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Baleària y los barcos ‘Made in Italy’
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Baleària y los barcos ‘Made in Italy’

Por Javier Ortega Figueiral


 

La ausencia de tráfico rodado. Esta es, junto a la arquitectura, los canales o los puentes, una de las características que más impacta a quien llega por primera vez a Venecia.

 

También resulta impresionante ver la circulación acuática que recorre el Gran Canal: lanchas, vaporetti (que correspondería al servicio que realizan los autobuses municipales), taxis y evidentemente góndolas por todas partes. En otro canal más amplio, el de La Giudecca, el tráfico de embarcaciones es aún mayor: allí navegan buques de cruceros marítimos y fluviales, grandes yates, veleros, remolcadores y los ferries de diferentes esloras que unen Venecia con diferentes puertos de Croacia y Grecia.    

 

flota baleària visenitini

Atardecer en Venecia. Durante todo el día, el tráfico acuático es intenso y muy variado, sobre todo el  Gran canal y el de La Giudecca (JOF)

 

Otros transbordadores realizan una misión similar a los anteriores; son unos trayectos más humildes en recorrido, aunque su servicio resulta fundamental para el día a día veneciano, pues unen el área del Tronchetto, una isla artificial ganada a la laguna, con la zona del Lido, donde sí pueden circular, aunque con limitaciones, coches, autobuses y camiones y su único medio de llegada son estos traghetti  que incansablemente unen el Lido con el resto de Italia y Europa. Dos de estos barcos de doble proa son el Metamauco y el San Nicolò, de 58 metros de eslora y que se cruzan continuamente a lo largo del día en diferentes puntos de su recorrido. ACTV, Azienda del Consorzio Trasporti Veneziano la empresa municipal de transportes de Venecia es su armadora desde hace 20 años y confió en una empresa de la región, Cantiere Navale Visentini, para su construcción.  

 

 

flota baleària visenitini

Barcos en el canal de la Giudecca. El más grande es uno de los traghetti diseñado por Visentini para la ACTV veneciana

 

Aquí es donde Baleària entra en la ecuación: el astillero donde se construyeron esos fiables barcos forma ya parte de la historia de la naviera y está escribiendo algunas páginas de su futuro. En las instalaciones de Porto Viro, a 45 kilómetros al sur de Venecia, Visentini está trabajando en dos barcos nuevos: el Hypatia de Alejandria, que se puso a flote el pasado mes de marzo, y el Marie Curie, aún en fase de montaje en dique seco. Son dos smart ships gemelos, propulsados por gas, con 186,5 metros de eslora, capaces de desarrollar una velocidad máxima de 24 nudos y capacidad para 810 personas, 2.180 metros lineales de carga y 150 vehículos.    

 

 

flota baleària visenitini

En marzo de 2018 el nuevo smart ship Hypatia de Alejandria flotó por primera vez junto a las instalaciones de los astilleros Visentini en Porto Viro

 

El Hypatia de Alejandría entrará en servicio en febrero de 2019 y el Marie Curie a lo largo del año, incrementando el número de ferries ‘made in Italy’ que navegan con los colores de Baleària. En la flota actual, dos de los buques italianos son gemelos: el Sicilia y el Nápoles, que se van a remotorizar para ser alimentados por gas natural licuado. Ambos están construidos también en Visentini y han pasado a ser propiedad de la compañía tras varias temporadas fletados.

 

Lo mismo ha sucedido con otro buque construido en Porto Viro, el Visemar One: prácticamente desde su botadura ha operado para Baleària y desde hace unas semanas es propiedad de la compañía. Los más observadores verán ciertos rasgos y coincidencias en el diseño que denotan que son buques nacidos en Visentini, empresa fundada a mediados de los sesenta y que a día de hoy ha construido cerca de 250 buques, sobre todo ferries y transbordadores. En la flota actual de Baleària hay dos barcos italianos más: uno es el Posidonia, dedicado a cubrir la ruta Ibiza-Formentera. Tiene 69 metros, puede llevar hasta 728 pasajeros y su bodega tiene capacidad para 40 vehículos. El buque fue construido en los históricos astilleros toscanos de Luigi Orlando, en Livorno, y pertenece a una serie de ocho buques gemelos. Siete de ellos siguen navegando en travesías cortas entre puertos italianos.  

 

 

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El Posidonia, destinado a unir Ibiza y Formentera, forma parte de una serie de siete buques idénticos que navegan en líneas interiores italianas (JOF)

 

El otro italiano es el Ramon Llull, un monocasco de alta velocidad que puede navegar a 32 nudos, casi 60 kilómetros por hora, transportando 477 pasajeros y 90 vehículos. Que su eslora sea de 83 metros no es algo casual: en 2003 la compañía quiso ofrecer el servicio directo Barcelona- Ciutadella, que por entonces disponía únicamente de su puerto natural: una instalación limitada para realizar operaciones comerciales.

 

Así, los buenos sastres Rodriquez Cantieri Navali hicieron un barco a medida para que Baleària pudiese operar en ese puerto. En la flota histórica de la compañía hubo también otros buques construidos en Italia. Uno de los más recordados y apreciados es el Federico García Lorca, gemelo del Ramon Llull, pero de mayores dimensiones, y que operó con Baleària entre 2001 y 2013, sobre todo entre Dénia, Ibiza y Palma. Otro buque muy similar fue el Al-Sabini, construido por el mismo astillero, aunque su paso por la compañía se limitó al periodo 2003-2007  

 

 

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El Federico García Lorca en el puerto de Vila, Ibiza, durante la celebración del Día de las Alas de Red Bull en sus aguas y muelles (JOF)

 

Dos buques más de Visentini cubrieron varias líneas de Baleares: el Borja y Borja Dos. El primero fletado entre 2007-2010 y el segundo durante un año menos.  Un año después volvió a navegar para Baleària dos años más, aunque esta vez con otro nombre: T Rex Uno. En el pasado y en el presente, la empresa ha apostado por el producto ‘made in Italy’ complementando a buques de otros orígenes. En el futuro, los dos nuevos s mart ships bautizados con nombres de mujeres ilustres, seguirán mostrando la apuesta de Baleària por la calidad de los astilleros Visentini.  

 

 

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El logo de Baleària en la chimenea del ferry Sicilia, construido en los astilleros Visentini. Uno de los buques ‘made in Italy’ de la compañía (JOF)

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Las mejores playas gaditanas
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Las mejores playas gaditanas

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Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. Ideales para evadirse del mundo y del frenesí diario.        Dunas de Valdevaqueros   La playa de Valdevaqueros, la más bonita de Tarifa, es uno de los pocos lugares vírgenes que quedan en la Costa de la Luz, donde los valles de los ríos desembocan silenciosos en la playa y en la sierra litoral, ajenos al ajetreo de las olas mar adentro donde los amantes del windsurf y del esquí con cometa luchan por subirse a la gran ola. En primera línea de costa, en este edén natural de arena fina, 4 kilómetros de dunas móviles se desplazan al capricho de los vientos engullendo árboles, carreteras y amenazando con sepultar todo aquello que encuentren a su paso.     El médano de Valdevaqueros se formó como consecuencia de las acciones militares llevadas a cabo en la década de los cuarenta, en plena dictadura franquista, para acondicionar los terrenos que daban acceso a los cuarteles de la zona, y para cavar algunas trincheras que impidieran un posible desembarco aliado en la costa. La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. Esos días, la vía se vuelve totalmente intransitable y los vecinos quedan incomunicados hasta que las máquinas excavadoras retiran las ingentes cantidades de arena que, a veces, llegan a alcanzar los 30 metros de altura.         Caños de Meca: Faro de Trafalgar   Caños de Meca todavía se asocia a esa imagen de la década de los sesenta en la que ostentaba el título de ser el rincón más hippie de la costa gaditana, frecuentado por bohemios, artistas y, en ocasiones, incluso por algunos de los miembros de la llamada movida madrileña, en busca de esa anhelada libertad. La misma que todavía persiguen hoy en día los que se acercan a este municipio en busca del contacto directo con la naturaleza, el mar, una dieta saludable, atardeceres de película y, sobre todo, la posibilidad de bajar las revoluciones de la vida estresada de las grandes ciudades.      El viento persistente, las dunas doradas y un pasado bucanero envuelven el faro de Trafalgar en una atmósfera misteriosa. Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. 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Un paseo por el Bosque de la Niebla en Cádiz
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Un paseo por el Bosque de la Niebla en Cádiz

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