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Marta Mateo: «Cada vez somos más mujeres al mando»
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Marta Mateo: «Cada vez somos más mujeres al mando»


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Con solo 26 años, Marta Mateo Roldán (Mataró), es ya segunda oficial de puente, un puesto que requiere mucho trabajo y esfuerzo. Su pasión por el mar desde pequeña la llevó a centrar su carrera profesional en este sector, tras estudiar en la Facultad de Náutica de Barcelona. Desde hace dos años navega con Baleària, actualmente como segunda oficial de puente del ferry Abel Matutes, uno de los barcos de mayores dimensiones de la flota.

 

P. ¿Cómo comenzó tu andadura en el mar?

R. Mi pasión por la mar me la contagiaron mis padres. Desde bien joven salíamos a navegar con el barco familiar, así que me he criado entre las olas del Mediterráneo. Me fue muy fácil elegir el camino. Tras estudiar la carrera y embarcar de alumna en buques de pasaje, me quedé con el gusanillo de seguir navegando. Así fue como empecé a navegar de oficial en Baleària.

 

P. ¿Qué es lo que más disfrutas cuando estás a bordo?

R. Trabajar en equipo y mi afición por este trabajo hacen que cada guardia la viva en presente y con entusiasmo. Esos momentos en el puente son lo que más me gusta de mi profesión. Una de las cosas con las que más disfruto es el amanecer, salir a la cubierta exterior y sentir la brisa marina que corre entre los alerones del puente. Me siento muy afortunada de poder tener esos momentos de paz con esas preciosas vistas al horizonte.

 

P. Has estado embarcada en varios barcos y rutas. ¿Hay muchas diferencias?

R. He navegado por el Atlántico en la ruta de Huelva con Canarias, y también en el mar de Alborán, entre Almería y Nador. Ahora estoy en Mediterráneo, entre Barcelona y Baleares, como segunda oficial a bordo del Abel Matutes. Cada ruta tiene sus peculiaridades y todas me gustan, ya que cada día se aprenden cosas nuevas. Las del Estrecho, por ejemplo, son interesantes porque la intensidad del tráfico marítimo contribuye a incrementar el grado de experiencia de los oficiales de puente.

 


 

P. ¿Cómo es el día a día en alta mar?

R. Es normal pensar que trabajar en líneas regulares puede ser rutinario; sin embargo, no es así: no hay dos días iguales. A veces tenemos que hacer frente a imprevistos, tanto climatológicos como logísticos (averías de camiones, dificultades en las operativas de carga, tráfico marítimo, etc.), que rompen la letargia de la rutina.

 

P. ¿Navegar es cuestión de equipo?

R. La unión hace la fuerza. Cada tripulante tiene sus funciones, y el engranaje no funcionaria correctamente si faltara alguna pieza. El equipo debe entenderse y llevarse bien para que todo fluya. Como segunda oficial, siempre me gusta transmitir alegría y buena vibra al equipo.

 

P. ¿Se hace difícil estar tanto tiempo fuera de casa?

R. Uno paga un precio cuando elije una vida en la mar. Lo más difícil de estar fuera de casa es mantener las emociones calmadas y equilibradas. Por eso, simplemente tenemos que comprender y aceptar la situación; nadie nos obliga a estar aquí, es nuestra elección. Mi trabajo es mi pasión y por eso no se me hace tan duro estar embarcada. Es cierto que hay que renunciar a otras cosas, sobre todo a no poder vivir el día a día con la familia, pareja, amigos... Pero después del esfuerzo viene la recompensa, el largo periodo de vacaciones para poder desconectar del trabajo al 100%, viajar y hacer todos los planes sin pensar que el lunes hay que volver al trabajo.

 


Actualmente, Marta es segunda oficial de puente del 'Abel Matutes', uno de los barcos de mayores dimensiones de la flota.

 

P. ¿Cuál es tu próximo objetivo dentro de la compañía? ¿Te gustaría llegar a ser capitana?

R. Ahora que ya tengo el título de piloto de primera y el máster terminado, mi objetivo es seguir navegando para llegar a ser capitana. A parte de disfrutar cada día de mi carrera profesional, este es mi incentivo para seguir navegando y con ganas de aprender cada día cosas nuevas.

 

P. Cada vez hay más mujeres en los puentes de mando, ¿pero todavía quedan barreras que superar?

R. Es cierto que somos de los últimos sectores que quedan con reminiscencias de esa mentalidad que considera que es un mundo de hombres. No obstante, me parece maravilloso saber que la realidad va cambiando, que cada vez somos más mujeres al mando, y me hace feliz saber que yo también aporto mi granito de arena hacia esta dirección de cambios y progreso.

 

P. ¿Con qué valores de Baleària te sientes identificada?

R. Innovación y mejora continua; siempre me he sentido motivada a mejorar en mi trabajo, aprendiendo de mis errores y buscando superarme. También con el respeto por el medioambiente. Creo que solo podemos vivir sanos en un planeta sano, y me enorgullece formar parte de una empresa que se ha propuesto destacarse del resto en esta encomiable labor. Finalmente, el compromiso con los empleados. Igual que yo no me he sentido discriminada por ser mujer, una de mis mayores motivaciones es alcanzar ese estatus igualitario de oportunidades para todos mis compañeros.

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  Durante años el mar ha sido territorio de hombres, y ahora cada vez son más las mujeres que desarrollan su carrera profesional en puestos de marinería y de puente en los barcos.   Ya es una realidad, las mujeres están tomando el mando de los buques. Y eso se nota al embarcar en cualquiera de los barcos de Baleària, en los que cada vez es más común ver a mujeres con uniforme dirigiendo la operativa de embarque o con mono de trabajo, herramienta en mano, listas para desempeñar su trabajo a bordo. Las carambolas del destino y de la distribución de las tripulaciones han hecho que el ferry Abel Matutes hay contado con un puente de mando y una sala de máquinas representados mayoritariamente por mujeres.   Pero los inicios de las mujeres en los puestos de Puente y Máquinas (también llamado 'Deck and Engine') no fueron fáciles. «No era usual ver mujeres en el barco. Durante mucho tiempo fui la única», nos cuenta Marga Rodríguez, jefa de máquinas y una de las pioneras en su profesión en nuestro país allá por los inicios de los 90.     Marga Rodríguez, jefa de máquinas: «Me encanta que todas las máquinas vayan al conjunto, que vayan bien y ser parte de ello» Gracias a mujeres como Marga, que han ido marcando el rumbo, las nuevas generaciones lo han tenido más fácil y muchas de ellas encuentran referentes dentro de su círculo familiar. «Mi tío es jefe de máquinas de Baleària y fue él el que me llevó a un barco. Desde que pisé el puente por primera vez supe que quería ser capitana», afirma Laura Román, capitana del ferry Abel  Matutes. Son mujeres decididas, valientes y con ganas de ir cumpliendo metas pero que, además, disfrutan con los desafíos que les presenta su día a día a bordo. «Lo que más me gusta de mi trabajo son las operativas rápidas porque suponen un gran reto en el que hay que estar muy atenta para que todo salga bien», explica Maria José Martínez, la 2ª oficial.     María José Martínez, 2ª oficial «Mi reto es seguir navegando y llegar a ser 1º oficial» Y todas estas mujeres si tienen algo en común, a parte de su pasión por el mar, es la de amar su profesión. «La mayor parte de la vida la pasa uno en el trabajo y aquí me pasa el tiempo volando porque disfruto con lo que hago», asegura Laura Abad, marinera de máquinas. Además todas coinciden en destacar la gran familia que se forma a bordo con toda la tripulación, lo que hace más llevadero sus días embarcadas. Estas cuatro mujeres representan el cambio que está viviendo el sector marítimo y en el que Baleària quiere contribuir. Con determinación, pasión y compromiso, han roto barreras y navegan con firmeza hacia un futuro donde el talento no entiende de género.     Laura Abad, marinera de máquinas: «Incluso cuando estoy desembarcada, aprovecho para salir a navegar porque el mar es mi pasión»


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