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Santa Cruz de Tenerife en dos días
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Santa Cruz de Tenerife en dos días


 

Cuando se llega a Santa Cruz de Tenerife por mar la primera toma de contacto con la ciudad será la plaza España, construida sobre el castillo que defendía a la isla de la piratería y del que en la actualidad solo quedan unas murallas.

 

Desde aquí cada día salen visitas guiadas en varios idiomas y también será nuestro punto de partida para una ruta a pie por el casco antiguo de la capital. Dejaremos a mano derecha la calle Castillo, arteria comercial, para llegar a los suelos empedrados de la parte viaje y visitar la Iglesia de la Concepción, templo ligado a la conquista de la ciudad. En la fachada principal destacan los hermosos balcones de tipo canario y en el interior el olor a madera lo inunda todo.

 

Santa Cruz de Tenerife en dos días

Plaza de España

 

Al salir nos encontraremos ya en una de las calles más auténticas, la que todos los chicharreros conocen como calle La Noria y la que nos transportará a un pasado colonial. La magia comienza cuando de sus casitas de colores salen los acordes del Carnaval, ya que es aquí donde las murgas ensayan esas canciones con las que ponen humor e ironía a su Carnaval. Con una sonrisa quizá podamos entrar en alguna de ellas. Destaca, por ejemplo, la Casa del Miedo, de 1712, hogar de la murga Los Mamelucos. Si no ha tenido suerte la mejor opción es tomar algo en alguno de los bares de calle, El Bulán, por ejemplo, conserva parte de los azulejos antiguos y unos bonitos corredores de madera en torno a un patio central.

 

Santa Cruz de Tenerife en dos días

Iglesia de la Concepción

 

Si nos quedamos con ganas de Carnaval, a 600 metros bien señalizados encontramos la Casa del Carnaval, un museo de reciente apertura en el que se pueden contemplar los enormes trajes de las reinas del Carnaval o carteles históricos, como uno de 1962 o el que hizo el propio César Manrique. Poniendo dirección hacia el mar se recomienda dedicar un tiempo al Museo de la Naturaleza y el Hombre, donde se encuentra la mayor colección sobre la cultura Guanche, el pueblo aborigen que habitaba Tenerife antes de la llegada de los europeos. El paseo puede terminar en el Auditorio, obra de Santiago Calatrava, en donde se puede disfrutar de una noche de música o simplemente dejarse mimar por la brisa en una terraza que mira al mar.  

 

El segundo día comienza en uno de los bares favoritos de los chicharreros, La Garriga, que desde los cincuenta lleva sirviendo desayunos y vendiendo charcutería. Aunque hace un par de años se cambió de local, en la misma calle Pérez Galdós, la estrella de la carta no ha cambiado: el bocadillo de tortilla con chacina. ¡Ojo, cierra los domingos! Una buena opción para bajar el desayuno es emprender un paseo circular rumbo a la plaza ‘de los Patos’, callejeando para ver la enigmática fachada del Templo Masónico. Llamada en realidad plaza del 25 de julio, por la fecha en la que la ciudad frenó el ataque del Almirante Nelson, en esta plaza encontramos la sensación del “esto lo he visto antes”, ya que su fuente es idéntica a la del parque de María Luisa de Sevilla. Los amantes de lo vintage adorarán los 5.000 azulejos que adornan una veintena de bancos con anuncios antiguos.

 

Santa Cruz de Tenerife en dos días

Parque García de Sanabria

 

Desde este lugar la calle General O’Donnell nos llevará directos al parque García Sanabria, que con 6.721 metros sirve para que los santacruceros se enorgullezcan de tener el parque urbano más grande de Canarias. Este pulmón verdaderamente frondoso contiene una gran variedad de plantas exóticas, esculturas contemporáneas y un reloj de flores con mecanismo suizo. En una de sus esquinas se encuentra la plaza Fernando Pessoa, en donde una altísima palmera canaria lleva un siglo presenciando la transformación de la ciudad. Nuestro paseo circular lo cerraremos descendiendo hasta la plaza del Príncipe y dejando que el Puente Serrador nos lleve en línea recta hasta el Mercado de Nuestra Señora de África, un imprescindible.

 

En la puerta se encuentran la estatua de una lechera y la escultura de dos pescadores que arrastran su barca, un homenaje a las profesiones tradicionales de la isla. Este mercado de abastos es el mejor lugar para comprar quesos, vinos, frutas tropicales o mermeladas de sabores exóticos, eso sin olvidar que en la planta baja están las pescaderías. Aquí se pueden conocer las coloridas especies de las islas y muchos puestos, como el de la Pescadería Nicomedes, ofrecen un festín a base de mariscos, salazones y vino fresquito. 

 

Santa Cruz de Tenerife en dos días

Mercado de Nuestra Señora de África

 

Tras reponer fuerzas entre el encantador ajetreo nos podemos relajar disfrutando de una de las exposiciones del TEA (Tenerife Espacio de las Artes), un museo contemporáneo con la exposición permanente del pintor surrealista tinerfeño Óscar Domínguez. Además, el edificio, ejemplo del nuevo urbanismo de la ciudad, alberga una tienda con una gran selección de artesanía canaria moderna perfecta para llevarse un recuerdo auténtico pero diferente de estos dos días en Santa Cruz. La noche puede transcurrir viendo una obra en el teatro en el Guimerá, el más antiguo de Canarias; disfrutando de un clima siempre templado en las terrazas de la plaza de San Francisco o en la calle La Noria; degustando unas tapas en la calle Clavel, donde algunas casas de comidas se esconden en el interior de casas del siglo XIX; o de discotecas en la avenida Anaga.

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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

  Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan.   Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que «la experiencia fue doblemente emocionante», comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera.     Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día.     Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento     Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo. Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés.     Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez)     Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). «El record anual. No solo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum», afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat.     Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez)   Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de «muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida». Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral.     Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies


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