Adolfo Utor
Presidente de Baleària
Nació el 1961 en la ciudad marroquí de Alhucemas, pero desde muy joven, Adolfo Utor echó raíces en la marinera Dénia, en las faldas del viejo Montgó. El mayor de cuatro hermanos, hoy presidente y accionista único de Baleària, se mostró ya en su etapa de estudiante como un joven comprometido con la democracia, la libertad y el progreso social.
No es la panacea, pero hay infinidad de estudios que asocian la experiencia en la naturaleza con una mayor felicidad, mejor capacidad de gestión y, sobre todo, la disminución de la angustia mental. «La ciencia ha demostrado que el contacto con la naturaleza sana. Y a quienes están bien, les mejora el bienestar de una manera significativa», subraya Carmen Velayos, profesora de Filosofía en la Universidad de Salamanca.
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Con 23 años, entró a trabajar en la antigua naviera Flebasa, filial de Isnasa, y antecedente de la actual Baleària. Pasó por distintas posiciones hasta convertirse en director general de la compañía en 1990. Desde ese puesto impulsó un proceso de expansión con la apertura de nuevas rutas que multiplicaron por diez la facturación de la empresa. Después de que la quiebra de Isnasa arrastrase a Flebasa, la experiencia acumulada y capacidad de liderazgo de Utor y la implicación de un grupo de personas germinó en Baleària. Nació un 20 de junio de 1998 con 16 socios fundadores y 126 trabajadores. La compañía apostó desde sus inicios por las nuevas tecnologías, la mejora constante de la flota y la apertura de nuevas líneas. En 2005 se produjo la fusión por absorción con Umafisa, propiedad de la familia Matutes, siguiendo Utor como socio mayoritario hasta finales de 2021 cuando se convirtió en accionista único.
Baleària es hoy el grupo naviero líder en España con casi 25 años de historia en el transporte marítimo de pasajeros, vehículos y mercancías, con rutas que unen a diario la Península con Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Asimismo, es la única compañía marítima que conecta las cuatro islas del archipiélago balear. A nivel internacional, opera en el norte de África (Marruecos y Argelia), el sur de Francia y enlaza Estados Unidos y Bahamas.
El crecimiento experimentado por la compañía se asienta sobre su conciencia de ser una naviera local con vocación global y en la convicción de que la empresa no es un mero actor económico. “Baleària es mucho más que su cuenta de resultados. Es un bien común, un agente social que tiende puentes entre territorios, facilita la circulación de personas y el intercambio de bienes, cultura y conocimiento”, señala un Adolfo Utor convencido de que las sociedades prosperan si hay buenas empresas. “Empresas con cuerpo y alma, ciudadanas y responsables”, dice de una Baleària que orienta su GPS sobre los valores de la ética de la responsabilidad, la innovación, la solvencia y la sostenibilidad.
Su misión ha sido renovar cada día el compromiso con el desarrollo y el bienestar de los ciudadanos de los territorios en los que opera la naviera. Ser una buena empresa, cuya carta de navegación es el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la apuesta por una flota ecoeficiente, y la transformación digital. Una filosofía que Utor define como “corazón verde y espíritu inteligente”.
Adolfo Utor es un líder nato y, como tal, subraya que no hay liderazgo personal ni empresarial sin proyecto ni equipo. Con la energía e ilusión del comienzo, el presidente de Baleària trabaja para que la naviera que dirige siga conquistando nuevos puertos. No es casual que bautice a sus barcos con nombres de mujeres como Hypatia de Alejandría, Marie Curie o Eleanor Roosevelt, pioneras y activistas de los derechos civiles. Con estos gestos relevantes Utor y Baleària expresan su tributo y su apuesta por la modernidad, la innovación y la excelencia. Es toda una declaración de principios de Adolfo Utor, un hombre apasionado del mar, de Dénia y de Baleària.
Baleària es mucho más que su cuenta de resultados. Es un bien común, un agente social que tiende puentes entre territorios, facilita la circulación de personas y el intercambio de bienes, cultura y conocimiento
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Día 1
09:00h
Desayuno en Santa Gertrudis. Es el corazón de la isla; uno de los pueblos más pintorescos y reconocidos por su oferta gastronómica. Por la noche, el centro peatonal está más que concurrido, pero también es el lugar ideal para un desayuno lejos de la vorágine del turismo. Dos buenas propuestas son el clásico Bar Costa, con sus bocadillos de pan con tomate y embutidos, o el cosmopolita Musset Café, con un brunch variado que incluye opciones veganas.
10:00h
Desayuno en Santa Gertrudis. Es el corazón de la isla; uno de los pueblos más pintorescos y reconocidos por su oferta gastronómica. Por la noche, el centro peatonal está más que concurrido, pero también es el lugar ideal para un desayuno lejos de la vorágine del turismo. Dos buenas propuestas son el clásico Bar Costa, con sus bocadillos de pan con tomate y embutidos, o el cosmopolita Musset Café, con un brunch variado que incluye opciones veganas.
1: El Verdugo (Luis García Berlanga, 1963)
Las Cuevas del Drach y Palma en una obra maestra
Las imágenes de Nino Manfredi, Pepe Isbert y Emma Penella en Mallorca fueron inmortalizadas en esta obra maestra del cine español. Toda ella. Desde que los tres llegan al puerto de Palma, banda de música incluida, su estancia en el barrio de Can Bárbara, y hasta esa mítica escena en la que un guardia civil llama en pleno espectáculo turístico de las Cuevas del Drach a Manfredi para que se incorpore a su nuevo oficio de verdugo. Berlanga tenía claro que la cinta debía rodarse en gran medida en la isla y la convirtió así en un personaje más en este cáustico retrato del franquismo y de la España del boom turístico.
Perfil profesional
- Presidente y único accionista de la naviera Baleària.
- Presidente del Consejo Social de la Universidad de Alicante.
- Miembro de número de la Real Academia del Mar.
- Miembro de la junta directiva de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).