Menorca, una isla muy familiar

Por Vanesa Orti | Periodista


La isla de Menorca es un destino eminentemente familiar. Playas de aguas poco profundas, actividades lúdicas y culturales y los deportes acuáticos se diseñan pensando en los más pequeños y en el descanso de sus padres.

Aunque el motivo de visitar Menorca es en muchas ocasiones conocer las playas vírgenes de aguas turquesas sin nada que recuerde a la civilización, éstas no son la opción más cómoda con niños de corta edad. Sin embargo, la alternativa no tiene que ser necesariamente las playas cien por cien urbanas, ya que en Menorca hay playas idílicas con todos los servicios.

Es Grau, en la costa norte, es la playa por excelencia para los bebés que todavía vacilan al andar. El agua apenas cubre las rodillas de estos diminutos turistas y tampoco hay peligro de olas o corrientes. Forma parte de la Albufera des Grau, núcleo de la zona natural merecedora del título de Reserva de la Biosfera que concedió la UNESCO en 1993. Tampoco es nada desdeñable tomar rumbo hacia Alacufar, en la costa sur, en el término de Sant Lluís. Pero hay más playas fácilmente accesibles con todo tipo de comodidades, como Punta Prima (Sant Lluís), Son Bou (Alaior), Santo Tomás (Es Migjorn), Cala Galdana (Ferreries) o Cala en Blanes (Ciutadella).

El eslogan 'Menorca, un museo al aire libre' se atribuye principalmente a los monumentos megalíticos y excavaciones de la Edad Antigua que no siempre están reñidos con el público más pequeño. Visitar una taula o una naveta también puede llamar su atención, sobre todo, cuando su imaginación empieza a volar para reproducir en su cabeza como vivían los antepasados de los menorquines. La naveta des Tudons (Ciutadella) o la taula de Trepucó pueden dejar boquiabierto a más de un pequeño turista.

En el ecomuseo Cap de Cavalleria, al norte de la isla, se muestran los restos romanos encontrados en la zona y además podrá disfrutar de un refresco a la sombra de un acebuche – ullastre en menorquín- con las increíbles vistas a lo lejos de la costa norte y el faro de Cavalleria. Si le apetece un paseo en barca con la familia, lo puede hacer con un objetivo cultural: visitar el Lazareto, una isla en el puerto de Maó, donde antiguamente los visitantes sospechosos de padecer una enfermedad infecciosa debían pasar cuarentena antes de entrar en la ciudad. Los pequeños también pueden disfrutar en el zoo Lloc de Menorca, en la carretera Maó-Ciutadella, un recinto con numerosas especies tanto de animales autóctonos como exóticos.

La isla tiene también diversos parques acuáticos que ofrecen a toda la familia pasar un día en grande. Aquacenter en Cala en Blanes (Ciutadella), Aquarock en Cala’n Bosch (Ciutadella) o el parque acuático San Jaime en Son Bou (Alaior).

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