El escritor y compositor Paul Bowles fue uno de los principales protagonistas de la época dorada de Tánger, en la que también vivieron numerosos artistas.
La ciudad mantiene hoy el misticismo y la tradición, pero es también un lugar abierto al turista al otro lado del estrecho de Gibraltar. Cuando el escritor y compositor norteamericano Paul Bowles pisó por primera vez Tánger se encontró una ciudad que parecía pertenecer a la Edad Media, un mundo paralelo a su Nueva York natal. Era el comienzo de los años 30 del siglo pasado y años después se instalaría definitivamente con su mujer hasta su muerte, en 1999. Siempre le criticaron por vivir en el fin del mundo, pero el autor aseguraba que Tánger era la capital del planeta.
Quizás lo fuese también para otros muchos: el matrimonio hizo de cicerone a Tennessee Williams, Truman Capote, Allen Ginsberg, Jack Kerouac o William Burroughs. La posibilidad de pasar desapercibido, la libertad que encontraban los extranjeros allí, los restaurantes de lujo y el auge cultural, hicieron de Tánger una pequeña Babel en la que, ahora, puedes pasar 48 horas de ensueño.
Día 1
10 h
Museo de la Legación Americana. Único monumento estadounidense fuera de suelo propio, cuenta desde hace unos años con una pequeña sala dedicada a Paul y Jane Bowles, con fotos, recuerdos o manuscritos. Un buen sitio para adentrarse en el personaje.
11 h
Zoco chico, en plena medina de Tánger. Un lugar que sirve para intentar comprender la fascinación que el autor norteamericano encontró en la ciudad cuando llegó. Pequeñas callejuelas atestadas de gente, comercios de todo tipo, venta ambulante y laberintos en los que perderse.
12 h
Mercado central Tánger. Situado muy cerca, al otro extremo de la calle Siaghine. Un lugar de obligada visita para cualquier amante de la gastronomía. Sabores, olores y todo tipo de productos a precios bajísimos en un desordenado pero apasionante lugar.
14 h
Plaza 9 de abril de 1947. Junto al mercado, esta plaza es una de las más abiertas de esta parte de la ciudad. Allí se halla la llamativa mezquita Sidi bou Arrakia y sus coloridos azulejos, así como el clásico Cinema Rif. Y, muy cerca, en la Escalier Wallier, el sabroso restaurante Saveur de Poisson, entre una maraña de puestos ambulantes.
17 h
La Kasbah. Hora de perderse por la parte alta de la ciudad, por esa zona donde aún descansa la tradición tangerina.
18.30 h
Mezquita principal de la ciudad. Es un buen espacio para conocer algo más las tradiciones locales. Cerca puedes conocer uno de los locales favoritos de Bowles: el Café Central.
19.30 h
Libraire Des Colonnes. Situada en la Avenida Pasteur, esta legendaria librería es un estupendo sitio para hacerse con cualquiera de los trabajos de Bowles o de los muchos escritores que se han inspirado en Tánger.
21 h
Paseo Marítimo. Allí está la modernidad del Tánger actual, con restaurantes y locales donde la noche nunca acaba.
Día 2
10 h
La Gelateria. En la Avenida Mohamed VI, es un magnífico lugar para desayunar y probar el clásico rghaif: una especie de crep que debes probar relleno de queso de leche cruda de cabra.
11.30 h
Gruta de Hércules. Un mágico lugar junto al Atlántico en el que dejarse llevar por la imaginación. Se llega en un interesante y barato paseo en taxi o en coche propio (con paciencia).
14 h
Asilah. En apenas 45 minutos se puede llegar a este fantástico pueblecito blanco. Otra opción es quedarse en las playas junto a la Gruta de Hércules, enormes y alejadas de todo y de todos.
19 h
Café Hafa. Ya de vuelta en Tánger, este café fue uno de los preferidos por Bowles. Un riquísimo té moruno acompaña perfectamente la novela El Cielo Protector, en la que sumergirse del todo en el mundo de los Bowles.