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Volar con agua
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Volar con agua

Por David Palacios | Periodista


 

Cuando se imponen las temperaturas estivales, los deportes de agua toman nuestro litoral y cada vez son más aquellos que deciden ponerse en forma y descargar la adrenalina practicando una de estas disciplinas.

 

Aunque la mayoría de estos deportes se practican de forma profesional en la exclusiva costa este de los Estados Unidos, en los últimos años también han llegado a nuestras aguas. Un ejemplo es el wakeboarding, una combinación de snowboarding y el surfing nacida en 1980, que consiste en mantenerse de pie en una tabla remolcada detrás de una lancha.

 

La velocidad de la tabla oscila entre los 30 y 40 km/h, lo que permite realizar grandes saltos por encima del agua. Los amantes de las alturas también pueden practicar el revolucionario flyboard, un deporte que mezcla el buceo, el esquí acuático, surf y acrobacias, y que permite propulsarse a una altura considerable gracias a la presión de la manguera de agua conectada a los pies. También popularmente conocido como la ‘tabla voladora’, permite tener el privilegio de volar sobre el mar con una autonomía de vuelo de hasta 3.000 metros de altura y una velocidad que puede alcanzar los 150 km/h. Esta disciplina tiene tantos seguidores que cuenta con un campeonato mundial que se celebró por primera vez en 2012 en la ciudad catarí de Doha. La última tendencia de este deporte es el llamado flyboard air, una evolución del flyboard original cuya diferencia es el tipo de propulsión: se substituye la manguera de agua por el aire a presión, lo que permite volar a gran altura sobre el nivel del mar.

 

La tabla también es la protagonista del hoverboard, que está conectada a una turbina de una moto de agua y que a través de una manguera permite propulsarse a una altura de 10 metros. El creador de esta disciplina deportiva, el francés Frank Zapata, ostenta el record Guinness tras recorrer más de 2 kilómetros con esta tabla en la costa sur de Francia.

 

El kitesurf consiste en el uso de un cometa conectado a través de un arnés al pecho y permite deslizarse por el agua y realizar impresionantes saltos. Existen varias modalidades: la navegación sobre las olas del mar (wave riding) o la realización de maniobras en el aire (freestyle).

 

El jetski, realizado en una moto acuática, es también una de los deportes de moda y que se puede ver en muchas playas en verano. Aunque el primer jetski fue fabricado en 1976 por la conocida marca de automóviles Kawasaki, en la actualidad goza de gran popularidad. Los amantes de las profundidades marinas pueden probar el subwing, un novedoso deporte acuático que nos permitirá volar en el interior del agua. Se practica con dos alas conectadas a un pivote giratorio, con el que se puede maniobrar a izquierda y derecha. Debido a la densidad del agua no es posible alcanzar grandes velocidades en la práctica de este deporte, pero tenemos asegurada una magnifica postal del fondo marino.

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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

  Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan.   Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que «la experiencia fue doblemente emocionante», comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera.     Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día.     Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento     Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo. Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés.     Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez)     Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). «El record anual. No solo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum», afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat.     Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez)   Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de «muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida». Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral.     Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies


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