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Viajar a València en ferry con tu furgoneta
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Viajar a València en ferry con tu furgoneta

Por Naty Álvarez


IbizaSpain, la guía online para conocer y visitar Ibiza, se embarca en el 'ferry Nápoles' para vivir la experiencia de viajar con tu propia furgoneta a la Península.

Desde IbizaSpain, la guía online para conocer y visitar Ibiza, embarcamos rumbo a València con nuestra furgoneta a bordo del buque Nápoles de Baleària.

Embarque con vehículo

Llegamos al Puerto de Marina Botafoch en donde los que embarcamos con vehículo esperamos en una zona especial junto al Faro de Botafoch. Cualquier viaje que comienza así, solo puede continuar mejor. 

Los operarios acomodan previamente en el parking a los vehículos por tipo: turismos por un lado y furgonetas o caravanas por el otro. De este modo, la acomodación de los vehículos en bodega les resulta más rápido y facilita tanto el embarque como el desembarque. Llegada la hora, a las 13:30 h aproximadamente, nos dirigieron hacia la bodega del ‘Nápoles’, en la que pueden embarcar más de 480 vehículos. 

Muelle de embarque en Ibiza.

Enseguida pudimos notar que somos varios los que optamos por viajar a València en furgoneta (y en moto). Y es que poder desplazarte desde Ibiza a la Península con tu propio vehículo es un verdadero placer que no te da el avión y que compensa las horas que pasas a bordo. 

​​​​​​En ferry, son muchos los que optan por viajar con su propio vehículo.

Dejamos la furgoneta para subir a recepción y recoger nuestro acceso al camarote. Este buque dispone de camarotes con capacidad de hasta 4 personas, equipados con baño completo, aire acondicionado y armarios.  

Nuestro camarote nos regaló unas vistas privilegiadas durante toda la travesía, pero especialmente antes de zarpar. Fue descubrir la cortina y adorar las vistas. Como si de un cuadro se tratara, la imagen de Dalt Vila aparecía perfectamente encuadrada en nuestra ventanita al mar. 

​​​Durante el trayecto puedes salir a tomar el aire a la cubierta exterior.

Si hay algo que siempre destacamos en nuestros viajes con Baleària, además de los servicios, es la calidad humana del personal. Desde las chicas en ventanilla, pasando por el personal de bodega hasta la tripulación, y en especial Jairo, al que encontramos en los trayectos IBZ – VLC o VLC – IBZ con frecuencia y que, esta vez, no solo nos dio la bienvenida, sino que también nos invitó a conocer el puente de mando. 

Visita al puente de mando

¡Fue toda una experiencia! Desde allí pudimos ver cómo, en esa gran sala, el Capitán y los oficiales coordinaban todas las tareas. Emilio Portela, jefe de Máquinas, nos comentó acerca de los nuevos buques que Baleària está reflotando y modernizando para ampliar la flota y afianzarse como líderes del sector, con buques más sostenibles que navegan con menos emisiones y contribuir de esa manera a la lucha contra el cambio climático. 

Vista desde el puente de mando del ‘ferry Nápoles’.

Comer en el restaurante

Al salir de nuestra visita al puente de mando, fuimos directos a la zona del restaurante. Era la hora de la comida. Disfrutamos mucho comiendo a bordo, porque a diferencia de lo que suele suceder con la comida que sirven en los aviones, aquí la comida es deliciosa, fresca y con mucha variedad de platos, postres y frutas para elegir. Puedes optar por el menú completo o medio menú.

Con la barriguita llena y el corazón contento volvimos al camarote para descansar el par de horas que quedaban. La travesía, que dura en total unas cinco horas, se pasa cómodamente mientras ves una película o te conectas a Internet y prácticamente ni lo notas.

En resumen: viajar a València en ferry con Baleària y con furgoneta es un sí rotundo a pesar de las horas que pasas a bordo porque:  

* Viajas cómodo y seguro 

* Los servicios a bordo y el personal hacen que la experiencia sea más amena 

* El restaurante te ofrece opciones de comida deliciosa y a buen precio 

* Si viajas durante el día disfrutarás de las vistas durante todo el trayecto 

* Hay entretenimiento en la TV y WIFI a bordo

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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

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Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
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  Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan.   Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que «la experiencia fue doblemente emocionante», comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera.     Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día.     Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento     Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo. Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés.     Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez)     Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). «El record anual. No solo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum», afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat.     Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez)   Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de «muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida». Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral.     Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies


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