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València, la ruta del arroz


El arroz es el cereal más importante en la alimentación humana. Pero el arroz, en València, es más que un alimento. En esta tierra, el arroz es religión. Un plato que une, cohesiona, que crea vínculos. En València, el arroz y todo el ritual que lo envuelve es la mejor manera de festejar la vida.

Día 1:

De 10:00 a 12:00  El Museo del Arroz. Ubicado sobre un antiguo molino en el corazón del barrio del Cabanyal-Canyamelar, habla a los visitantes del origen, de la tierra y el regadío, del proceso de transformación e industrialización de este cereal tan arraigado en la cultura valenciana. De 12:00 a 14:00 Tiempo de vermut. Aprovechamos que nos encontramos en el antiguo barrio marinero, una zona que ha empezado a florecer después de años de letargo, para visitar alguna antigua bodega, como Casa Montaña o las más reciente Bodega Anyora. Es hora del vermut y de probar alguna receta típica de la zona, un plato de titaina o unos salazones. De 14:00 a 17:00 Paella al centro. Recalamos en una de las grandes casas de arroces de nuestro país, Casa Carmela. El restaurante lleva desde 1922 preparando paellas a la manera tradicional. Elaborada con productos frescos de la huerta de Vera, utilizando azafrán de hebra, sin rastro de fondos precocinados. La paella al centro de la mesa, como manda la tradición, y las cucharas, de madera. Las paellas de Casa Carmela son  una declaración de amor a este territorio. De 17:00 a 18:00 Pausa tras la comida. Hay que descender a la arena en la playa de la Malvarrosa, mojarse los pies en ese mar que Sorolla eternizó para reposar la comida antes de volver a la agitación del centro. De 18:30 a 18:00 En el corazón de la ciudad. Lo mejor es perderse por las estrechas calles del barrio de El Carmen, el lugar donde nació València y donde romanos, musulmanes y cristianos escribieron las primeras líneas de esta ciudad. Han pasado muchos siglos, pero el bullicio del barrio sigue siendo el mismo. En una de esas calles, muy próximas a la Lonja, podemos asomarnos a un lugar donde se puede apreciar una historia y un modo de vida. Es Simple, una tienda llena de objetos artesanos, productos sencillos hechos a mano en España. Un comercio donde la cerámica, el esparto y el cariño por el trabajo pausado están muy presentes. [caption id="attachment_2052" align="aligncenter" width="1000"] valencia la ruta del arroz El 'fangueig' o roturado de los campos de arroz (foto: Juan Solbes).[/caption]

Día 2:

De 10:00 a 11:30 L'Albufera. Nos alejamos de la agitación de la urbe para recorrer los 30 kilómetros que separan la ciudad de la comarca de Sueca y nos detenernos en los campos de arroz que envuelven el Parc Natural de l'Albufera. Depende de la época del año en que visitemos el parque, el aspecto de los campos muta. Inundados, secos o con el arroz en plena efervescencia. En cualquier fase son un espectáculo. [caption id="attachment_2056" align="aligncenter" width="1000"] valencia la ruta del arroz Siega del arroz (foto: Teresa Ballester).[/caption] De 11:30 a 14:00 Viaje por la historia. Desde la pequeña localidad de El Palmar, podemos tomar una barca para navegar por las tranquilas aguas de l'Albufera mientras hacemos un viaje por la historia, las tradiciones y la evolución de este cereal ligado a este territorio como pocos. Una ruta que siempre tiene una última parada, la del placer de disfrutar de un buen plato de arroz. De 11:30 a 14:00 Degustar el arroz. Si nos quedamos por la zona, L’Establiment es una de las mejores opciones para saborear un arroz del senyoret. Si preferimos volver a València, Lavoe, en pleno centro, nos ofrecerá una despedida sensorial por todo lo alto. Cualquiera de sus arroces es excepcional,  pero la paella de cocido (donde se unen lo mejor de los dos mundos) es insuperable. Es hora de volver. En la memoria nos llevamos la luz de València y los sabores a mar o a huerta que nos han dejado sus arroces. Pero volveremos. Porque 48 horas no son suficientes, no para una ciudad como València. Paula Pons | Periodista [caption id="attachment_2055" align="aligncenter" width="1000"] valencia la ruta del arroz Paella cocinada con leña del restaurante L'Establiment.[/caption]
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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan. Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que “la experiencia fue doblemente emocionante”, comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera. Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día. [caption id="attachment_2145" align="aligncenter" width="1000"] Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento.[/caption] Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar. Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo.  Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés. [caption id="attachment_2154" align="aligncenter" width="1000"] Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). “El record anual. No sólo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum”, afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat. [caption id="attachment_2152" align="aligncenter" width="1000"] Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de “muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida”. Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral. [caption id="attachment_2150" align="aligncenter" width="1000"] Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies.[/caption]


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