Hacía mucho tiempo que queríamos viajar a Menorca y no nos apetecía hacerlo en avión porque uso silla de ruedas y los vuelos se convierten en auténticas pesadillas. Por otra parte, queríamos viajar con nuestro coche, que es el mejor vehículo adaptado que podemos encontrar y está ajustado para que lo podamos conducir mi mujer y yo.
Tras ver varias compañías navieras, la que más nos gustó fue Baleària, ya que ya habíamos viajado con ellos en el pasado y en su página web se informa con claridad de la accesibilidad de cada uno de los barcos, de la existencia de camarotes adaptados y sobre cómo realizar la reserva. Reservamos camarotes adaptados, cena para la ida, almuerzo para la vuelta y embarcamos nuestro coche.
Pocos días antes de embarcar llegaron por WhatsApp las tarjetas de embarque, una por cada pasajero y otra por el vehículo. Incorporan códigos QR y no es necesario imprimirlas. También llegaron las coordenadas GPS de la zona de embarque con enlace para el navegador y el número de camarote con la llave virtual (un código QR) para no tener que pasar por recepción.
Nos desplazamos hasta el puerto de Barcelona introduciendo las coordenadas que nos facilitaron en el navegador que nos llevó hasta la zona de embarque con coche. Cómodo, sencillo y divertido.
Cuando llegó el momento de embarcar con el coche los operarios nos pidieron que dejaramos conectadas las luces de emergencia para que supieran que era un coche que necesitaba plaza especial de aparcamiento.
Nos situaron junto a un ascensor que lleva a la planta principal —si viajas solo y necesitas ayuda para bajar del coche o subir, los operarios te ayudan, ya que tienen excelentes protocolos de actuación—. Nos ayudaron con la silla de ruedas y nos indicaron el camino a seguir.
La salida del barco también es muy sencilla, la tripulación nos indicó cuándo podíamos bajar al coche. Una vez en la zona de recepción de pasajeros, con la llave virtual podíamos ir directos al camarote aunque el Director de Hotel se preocupó de nuestro bienestar y nos acompañaron hasta el camarote.
Los ferries de la travesía
La ida la hicimos con el ferry Abel Matutes, que cuenta con restaurantes y cafeterías interiores y en terrazas. El restaurante buffet libre siempre está abierto, el restaurante a la carta depende de la temporada. El regreso lo realizamos en el ferry Hypatia de Alejandría con camarote adaptado, almuerzo a la carta y embarcando el coche.
Ambos tienen ascensores para uso de personas con problemas de movilidad, acceso adaptado a terraza y camarote adaptado en el que únicamente te preocupas de disfrutar y ser feliz. Estos ferries tienen servicios Smart Ship y funcionan con gas natural por lo que la sostenibilidad, que tanto nos preocupa está garantizada al igual que la accesibilidad.
En los dos ferries pudimos ir directos al camarote con la llave virtual, pero los directores de hotel de cada barco nos acompañaron a los camarotes, restaurantes y nos ayudaron a salir para ser los primeros en llegar al parking sin aglomeraciones del resto del pasaje. La tripulación, sin excepciones, son excelentes, los buques tienen de todo y como pasajero con discapacidad me he sientido igual que los demás y, ¡de eso se trata!
¡Volveremos!