El periodista especializado en temas marítimos, Javier Ortega Figueiral, recorre en cinco días las islas Baleares en cinco buques y recalando en siete puertos.
Domingo, 21:45 Terminal Drassanes del puerto de Barcelona
Doy mi nombre y un número de localizador en la taquilla de Baleària. Esperando recibir el billete con el papel de embarque del coche me llevo la primera sorpresa del viaje: me han preparado en cinco sobres con la documentación de todo el recorrido que en cinco días me llevará de Barcelona a Dénia. En lugar de recorrer 464 kilómetros por carretera, lo haré pasando por todas las islas Baleares en cinco buques de la compañía.
Esta aventura marítimo-insular empieza entrando por una de las rampas popa con mi Smart, que queda estacionado en uno de los garajes del Martin i Soler. Cena ligera y directo a la cabina, donde escribo y me vence el sueño hasta las 07:45, cuando el capitán Pedro Batista me invita a ver la maniobra de llegada a los muelles de Son Blanc desde el puente de mando, mientras el sol sale tras los edificios de Ciutadella.
Lunes, 18:30 Puerto de Son Blanc, Ciutadella
En el mismo amarre que ocupaba el Martín i Soler por la mañana está ahora el fast ferry Nixe. En el garaje, bicicletas, motos, 60 coches y varias furgonetas mallorquinas de vuelta a la isla. El capitán Vicente Ortega me recibe en su puente de mando, más similar al de un gran avión que al de un barco clásico.
Martes, 07:30 Puerto de Palma
Amanece en Palma y embarco por la popa del Nissos Chios, un moderno ferry que hoy está rodeado de cruceros. A las ocho en punto empieza la navegación de tres horas rumbo a Eivissa. El práctico embarca junto el faro de Botafoc, para llevarnos hasta los nuevos muelles comerciales, desde donde vemos Dalt Vila y el buque Virot, que trae camiones desde La Savina; también el Formentera Direct, que entra en puerto, y el Posidonia, que carga vehículos y pasaje en el muelle comercial.
Miércoles, 10:30 Puerto de Eivissa, muelle comercial
El entrañable Posidonia espera en el muelle comercial. Zarpamos. Al contrario que los rápidos, el ferry Posidonia es un barco tranquilo, con gran capacidad de carga y unas cubiertas donde disfrutar de un paisaje que nunca se pierde de vista, siendo especialmente bonito el paso de Es Freus. Con tranquilidad y seguridad el Posidonia queda amarrado en el dique de abrigo.
Jueves, 20:30 Puerto de La Savina, Formentera
Por encima del dique de abrigo aparece la silueta del buque más grande que opera en este puerto: el Ramon Llull. En menos de 20 minutos todos los vehículos y pasaje estamos a bordo y el ferry de alta velocidad pone rumbo a Dénia, dejando las luces de Formentera atrás y con muchos habitantes de la isla a bordo encantados por no tener que pasar por Eivissa para ir a la península. A las dos horas y media de haber zarpado de La Savina, la proa del Ramon Llull queda frente a Baleària Port, la terminal marítima y central de la naviera. Tras 95 horas del primer embarque en Barcelona, cinco travesías en otros tantos barcos, catorce maniobras en siete puertos junto a muchas conversaciones y paisajes para recordar, pongo pie (y coche) en Dénia. Final del viaje.