Nuestro litoral Mediterráneo esconde paisajes que desbordan la imaginación más artística y sirven de pórtico a un mundo aún más deslumbrante, el que descansa bajo la delgada capa de agua que nos asoma a sus fondos someros, cargados de vida y de luz, cálidamente acogedores y repletos de color.
Un viaje fugaz e intenso que nos transporta a algunos de los infinitos rincones de la mar donde atravesar el espejo del agua y visitar un mundo en el que todos, sin límite de edad y con sólo unas gafas de bucear, podrán disfrutar.
1. El sueño del pintor: Cala Jugadora (Cadaqués)
A los pies del Cap de Creus la fuerza de la geología se impone en un paisaje erosionado durante millones de años. Sus transparentes fondos cuentan con todos los ingredientes del mejor Mediterráneo: blancos arenales, laberínticos pasadizos rocosos y frondosas praderas de verde Posidonia, ese pulmón del mar donde los tordos se escabullen mientras nubes de castañuelas se agitan en permanente baile acuático.
2. Los tonos del mar: Cala Macarella (Menorca)
Al sur de la isla encontramos pinos asomándose al mar, aguas turquesa y luminosos arenales flanqueados por roca en los laterales; sin duda los enclaves más interesantes para los snorkelistas que podrán observar multitud de especies, desde la vistosa anémona incrustante amarilla tapizando paredes sombrías hasta montones de peces que, como el serrano y la vaqueta, encuentran refugio entre las numerosas rocas de sus fondos.
3. Puro Mediterráneo: Cala Figuera (Mallorca)
Al norte, muy cerca del cabo de Formentor, fondos transparentes salpicados de guijarros dibujan entretenidos recorridos. En la cara derecha, tras atravesar una plataforma rocosa poco profunda, podremos dirigirnos hacia unos pequeños islotes, rodearlos e inspeccionar huecos y grietas que tal vez nos sorprendan con algún pulpo que se pertrecha tras su peculiar barricada de piedras y conchas.
4. Entre el mar y el cielo: Cala Serena (Mallorca)
En el sudeste de la isla descubrimos esta discreta cala en la que dirigiremos nuestras aletas a la pared derecha, buscando la punta del cabo que la separa de Cala Ferrera. Atravesaremos un arenal donde tal vez se delate alguna pelaya perfectamente camuflada. Por la pared hay grandes rocas tapizadas de algas pardas y rojizas permanente sobrevoladas por los sargos. Pasada la punta se extiende la Posidonia oceánica, que siempre esconde muchísima vida.
5. Alma de marinero: Cala Portinatx (Ibiza)
Un pequeño embarcadero donde todavía lucen los tradicionales llaüts da aún más carácter a este enclave. Nuestro paseo acuático nos llevará a la parte derecha, siguiendo la pared de Punta Galera y dirigiéndonos hacia el islote. Un fondo de fina y blanca arena por el centro da paso a otro de roca en el lateral procurando albergue a la variada fauna como las coloridas julias, doncellas y fadrís.
6. Blanca y radiante: Es Caló de Sant Agustí (Formentera)
Nos dejará sin palabras el fulgor de sus aguas transparentes que amplifican el fondo arenoso, donde tan hábilmente se refugia el discreto y cotizado pez raor. Los salientes rocosos son oasis en los que se acomodan pequeños peces como el blenio y el gobio que parecen observarnos mientras sobrevolamos tan excepcionales aguas.
7. David mirando a Goliat: Embarcadero de la Isla (Benidorm)
Frente a los rascacielos se encuentra la isla, un paraíso sumergido con muchísima vida. El fondo se presenta como un suave veril sólo salpicado eventualmente por alguna roca. La ruta nos lleva dejando la pared a nuestra izquierda hasta un vistoso arco de piedra que, como una ventana al azul, nos invitará a atravesarlo. La plataforma rocosa alberga a pequeños crustáceos y peces como serranos y tordos.
8. Sentidos con sensibilidad: Playa de Maro (Málaga)
Escondida entre acantilados y rodeada de una vegetación exuberante, Maro nos ofrece interesantes recorridos por sus fondos rocosos donde abundan los peces, ya que está prohibida la pesca. Tímidos meros se refugian en las numerosas oquedades, a menudos ocupadas por erizos, mientras obladas y pequeñas lisas patrullan en grupo sin cesar. Algunos ríos desembocan en forma de vistosa cascada en las proximidades.
9. Misterios del mar: Arrecife Las Sirenas (Almería)
En pleno Cabo de Gata y muy cerca de su faro surgen del mar las antiguas chimeneas volcánicas cuya oscuridad contrasta con la transparencia del agua, que presenta tonos esmeralda y que acoge unos fondos impactantes, con pasillos entre la roca, tapizadas de coloridas algas, y un lecho arenoso donde los snorkelistas avanzados podrán hacer descensos más profundos.
10. El refugio del pirata: Cala Desnarigado (Ceuta)
Esta pequeña cala, que toma su nombre de un pirata berberisco, se ubica en la parte africana del Mediterráneo y sus refrescantes y transparentes aguas acogen unos fondos perfectos para el snorkel. Las pequeñas bogas y castañuelas tejen cortinas en incesante movimiento mientras que, a más profundidad son los sargos y las obladas las que dominan contando en ocasiones con la fugaz aparición de espetones.