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Baleària: 15 años de servicio fiable, cómodo y orientado al cliente
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Baleària: 15 años de servicio fiable, cómodo y orientado al cliente


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Baleària y Ceuta van unidas de la mano desde que en 2006 la naviera escribió las primeras páginas de su compromiso con la ciudad.

En 15 años, Baleària ha superado con creces su intención de mejorar las conexiones marítimas de los ceutís, y se ha convertido en la naviera líder en el Estrecho, gracias a la apuesta por el confort, la fiabilidad, una amplia oferta de servicios y la atención al cliente.

«El transporte marítimo es vital para Ceuta. Para su economía, para el turismo que quiere atraer, para la carga que viene de la península por mar… Las comunicaciones marítimas son esenciales, y Baleària ha contribuido a mejorarlas», destaca Manuel Rejano, delegado de la Zona Sur de Baleària. En un sentido similar se expresa Francisco Jimenez Vara, uno de los capitanes que navega en la zona: «Para los caballas es primordial que haya un tráfico continuo para estar enlazados y comunicados con la península».

 


Ana María Lobera, pasajera de Baleària.

 

Baleària empezó a operar en 2006 en Ceuta con fast ferries que realizaban cinco viajes diarios. En 2007, la naviera adquirió Buquebús España e incorporó el fast ferry Avemar Dos, uno de los buques insignia de la compañía en la ruta, en el que ha invertido 16 millones de euros en mejoras en los últimos años. Sin embargo, si un barco ha ejemplificado el compromiso de la naviera con Ceuta, es el Passió per Formentera, que opera desde 2009 en la ruta casi ininterrumpidamente. «El Passió fue un cambio importante en una línea que apostaba por los rápidos», recuerda Rejano, que asegura que el barco ha sido «un éxito en comodidad, en confortabilidad y en seguridad», sobre todo por ser «el único que une Ceuta con la Península cuando el Estrecho se pone bravo». La alta fiabilidad del Passió per Formentera ha garantizado prácticamente siempre la comunicación marítima, incluso con fuertes temporales.

 


El 'fast ferry Avemar Dos', uno de los buques que opera la ruta.

 

La valoración media de los pasajeros del Passió a lo largo de los años ha sido de 8,4, una de las más altas de la flota de Baleària. Algunos pasajeros, como Francisco Toro (por motivos laborables) y Carmen Cadenas (para visitar a la familia), llevan viajando prácticamente desde los inicios de la compañía. «La calidad del barco, la amplitud y la comodidad del desplazamiento es de las mejores», señala Francisco. Mientras que Carmen esgrime como motivos para su fidelidad «el confort y la puntualidad, y la gran flexibilidad horaria, gracias a tener un ferry y un rápido». Fran Vázquez, que se desplaza por motivos familiares varias veces al año, destaca «los sofás maravillosos y el número de frecuencias» que ofrece la naviera, mientras que la ceutí África Ruiz añade «el trato a bordo».  

 

Baleària Club 

Las encuestas realizadas a los clientes desde 2012 han mostrado un índice de fidelidad superior al 95%. Los pasajeros más asiduos han podido disfrutar estos 15 años de las ventajas del club de fidelización, que recientemente se ha unificado en todos los territorios bajo el nombre de Baleària Club. Los socios consiguen puntos por sus viajes que luego los cambian por las recompensas que elijan en la Tienda Club. Además, disfrutan de ofertas exclusivas, se benefician de colaboraciones y descuentos con empresas asociadas y pueden realizar retos donde consiguen más ventajas. Hanah El Bourmaki, que viaja con Baleària desde que tiene «uso de razón», es socia «por las ventajas de acumular puntos». Ana Borreguero es miembro Exclusive y destaca «el trato del personal a bordo y en bodega» y el número de rotaciones que ofrece la compañía. Belén Vera, que aspira a llegar también a la máxima categoría del club, enumera las ventajas de ser socio: acumular puntos para obtener ventajas, los sorteos y ofertas, y los descuentos en Amazon o Netflix. Para celebrar los 15 años en la ruta, Baleària ofrece este mes de octubre coche gratis para los socios Exclusive y un descuento del 15% al resto, además de consumiciones gratuitas a bordo y otras ventajas.

 


Ana Borreguero, pasajera de Baleària.

 

Compromiso con la sociedad 

Durante estos 15 años, la naviera ha ido estrechando lazos con la sociedad ceutí. «Baleària ha conseguido meterse en el tejido social de Ceuta gracias a los acuerdos de la Fundación, que ha apoyado a más de 72 entidades del mundo del deporte y la cultura», destaca Rejano. Ahora, la implicación de la Fundación da un paso más gracias al acuerdo firmado con la consejería de Cultura de Ceuta, que permitirá integrar el Museo del Revellín en el programa de Lonjas de la Cultura de la Fundación, espacios que permiten el intercambio cultural entre los territorios que une la naviera. Está previsto realizar tres exposiciones entre enero y noviembre de 2022. 

Este compromiso con la sociedad se puso de relieve el año pasado al inicio de la pandemia, cuando Baleària asumió su responsabilidad de garantizar la cadena de suministro de bienes de primera necesidad, un servicio estratégico y esencial para los territorios no peninsulares.

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Callejones empedrados, fachadas blancas, puertas de colores y flores que cuelgan de cada balcón. Subir a la catedral lleva su tiempo, pero el esfuerzo tiene su recompensa: una vista panorámica y sin filtros sobre el puerto, los barcos que zarpan hacia Formentera y las azoteas encaladas. Cada rincón de Dalt Vila pide una foto, pero también una pausa.   2. Un balcón al sol del atardecer Mirador de Sa Foradada (Mallorca) Desde Son Marroig, una histórica finca situada entre Valldemossa y Deià, parte el sendero que lleva a uno de los miradores más celebrados de la isla. Sa Foradada, con su emblemático templete de mármol de Carrara, ofrece un contraluz casi teatral al atardecer, un lugar convertido en templo para los creadores de contenidos e instagrammers, sobre todo para los interesados en fotografías de viaje, estilo de vida y bodas. La combinación del mar abierto, el perfil rocoso y el cielo incendiado convierte cada fotografía en una promesa de eternidad. Muchos optan por sentarse en el pequeño bar-mirador y ver el espectáculo con una copa de vino local. Otros bajan hasta el nivel del mar en una ruta más exigente, pero también más íntima. Sea cual sea tu opción, la cámara es casi un requisito.     Valldemossa (Mallorca)     3. Calas hermanas Cala Macarella y Macarelleta (Menorca) Reserva de la Biosfera desde 1993, Menorca guarda rincones donde la huella humana apenas es visible. Macarella y Macarelleta, dos calas vecinas enmarcadas por acantilados calizos y un frondoso pinar, parecen sacadas de una postal. Su entorno bien conservado y sus aguas turquesa las han convertido en iconos del litoral menorquín. El acceso requiere una caminata de unos 40 minutos desde Cala Galdana. Cada paso vale la pena, especialmente si el objetivo es disfrutar y captar la luz, el azul de sus aguas y la arena blanca y fina. Para los amantes de la fotografía, el juego de luces y sombras por la mañana ofrece un espectáculo visual en constante cambio.     Cala Macarella (Menorca)   4. El acantilado al azul infinito Ses Balandres (Ibiza) En la costa noroeste de Ibiza, entre Santa Agnès de Corona y el mar, se esconde un lugar con vistas de ensueño. Este mirador natural, conocido como Ses Balandres, ofrece una de las panorámicas más espectaculares de la isla. Frente al visitante, el azul infinito del Mediterráneo; bajo sus pies, una caída vertiginosa hacia acantilados escarpados y un puñado de islotes que salpican el horizonte. En este espacio singular se respira una tranquilidad que lo convierte en santuario para quienes buscan una Ibiza más salvaje y silenciosa. El mejor momento del día para dejarse hipnotizar por su magia, sin duda, es al atardecer, cuando el cielo se tiñe de fuego.   5. Nostalgia rural Molinos de viento en Sant Francesc (Formentera) Formentera, la más pequeña de las Pitiusas, cuenta con playas infinitas, pero también con un paisaje rural que ha resistido el paso del tiempo. En los alrededores de Sant Francesc, capital pintoresca, silenciosa y luminosa de la isla, los molinos de viento son testigos de otras épocas. Construidos principalmente entre los siglos XVIII y XIX en la zona de Sa Miranda, estos emblemáticos edificios desempeñaron un papel crucial en la molienda de cereales, en una época en la que la agricultura era la base de la economía local. El Molí Vell de la Mola, por ejemplo, ofrece visitas guiadas y una visión muy completa de la antigua vida isleña. Es al amanecer cuando estas construcciones reflejan su mejor luz: las aspas recortadas contra el cielo, los colores suaves del campo y esa atmósfera tranquila que hace que cada foto parezca pensada para tu feed.     Molino de viento en Sant Francesc (Formentera)   6. La cala escondida que todos sueñan Cala Varques (Mallorca) Hay calas que parecen creadas para una imagen única y Cala Varques es uno de esos lugares que quedarán en tu memoria. Alejada de urbanizaciones y del bullicioso ruido, protegida por un bosque y flanqueada por acantilados, esta playa virgen situada en la costa este de Mallorca (Manacor) conserva su esencia más salvaje. Los visitantes no encontrarán chiringuitos, tampoco hamacas o caminos asfaltados, solo un paisaje natural para tu deleite a media hora de caminata entre pinos y tierra rojiza. Una vez allí, quedarás atrapado por la belleza de un entorno irrepetible. Con aproximadamente 70 metros de longitud y 50 metros de anchura, esta playa de arena blanca y aguas cristalinas está rodeada de acantilados bajos y un frondoso bosque de pinos, lo que le confiere un entorno natural y aislado. Puedes capturarla desde la arena, buscando encuadres íntimos entre pinos y rocas; desde el mar, accediendo en barco para obtener panorámicas únicas del litoral; o incluso a vista de dron, donde la cala revela toda su geometría natural y su contraste de colores.   7. Un salto al vacío y al horizonte Pont d’en Gil (Menorca) En la costa oeste de Menorca, cerca de Ciutadella, se encuentra esta formación rocosa que parece trazada con escuadra y compás. Un arco natural de piedra caliza que se precipita sobre el mar como si fuera una pasarela secreta hacia el infinito. El lugar ha ganado popularidad entre los que buscan atardeceres menos convencionales. Los últimos rayos de sol se cuelan bajo el arco y tiñen el agua de reflejos dorados. Accesible en coche y luego a pie, también se puede explorar en kayak. Un rincón perfecto para los que quieren sorprender a sus seguidores.   8. El Caribe sin pasaporte Playa de Ses Illetes (Formentera) Ses Illetes es una de esas playas que no necesita filtros. Arena fina y blanca, aguas de color turquesa y una lengua de tierra que parece flotar entre dos mares. No en vano es considerada entre las mejores playas del mundo. Está situada en el Parque Natural de Ses Salines, y su acceso está regulado para proteger el entorno. Lo ideal es llegar en bicicleta o a pie desde el puerto de La Savina. El paseo es, sin duda, parte de la experiencia. Desde el extremo de la playa, se pueden tomar fotos que parecen montajes: horizonte azul, barquitos dispersos y el islote de Espalmador de fondo.     Playas de Ses Illetes (Formentera)     9. Belleza de piedra y silencio Valldemossa (Mallorca) El alma de la sierra de Tramuntana es Valldemossa. Este pequeño pueblo mallorquín, de piedra dorada y calles empedradas, es pura poesía arquitectónica. Sus fachadas adornadas con macetas y azulejos devocionales, las persianas verdes, las puertas robustas y los tejados de teja antigua conforman un escenario que atrapa. Valldemossa fue refugio de artistas, escritores y músicos como Frédéric Chopin, George Sand, Rubén Darío, Unamuno y Azorín, y su legado aún resuena entre los muros de su Cartuja, mandada construir por el rey Sancho I en el siglo XIII. Para los fotógrafos, el momento mágico llega con las primeras luces de la mañana o justo antes del anochecer, cuando el pueblo se vacía y recupera la calma.     10. El fin del mundo balear Faro de Cap de Barbaria (Formentera) En el sur de Formentera, la carretera se estrecha hasta convertirse en una línea que se pierde en el horizonte. Al final, sobre un promontorio que cae al mar, se levanta el faro de Cap de Barbaria. El camino es tan fotogénico como el faro mismo: una recta flanqueada por campos secos, muros de piedra y silencio. Al atardecer, la luz lo cambia todo: el cielo se llena de color, los contornos se suavizan y cada ángulo pide una instantánea. Es uno de esos momentos en los que solo tienes que apretar el botón de la cámara de tu móvil y dejar que el paisaje haga el resto.     Faro de Cap de Barbaria (Formentera)  


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Carlos Arrillaga: «Queremos alcanzar e incluso superar los objetivos depositados en esta nueva línea»

  Carlos Arrillaga Rejano ha cumplido la mayoría de edad a bordo de Baleària como Coordinador de Embarque de nuestra nueva ruta entre Tarifa y Tánger Ville.   A lo largo de 18 años, nos ha acompañado a través de los departamentos de Operaciones, Taquillas y control de vehículos en Algeciras. Hoy queremos conocer un poco más cómo ha vivido el reto mayúsculo de abrir una nueva línea tan esperada como esta.   P. ¿Qué ha supuesto a nivel personal y profesional la apertura de la línea Tarifa-Tánger Ville? Profesionalmente está suponiendo un reto importante para mí, el cual estoy asumiendo con muchas ganas e ilusión. Es una gran oportunidad y me siento muy afortunado de poder estar trabajando para que todo salga bien. En el ámbito personal, resido en Tarifa y poder trabajar cerca de casa es muy gratificante.    P. ¿Cuál ha sido el mayor desafío logístico en la puesta en marcha de esta nueva ruta en el puerto de Tarifa? Coordinar la operativa propia de los embarques y funcionamiento diario, con la formación simultánea del personal de nueva incorporación y atender todas las necesidades propias de la delegación. Gracias al esfuerzo y colaboración de todas las personas y departamentos implicados está saliendo todo bien. En muy pocos días se ha conseguido tener completamente operativa la delegación.   P. ¿Cómo se coordina el trabajo entre el equipo en tierra, el barco y los servicios portuarios para que cada escala sea eficiente? Es muy importante y necesaria la comunicación y la previsión. Este es un puerto pequeño, pero con gran afluencia de pasajeros. Por eso es imprescindible que la comunicación sea constante y fluida. Existe mucha implicación por parte de todos los actores involucrados, colaborando en el buen funcionamiento de todos los servicios portuarios, así como las escalas de los buques.   P. ¿Qué aprendizajes te llevas de esta puesta en marcha que podrían aplicarse a futuras aperturas de rutas? Lo importante que es el trabajo en equipo, la colaboración de todos los departamentos implicados y la comunicación. Así como poder dar oportunidad a las personas de implicarse en nuevos proyectos.   P. ¿Qué sensación tienes al ver esta ruta ya operativa después del trabajo de preparación? Estoy muy contento y orgulloso. Hemos conseguido en poco tiempo hacer un buen equipo de personas. Y esperando que sigamos creciendo en esta nueva ruta para alcanzar, o incluso superar, los objetivos depositados en esta nueva línea.  


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