width="1024"] Parque García de Sanabria.[/caption] Desde este lugar la calle General O’Donnell nos llevará directos al parque García Sanabria, que con 6.721 metros sirve para que los santacruceros se enorgullezcan de tener el parque urbano más grande de Canarias. Este pulmón verdaderamente frondoso contiene una gran variedad de plantas exóticas, esculturas contemporáneas y un reloj de flores con mecanismo suizo. En una de sus esquinas se encuentra la plaza Fernando Pessoa, en donde una altísima palmera canaria lleva un siglo presenciando la transformación de la ciudad. Nuestro paseo circular lo cerraremos descendiendo hasta la plaza del Príncipe y dejando que el Puente Serrador nos lleve en línea recta hasta el Mercado de Nuestra Señora de África, un imprescindible. En la puerta se encuentran la estatua de una lechera y la escultura de dos pescadores que arrastran su barca, un homenaje a las profesiones tradicionales de la isla. Este mercado de abastos es el mejor lugar para comprar quesos, vinos, frutas tropicales o mermeladas de sabores exóticos, eso sin olvidar que en la planta baja están las pescaderías. Aquí se pueden conocer las coloridas especies de las islas y muchos puestos, como el de la Pescadería Nicomedes, ofrecen un festín a base de mariscos, salazones y vino fresquito. [caption id="attachment_2959" align="aligncenter" width="1024"] Mercado de Nuestra Señora de África.[/caption] Tras reponer fuerzas entre el encantador ajetreo nos podemos relajar disfrutando de una de las exposiciones del TEA (Tenerife Espacio de las Artes), un museo contemporáneo con la exposición permanente del pintor surrealista tinerfeño Óscar Domínguez. Además, el edificio, ejemplo del nuevo urbanismo de la ciudad, alberga una tienda con una gran selección de artesanía canaria moderna perfecta para llevarse un recuerdo auténtico pero diferente de estos dos días en Santa Cruz. La noche puede transcurrir viendo una obra en el teatro en el Guimerá, el más antiguo de Canarias; disfrutando de un clima siempre templado en las terrazas de la plaza de San Francisco o en la calle La Noria; degustando unas tapas en la calle Clavel, donde algunas casas de comidas se esconden en el interior de casas del siglo XIX; o de discotecas en la avenida Anaga. S. Acosta | Periodista
Posts relacionados
Tu aventura en las Islas comienza con Baleària
¡Descarga tu guía!
Esteu segur de modificar la data d’anada?