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Rutas de senderismo en Málaga: disfrútala a pie en otoño
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Rutas de senderismo en Málaga: disfrútala a pie en otoño

Por Ignacio Sánchez | Periodista


Málaga es una de las provincias más montañosas de España.

 

Su interior está compuesto por una constante media montaña que ofrece bosques de castaños y pinsapos, densos pinares, cumbres nevadas y parajes naturales que parecen sacados de un cuento y por donde campa a sus anchas la cabra montesa.

 

10 rutas de senderismo por Málaga

Proponemos una decena de bellas rutas de diversa dificultad para descubrir la naturaleza malagueña. Desde paseos familiares hasta largas ascensiones, este es nuestro Top Ten.

 

El Fuerte · Frigiliana

Dificultad: Media Frigiliana es uno de los pueblos más bonitos de Málaga. Y desde su barrio alto parte esta ruta que, en un par de horas de constante ascenso, alcanza la cima de El Fuerte. Un bonito lugar con vistas 360 grados a todo el entorno natural y a la aldea El Acebuchal, perfecta parada para el almuerzo posterior. 

 

 

Pueblo de Frigiliana, Málaga

Desde el bonito pueblo de Frigiliana parte una ruta hacia la cima de El Fuerte

 

De Parauta a Igualeja · Valle del Genal

Dificultad: Media 

Entre el otoño y el invierno, un bosque de castaños inunda de colores rojizos del Valle del Genal, cerca de Ronda. A sus pies se esconden diversas rutas senderistas que unen la docena de municipios de la comarca. Una de las más atractivas y familiares pasea entre los pueblos de Parauta e Igualeja de manera circular. En el último, además, nace el río Genal, cuyas aguas dan vida a toda esta área.

 

Cascada de La Rejía · Tolox

Dificultad: Media 

La Sierra de las Nieves, un parque natural que este año será declarado Parque Nacional, cuenta con numerosos caminos para lanzarse a caminar. Uno de los más atractivos es el que llega a la cascada de La Rejía: su medio centenar de metros la convierte en la más alta de Málaga. Se alcanza en hora y media por una ruta que va ascendiendo poco a poco junto al río Caballos, en cuyas pozas es posible darse un chapuzón para refrescarse. El itinerario se puede hacer lineal -más sencillo- o circular, con algo más de dificultad.

 

Pinares de San Antón · Málaga

Dificultad: Fácil

El entorno de la capital malagueña también ofrece rutas para la práctica del senderismo. Una de ellas es la subida al monte de San Antón, en la barriada de El Palo. Se  puede ascender directamente caminando desde la playa, aunque la opción más habitual es tomar el coche hasta la urbanización Pinares de San Antón y, desde ahí, caminar ya entre pinares, algarrobos y lentisco. Un paseo de tres kilómetros con una leve subida y unas preciosas vistas sobre la bahía de Málaga. Ideal al atardecer.

 

La Maroma · Axarquía

Dificultad: Difícil

La cumbre más alta de la provincia de Málaga es La Maroma, en la comarca de La Axarquía. Se puede abordar desde los municipios de Sedella, Canillas de Aceituno y Alcaucín. También desde Alhama de Granada, ya en la cara norte y en suelo granadino. Todas las aproximaciones requieren unas siete horas entre ida y vuelta. El esfuerzo, eso sí, merece la pena, como las lejanas vistas a Sierra Nevada.

 

 

Ruta de senderismo por El Torcal de Antequera

El laberíntico Torcal de Antequera

El Torcal · Antequera 

Dificultad: Fácil

Este laberinto kárstico es una estupenda opción para el senderismo en familia. Ofrece dos rutas -señalizadas con los colores verde y amarillo- sencillas y cortas pero perfectas para descubrir los secretos de este paraje natural. Mejor no salir de las zonas indicadas: todo se parece tanto que es fácil perderse.

 

Bosque de pinsapos · Yunquera

Varias opciones

El pinsapar de Yunquera es uno de los puntos de mayor valor ecológico de la provincia malagueña. Desde el mirador de Puerto Saucillo, al que se llega por una pista de tierra, parten varias rutas de diversa complejidad -desde simples paseos a caminatas de nueve horas- que llegan hasta la Cueva del Agua, el Peñón de los Enamorados o incluso El Torrecilla, el segundo pico más alto de Málaga. Todo, bajo la sombra de los abetos prehistóricos. 

 

Sierra de Camarolos · Villanueva del Rosario

Dificultad: Fácil

Al norte de la capital malagueña existe una zona denominada 'pirineos del sur' dominada por la piedra caliza y con algunas de las vías de escalada más duras del planeta. Para quien tema las alturas, hay opciones senderistas, como la que llega hasta la cumbre de Camarolos. Un paseo de ocho kilómetros que, con calma, se realiza en unas cinco horas. 

 

El Torrecilla · Tolox 

Dificultad: Fácil

Este pico está muy lejos del pueblo toloxeño, pero se enclava en su término municipal. Una de las mejores opciones es subir desde el área recreativa de Las Conejeras, cerca de la carretera A-397 entre Ronda y Marbella. Casi 17 kilómetros de recorrido y un desnivel de 800 metros de esta una de las propuestas más difíciles, pero también de las más bellas. En invierno suele teñirse de blanco por las habituales nevadas.  

 

 

El Chorro y el Caminito del Rey

 

Pico El Convento · El Chorro

Dificultad: Fácil

Este sencillo pico está en el centro de una bonita ruta circular por los alrededores de el famoso El Caminito del Rey. Se pasea por bosques por los que vuela el buitre leonado y ofrece preciosas panorámicas a los embalses de la zona.

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Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»
Historias del mar

Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»

  A Pedro Bailón (Premià de Mar, 1992) el mar siempre le ha llamado la atención y, aunque hubo un tiempo en que dudó entre el trabajo en un buque y el de tierra, la atmósfera de la vida a bordo le cautivó. Actualmente es jefe de máquinas del Ciudad de Mahón, en el que forma parte de un equipo con un engranaje muy sólido.     P. ¿Cómo es el día a día en la sala de máquinas de un buque? R. Cada día es una nueva aventura y un nuevo reto. Siempre tienes experiencias nuevas que te hacen aprender y ser mejor día tras día. La máquina de un barco es un lugar peculiar,  donde nacen y se forman familias muy fuertes. En cada momento tienes a unos cuantos valientes luchando contra los retos que surgen. Más que hablar del día a día, realmente es un constante trabajo en equipo. Cada jornada se rige por unos trabajos de mantenimiento organizados que hacen que el corazón del barco funcione como un reloj suizo. A partir de aquí se reparte el trabajo a cada uno de los integrantes, porque todo suma y un poco de todos es mucho para el área de Máquinas y para el barco. Impera el buen estar, el buen hacer y el compañerismo; se intenta ser lo más profesional posible y estar a la altura de cada situación. En la vida a bordo también es muy importante saber gestionarse el tiempo... especialmente para la gente de Máquinas es muy importante el descanso, porque nunca sabes qué puede pasar.   P. ¿Cuáles son las cualidades de un jefe de máquinas? R. Sobre todo es imprescindible saber mantener los nervios. Si el jefe de máquinas se pone nervioso... lo contagia a todo el equipo. También es fundamental hacer equipo.   P. ¿Qué te motivó a trabajar en el mar y especializarte en Máquinas? R. Tengo una relación estrecha con el mar desde bien pequeño, cuando veraneaba con mis padres en la costa de Tarragona. La motivación de dedicarme al mar surge sobre todo de su inmensidad y de sus ‘cambios de humor’, que siempre me han fascinado. En cuanto a decantarme por  Máquinas, viene de mi inquietud... siempre me ha gustado investigar y conocer cómo funciona cualquier detalle; y qué mejor sitio que una sala de máquinas para saber el cómo, el cuándo y el porqué de todo. Soy un apasionado de la reparación en general y, además, me encanta la  mecánica.     P. ¿Alguna anécdota curiosa o momento que recordar? R. A bordo cada día es una nueva aventura. Pero si tengo que quedarme con algún momento seguro que sería mi primera vez dentro de una sala de máquinas; nunca lo olvidaré. Los olores de combustibles, que acabamos normalizando, y, por supuesto, el ruido. Evidentemente de anécdotas tengo mil y una, pero como digo, Máquinas es una familia y me quedo con todos los momentos difíciles donde entre todos se ha sacado todo adelante.   P. ¿Qué haces cuando estás desembarcado? R. Al final cuando estás en casa intentas hacer todo lo que no te ha dado tiempo durante tu embarque. Me describiría como un todoterreno; tengo varias facetas, pero la que más me define es mi afición por la pesca, a la cual dedico mucho de mi tiempo libre. También me gusta leer y practico mucho deporte. Me encanta pasar tiempo con los míos e intentar dedicarles mis mejores momentos. Además, disfruto mucho yendo a ver a mi equipo preferido al campo, el RCD Espanyol, y sufriendo con éste. También me estoy aficionando a la cocina, pero aún me falta practicar. Y por supuesto salir en moto.     Con el mar cerca Su pasión por el mar y la mecánica hizo que estudiase en la Facultad de Náutica de Barcelona. Ha trabajado en diferentes sitios, tanto a pie de muelle como a bordo, pasando por remolcadores, empresas de mantenimiento y buques de crucero. Pedro es tanto ‘de mar’, que incluso su  tiempo libre lo dedica a otra de sus pasiones, la pesca.      


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  La costa de Cádiz se enorgullece de contar con algunas de las playas más impresionantes de Europa, paisajes naturales de arena fina y virgen que invitan tanto al relax como a la emoción de deslizarse sobre las olas en una tabla de surf.     Las calas de Roche   Las calas de Roche son como el último sorbo de una buena copa de vino. La costa de Cádiz posee muchos tesoros escondidos capaces de sorprender al visitante, aunque no todos son de fácil acceso. Las calas de Roche son una sucesión de hermosas y pequeñas calas rodeadas de naturaleza y acantilados al norte de Conil. Contemplar el atardecer desde cualquiera de ellas representa una de las experiencias más maravillosas que se puede disfrutar en todo el litoral andaluz.     Una serie de senderos, que parten desde el mismo Conil, bordeando la costa, conducen hasta estas playas en forma de medialuna, difíciles de divisar a simple vista desde la carretera que discurre elevada y paralela al mar. Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. Ideales para evadirse del mundo y del frenesí diario.        Dunas de Valdevaqueros   La playa de Valdevaqueros, la más bonita de Tarifa, es uno de los pocos lugares vírgenes que quedan en la Costa de la Luz, donde los valles de los ríos desembocan silenciosos en la playa y en la sierra litoral, ajenos al ajetreo de las olas mar adentro donde los amantes del windsurf y del esquí con cometa luchan por subirse a la gran ola. En primera línea de costa, en este edén natural de arena fina, 4 kilómetros de dunas móviles se desplazan al capricho de los vientos engullendo árboles, carreteras y amenazando con sepultar todo aquello que encuentren a su paso.     El médano de Valdevaqueros se formó como consecuencia de las acciones militares llevadas a cabo en la década de los cuarenta, en plena dictadura franquista, para acondicionar los terrenos que daban acceso a los cuarteles de la zona, y para cavar algunas trincheras que impidieran un posible desembarco aliado en la costa. La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. Esos días, la vía se vuelve totalmente intransitable y los vecinos quedan incomunicados hasta que las máquinas excavadoras retiran las ingentes cantidades de arena que, a veces, llegan a alcanzar los 30 metros de altura.         Caños de Meca: Faro de Trafalgar   Caños de Meca todavía se asocia a esa imagen de la década de los sesenta en la que ostentaba el título de ser el rincón más hippie de la costa gaditana, frecuentado por bohemios, artistas y, en ocasiones, incluso por algunos de los miembros de la llamada movida madrileña, en busca de esa anhelada libertad. La misma que todavía persiguen hoy en día los que se acercan a este municipio en busca del contacto directo con la naturaleza, el mar, una dieta saludable, atardeceres de película y, sobre todo, la posibilidad de bajar las revoluciones de la vida estresada de las grandes ciudades.      El viento persistente, las dunas doradas y un pasado bucanero envuelven el faro de Trafalgar en una atmósfera misteriosa. Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. La victoria, por cierto, cayó del lado inglés.     Desde el promontorio del faro, se puede bajar hasta la playa de Trafalgar, una enorme cala virgen de arena fina y dorada que se extiende a lo largo de 2 km desde el cabo hasta la playa de Zahora, al norte.       


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