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Planes distintos que hacer en Mallorca
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Planes distintos que hacer en Mallorca

Por Galaventura


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Mallorca no solo son playas paradisíacas ni aguas turquesas, es mucho más. Cuando el calor y el turismo aflojan, aparece la Mallorca más auténtica. El ocio, la gastronomía y la naturaleza nos ofrecen ahora las actividades principales.

Pero si quieres disfrutar de todo lo que ofrece la isla y evitar masificaciones, elige el final de la primavera o principios de otoño, donde es muy probable que el sol y las buenas temperaturas te acompañen. A continuación, os dejamos varias opciones para conocer la auténtica Mallorca, esa que suele quedar más escondida.

 

Pasear por Palma

Palma es una de esas ciudades que te enamoran a primera vista y en la que puedes disfrutar sin apenas gastar dinero. Te recomendamos dar un paseo por estos lugares imprescindibles:


- Catedral de Santa María: La figura más reconocible en la silueta de la ciudad. Este es uno de los templos religiosos más impresionantes que verás. Además, su ubicación frente al mar aún lo hacen más especial.

- Casco antiguo: Tienes que dar una vuelta por sus estrechas calles. Piérdete junto a la muralla y descubre locales de artesanía y pequeños hornos como Ca’n Joan de S’aigó.

- Castillo de Bellver: ¿Un castillo redondo y con vistas a toda la ciudad? La visita y la historia de este castillo bien merecen los 4€ que cuesta la entrada, además hay varios descuentos para estudiantes o jubilados.

- Paseo marítimo: Aunque no sea época de baño, el mar es igual de bonito independientemente de la temperatura, así que lánzate a pasear o hacer deporte por el paseo marítimo. Está muy cuidado y puedes pasar por el puerto deportivo echando un vistazo a los barcos.

 


Los faros más fotogénicos
Los faros avisan a los barcos de la llegada a tierra, pero con el viajero tienen una conexión inexplicable. A todos nos gustan los faros y los de las Baleares son de los más bonitos del mundo.

Los faros que más nos gustan de la isla son Cap Ses Salines, Cap Gros (Sóller), Faro Capedepera, Formentor y Faro Cala Figuera.

 

Pueblos con encanto
¿Sabías que Mallorca tiene uno de los pueblos más bonitos de España? Ese es Fornalutx, y se encuentra en la Sierra de Tramuntana. Te perderás entre sus antiguas callecitas de piedra y no podrás resistirte a hacerte una sesión de fotos para tu Instagram.

Otros pueblos bonitos que se ubican en la sierra y no te puedes perder son Sóller, Valldemossa y Deiá. Cada uno tiene su encanto particular, así que te recomendamos que por lo menos les reserves un día en tu visita a Mallorca.

 


Dejando la sierra, otro pueblo bonito que no te puedes perder es la Cala Figuera, en la parte sur de la isla. Es un pueblo de pescadores escondido entre acantilados rocosos, en la que el agua del mar se adentra en el puerto, formando un pequeño fiordo. Los restaurantes compran su pescado directamente a los pescadores, así que reserva mesa en uno de ellos.

 

Atardeceres y miradores
Una de las 'tareas obligatorias' que tendrás en la isla es la de ir a ver el atardecer. Los colores que se forman son únicos y por eso te sugerimos que cada tarde aproveches este momento mágico.


Durante nuestra estancia en Mallorca, encontramos 3 puntos clave:

- Puig de Santa Magdalena: Hay un banco muy fotogénico orientado hacia donde se pone el sol y está pintado con la frase No hay atardecer sin beso.

- Sant Elm: Uno de los paraísos furgoneteros de la isla, donde el sol se pone por detrás del parque natural de la isla de Sa Dragonera, dejando un spot de película.

- Mirador de El Toro: Se accede desde una urbanización, pero las vistas no pueden ser mejores. Es como si la tierra tendiera al infinito y es un espectáculo de colores. Además, justo debajo, hay unas piscinas naturales de ensueño.

 

 

Más de 200 cuevas
Se dice que en Mallorca hay más de 200 cuevas por visitar, pero la mayoría solo se puede llegar desde el agua y hay otras que tienen una entrada bastante complicada. Por este motivo, las que tienen un acceso más fácil son las más conocidas: las del Drach en Portocolom, las de Artá (justo delante del mar) y las de Campanet (a las puertas de la sierra de Tramuntana). Como son las más turísticas, te recomendamos ir a última hora de la tarde para verlas lo más tranquilo posible.


La otra cara de la isla
Hay infinidad de rutas de senderismo en Mallorca, así que si eres amante de las caminatas te encantará. Te recomendamos a continuación las que más nos han gustado:


- Excursión a la playa de Es Coll Baix y visita a Sa Cova Tancada: en la península de Alcúdia encontramos una de las playas más bonitas de toda la isla, Es Coll Baix. Es una ruta corta, como máximo de 30 minutos (aunque con bastante desnivel). Si vas fuera de temporada la encontrarás totalmente solitaria. Es una playa enorme y te sentirás como en otro planeta.


Muy cerca de esta ruta (también iniciándose desde el refugio), podrás visitar Sa Cova Tancada. Esta caminata es bastante más aventurera y complicada, así que si tienes vértigo mejor piénsatelo. Pero si decides hacerla, encontrarás una impresionante cueva natural.


La cascada de Mallorca, Es Salt des Freu. ¿Sabías que en Mallorca hay una cascada? En el corazón de la sierra, se encuentra una de las caminatas más fáciles de la isla y además, con una gran recompensa. Se inicia desde el pueblo de Orient, aunque también se puede hacer desde Bunyola. Son unos 6 kms con apenas desnivel. Muy agradable para hacer en familia.

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Los diez sitios más instagrameables de las Baleares
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Los diez sitios más instagrameables de las Baleares

  Pocos archipiélagos son tan instagrameables como el de Balears. Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera ofrecen rincones de postal, el paraíso para los instagrammers.   Entre acantilados que resguardan calas escondidas, faros que vigilan el horizonte y pueblos detenidos en el tiempo, Balears despliega un encanto difícil de explicar solo con palabras. En estos paisajes, la cámara del móvil deja de ser un simple accesorio tecnológico para capturar instantes que se guardarán para siempre en nuestra memoria. La luz, protagonista  silenciosa, ilumina estas escenas, pero también cuenta una historia y revela la esencia mágica de este  archipiélago mediterráneo.   1. La joya amurallada Dalt Vila (Ibiza) La ciudad alta de Ibiza, declarada Patrimonio de la Humanidad, es un regalo para los amantes de la historia, la arquitectura y el encuadre perfecto. Entrar por el Portal de Ses Taules es abrir la puerta de acceso a siglos de historia y tradición ibicenca. Callejones empedrados, fachadas blancas, puertas de colores y flores que cuelgan de cada balcón. Subir a la catedral lleva su tiempo, pero el esfuerzo tiene su recompensa: una vista panorámica y sin filtros sobre el puerto, los barcos que zarpan hacia Formentera y las azoteas encaladas. Cada rincón de Dalt Vila pide una foto, pero también una pausa.   2. Un balcón al sol del atardecer Mirador de Sa Foradada (Mallorca) Desde Son Marroig, una histórica finca situada entre Valldemossa y Deià, parte el sendero que lleva a uno de los miradores más celebrados de la isla. Sa Foradada, con su emblemático templete de mármol de Carrara, ofrece un contraluz casi teatral al atardecer, un lugar convertido en templo para los creadores de contenidos e instagrammers, sobre todo para los interesados en fotografías de viaje, estilo de vida y bodas. La combinación del mar abierto, el perfil rocoso y el cielo incendiado convierte cada fotografía en una promesa de eternidad. Muchos optan por sentarse en el pequeño bar-mirador y ver el espectáculo con una copa de vino local. Otros bajan hasta el nivel del mar en una ruta más exigente, pero también más íntima. Sea cual sea tu opción, la cámara es casi un requisito.     Valldemossa (Mallorca)     3. Calas hermanas Cala Macarella y Macarelleta (Menorca) Reserva de la Biosfera desde 1993, Menorca guarda rincones donde la huella humana apenas es visible. Macarella y Macarelleta, dos calas vecinas enmarcadas por acantilados calizos y un frondoso pinar, parecen sacadas de una postal. Su entorno bien conservado y sus aguas turquesa las han convertido en iconos del litoral menorquín. El acceso requiere una caminata de unos 40 minutos desde Cala Galdana. Cada paso vale la pena, especialmente si el objetivo es disfrutar y captar la luz, el azul de sus aguas y la arena blanca y fina. Para los amantes de la fotografía, el juego de luces y sombras por la mañana ofrece un espectáculo visual en constante cambio.     Cala Macarella (Menorca)   4. El acantilado al azul infinito Ses Balandres (Ibiza) En la costa noroeste de Ibiza, entre Santa Agnès de Corona y el mar, se esconde un lugar con vistas de ensueño. Este mirador natural, conocido como Ses Balandres, ofrece una de las panorámicas más espectaculares de la isla. Frente al visitante, el azul infinito del Mediterráneo; bajo sus pies, una caída vertiginosa hacia acantilados escarpados y un puñado de islotes que salpican el horizonte. En este espacio singular se respira una tranquilidad que lo convierte en santuario para quienes buscan una Ibiza más salvaje y silenciosa. El mejor momento del día para dejarse hipnotizar por su magia, sin duda, es al atardecer, cuando el cielo se tiñe de fuego.   5. Nostalgia rural Molinos de viento en Sant Francesc (Formentera) Formentera, la más pequeña de las Pitiusas, cuenta con playas infinitas, pero también con un paisaje rural que ha resistido el paso del tiempo. En los alrededores de Sant Francesc, capital pintoresca, silenciosa y luminosa de la isla, los molinos de viento son testigos de otras épocas. Construidos principalmente entre los siglos XVIII y XIX en la zona de Sa Miranda, estos emblemáticos edificios desempeñaron un papel crucial en la molienda de cereales, en una época en la que la agricultura era la base de la economía local. El Molí Vell de la Mola, por ejemplo, ofrece visitas guiadas y una visión muy completa de la antigua vida isleña. Es al amanecer cuando estas construcciones reflejan su mejor luz: las aspas recortadas contra el cielo, los colores suaves del campo y esa atmósfera tranquila que hace que cada foto parezca pensada para tu feed.     Molino de viento en Sant Francesc (Formentera)   6. La cala escondida que todos sueñan Cala Varques (Mallorca) Hay calas que parecen creadas para una imagen única y Cala Varques es uno de esos lugares que quedarán en tu memoria. Alejada de urbanizaciones y del bullicioso ruido, protegida por un bosque y flanqueada por acantilados, esta playa virgen situada en la costa este de Mallorca (Manacor) conserva su esencia más salvaje. Los visitantes no encontrarán chiringuitos, tampoco hamacas o caminos asfaltados, solo un paisaje natural para tu deleite a media hora de caminata entre pinos y tierra rojiza. Una vez allí, quedarás atrapado por la belleza de un entorno irrepetible. Con aproximadamente 70 metros de longitud y 50 metros de anchura, esta playa de arena blanca y aguas cristalinas está rodeada de acantilados bajos y un frondoso bosque de pinos, lo que le confiere un entorno natural y aislado. Puedes capturarla desde la arena, buscando encuadres íntimos entre pinos y rocas; desde el mar, accediendo en barco para obtener panorámicas únicas del litoral; o incluso a vista de dron, donde la cala revela toda su geometría natural y su contraste de colores.   7. Un salto al vacío y al horizonte Pont d’en Gil (Menorca) En la costa oeste de Menorca, cerca de Ciutadella, se encuentra esta formación rocosa que parece trazada con escuadra y compás. Un arco natural de piedra caliza que se precipita sobre el mar como si fuera una pasarela secreta hacia el infinito. El lugar ha ganado popularidad entre los que buscan atardeceres menos convencionales. Los últimos rayos de sol se cuelan bajo el arco y tiñen el agua de reflejos dorados. Accesible en coche y luego a pie, también se puede explorar en kayak. Un rincón perfecto para los que quieren sorprender a sus seguidores.   8. El Caribe sin pasaporte Playa de Ses Illetes (Formentera) Ses Illetes es una de esas playas que no necesita filtros. Arena fina y blanca, aguas de color turquesa y una lengua de tierra que parece flotar entre dos mares. No en vano es considerada entre las mejores playas del mundo. Está situada en el Parque Natural de Ses Salines, y su acceso está regulado para proteger el entorno. Lo ideal es llegar en bicicleta o a pie desde el puerto de La Savina. El paseo es, sin duda, parte de la experiencia. Desde el extremo de la playa, se pueden tomar fotos que parecen montajes: horizonte azul, barquitos dispersos y el islote de Espalmador de fondo.     Playas de Ses Illetes (Formentera)     9. Belleza de piedra y silencio Valldemossa (Mallorca) El alma de la sierra de Tramuntana es Valldemossa. Este pequeño pueblo mallorquín, de piedra dorada y calles empedradas, es pura poesía arquitectónica. Sus fachadas adornadas con macetas y azulejos devocionales, las persianas verdes, las puertas robustas y los tejados de teja antigua conforman un escenario que atrapa. Valldemossa fue refugio de artistas, escritores y músicos como Frédéric Chopin, George Sand, Rubén Darío, Unamuno y Azorín, y su legado aún resuena entre los muros de su Cartuja, mandada construir por el rey Sancho I en el siglo XIII. Para los fotógrafos, el momento mágico llega con las primeras luces de la mañana o justo antes del anochecer, cuando el pueblo se vacía y recupera la calma.     10. El fin del mundo balear Faro de Cap de Barbaria (Formentera) En el sur de Formentera, la carretera se estrecha hasta convertirse en una línea que se pierde en el horizonte. Al final, sobre un promontorio que cae al mar, se levanta el faro de Cap de Barbaria. El camino es tan fotogénico como el faro mismo: una recta flanqueada por campos secos, muros de piedra y silencio. Al atardecer, la luz lo cambia todo: el cielo se llena de color, los contornos se suavizan y cada ángulo pide una instantánea. Es uno de esos momentos en los que solo tienes que apretar el botón de la cámara de tu móvil y dejar que el paisaje haga el resto.     Faro de Cap de Barbaria (Formentera)  


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  Carlos Arrillaga Rejano ha cumplido la mayoría de edad a bordo de Baleària como Coordinador de Embarque de nuestra nueva ruta entre Tarifa y Tánger Ville.   A lo largo de 18 años, nos ha acompañado a través de los departamentos de Operaciones, Taquillas y control de vehículos en Algeciras. Hoy queremos conocer un poco más cómo ha vivido el reto mayúsculo de abrir una nueva línea tan esperada como esta.   P. ¿Qué ha supuesto a nivel personal y profesional la apertura de la línea Tarifa-Tánger Ville? Profesionalmente está suponiendo un reto importante para mí, el cual estoy asumiendo con muchas ganas e ilusión. Es una gran oportunidad y me siento muy afortunado de poder estar trabajando para que todo salga bien. En el ámbito personal, resido en Tarifa y poder trabajar cerca de casa es muy gratificante.    P. ¿Cuál ha sido el mayor desafío logístico en la puesta en marcha de esta nueva ruta en el puerto de Tarifa? Coordinar la operativa propia de los embarques y funcionamiento diario, con la formación simultánea del personal de nueva incorporación y atender todas las necesidades propias de la delegación. Gracias al esfuerzo y colaboración de todas las personas y departamentos implicados está saliendo todo bien. En muy pocos días se ha conseguido tener completamente operativa la delegación.   P. ¿Cómo se coordina el trabajo entre el equipo en tierra, el barco y los servicios portuarios para que cada escala sea eficiente? Es muy importante y necesaria la comunicación y la previsión. Este es un puerto pequeño, pero con gran afluencia de pasajeros. Por eso es imprescindible que la comunicación sea constante y fluida. Existe mucha implicación por parte de todos los actores involucrados, colaborando en el buen funcionamiento de todos los servicios portuarios, así como las escalas de los buques.   P. ¿Qué aprendizajes te llevas de esta puesta en marcha que podrían aplicarse a futuras aperturas de rutas? Lo importante que es el trabajo en equipo, la colaboración de todos los departamentos implicados y la comunicación. Así como poder dar oportunidad a las personas de implicarse en nuevos proyectos.   P. ¿Qué sensación tienes al ver esta ruta ya operativa después del trabajo de preparación? Estoy muy contento y orgulloso. Hemos conseguido en poco tiempo hacer un buen equipo de personas. Y esperando que sigamos creciendo en esta nueva ruta para alcanzar, o incluso superar, los objetivos depositados en esta nueva línea.  


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