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Sara Estrada: «Entré de alumna en Baleària por su apuesta por la sostenibilidad»
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Sara Estrada: «Entré de alumna en Baleària por su apuesta por la sostenibilidad»


Trabajar a bordo de los buques es algo que tiene mucho que ver con la vocación. Y de vocación saben mucho quienes comienzan a través de un proceso formativo, es decir, los alumnos en prácticas. En 2018 fueron 44 los que lo hicieron, 64% más que en 2017 y algunos de ellos se quedan al acabar sus estudios.

Una de estas 44 personas es Sara Estrada Rodríguez, alumna de puente en el Hypatia de Alejandría. Esta joven, de tan solo 21 años y original de Chiclana de la Frontera (Cádiz), está terminando sus estudios en Náutica en la Universidad de Cádiz. Eligió Baleària por la innovación, el uso de energías alternativas y la apuesta por la sostenibilidad.

 

P: ¿Cómo surgió tu interés por este sector? 

R: Dicen que este sector es bastante vocacional, sin embargo, no es del todo mi caso… yo me vi inmersa en este mundo desde pequeña debido a la tradición familiar: mi abuelo era marino y mis tíos lo son. Una de pequeña siempre sueña con cómo quiere ser de mayor y toma a alguien cercano como referente, en mi caso siempre he querido ser como uno de ellos. En mi casa indirectamente, siempre ha estado muy presente la mar y el mundo de los barcos.  

 

Sara Estrada junto al capitán Pedro Puertas en el puente de mando del 'Hypatia de Alejandría'.

P: ¿Cuánto tiempo llevas embarcada¿Cuáles son tus objetivos para el futuro?  

R: Llevo bastante tiempo embarcada, empecé el verano pasado y ya tengo realizados como alumna diez de mis doce meses necesarios para obtener el título de piloto y poder ejercer como oficial. En un futuro me gustaría obtener el título de Capitán, y estar al mando de un buque.  

 

P: ¿Por qué elegiste Baleària para hacer las prácticas? 

R: Desde que comencé la carrera tenía claro que iba a dedicarme al mundo de los ferries y Baleària es una naviera de referencia. Me llamó mucho la atención su apuesta decidida por la innovación, sobre todo con el tema del uso del gas natural licuado como combustible y la introducción de nuevas tecnologías en los buques.

 

P: ¿Cómo valoras tu experiencia a bordo del Hypatia de Alejandría? 

R: Honestamente, mi experiencia en el Hypatia está siendo muy enriquecedora. Este buque me ha dado la oportunidad de ampliar mis conocimientos tanto en el ámbito marítimo como en el uso del inglés como idioma de trabajo.  

 

P: Estás en un barco propulsado por gas, que es pionero. ¿Qué estás aprendiendo de esta energía? 

R: Principalmente, la importancia que tiene el uso del gas natural licuado en un sector tan importante y estratégico como el marítimo para España, fomentando el uso de una energía limpia que contribuya a la reducción de la emisión de gases perjudiciales para la atmósfera. El GNL es, dentro de los combustibles fósiles, el más respetuoso con el medio ambiente ya que reduce a cero de la emisione de partículas y de azúfre, reduce en un 85% las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y produce un 30% menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) respecto a los motores de los buques tradicionales. 

 

P: En la operativa diaria ¿Cuáles son los cambios principales de este barco frente a uno que consume solo fuel? 

R: En la operativa diaria del barco no existe ningún cambio relevante, lo que favorece la implantación de esta energía en el resto de los buques. En lo que se refiere a la toma de combustible ha de hacerse de manera más cautelosa, ya que estamos trabajando con gas a muy baja temperatura y tenemos que seguir una serie de protocolos de seguridad para que todo salga de manera satisfactoria. 

 

P: ¿Cómo valoras la apuesta por la sostenibilidad que está haciendo Baleària? 

R: Lo veo como un hecho de gran importancia, algo que explica porqué la empresa es totalmente innovadora y que debería de ser un ejemplo para el resto de navieras.  

 

P: Ser sostenible en el mar es algo difícil a la par que necesario. ¿Qué crees que deben hacer las empresas navieras por conseguirlo?  

R: Por supuesto, Baleària ha sido pionera a la hora de impulsar el gas natural licuado como combustible, sin embargo, es de gran importancia que el resto de las compañías apuesten de la misma manera por una energía limpia como esta. Todas las grandes compañías, no solo navieras, deberían de mirar un poco más por la sostenibilidad y fomentar planes que ayuden a la conservación de nuestro planeta, ya que en un futuro cuando la situación no sea reversible nos arrepentiremos de no haber tomado las medidas necesarias. 

 

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Las mejores playas gaditanas
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Las mejores playas gaditanas

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Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. 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La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. 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Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. 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Un paseo por el Bosque de la Niebla en Cádiz
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