El municipio de Sant Antoni, en Eivissa, es mundialmente conocido por ser pionero en música electrónica y por sus maravillosas puestas de sol. Música y atardecer viven su apogeo en verano, pero con la llegada del frío el pueblo revive su esplendor.
La banda sonora de la isla suena en esta época más calmada y sencilla; se trata del ball pagès, presente en la mayoría de fiestas tradicionales de la isla. Y el sol, más cálido, sigue brillando gran parte de los días. No hay luz más espectacular para admirar el paisaje y el cielo de Eivissa que una jornada radiante de pleno invierno; el marco perfecto para disfrutar de las fiestas patronales.
El pequeño y acogedor pueblo de Sant Mateu cuenta con tres de las bodegas más importantes de la isla, por eso se celebra allí cada diciembre la fiesta del vino, donde durante todo el día se puede degustar de forma gratuita el vino payés de la zona, acompañado de pan artesano con sobrasada.
El 17 de enero es la fiesta del patrón del municipio, Sant Antoni, protector de los animales. Además de la tradicional bendición de animales, se realiza un desfile de carros y caballos, y se pueden degustar orelletes y buñuelos, dos de los dulces más típicos de la isla. Otro de los eventos más esperados durante las fiestas es la Flower Power Party, que consigue congregar a residentes de toda la isla.
El día de Santa Agnès, el 21 de enero, se celebra una de las pocas procesiones rurales que se conservan en la isla y que se realiza alrededor de la iglesia. Tiene el aliciente de que dependiendo de los años permite disfrutar de los almendros en flor en el Pla de Corona.