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10 faros para perderse


La solitaria profesión de farero hace décadas que ha cambiado; de hecho siquiera se llaman así; ahora son técnicos de sistemas de ayuda a la navegación, aunque sus antiguas casas y las torres que iluminan el mar siguen allí, ayudando a la navegación marítima y fascinando a los visitantes de lugares que parecen de otro mundo. Estos son diez de estos faros, de todas las épocas, en entornos urbanos, costas idílicas o lejos, muy lejos de todo. Favàritx Menorca Al noreste de la isla, en una zona casi inhóspita, dando la impresión de estar casi en el fin del mundo, se levanta solitario un faro a franjas blancas y negras con una vivienda de dos pisos en su base, que en los últimos tiempos ha sido convertida en una sala de exposiciones de objetos relacionados con el mundo de las balizas y faros marítimos. [caption id="attachment_1209" align="aligncenter" width="1000"] Faro de Favaritx en Menorca (autor: Tolo Balaguer) Faro de Favaritx en Menorca (autor: Tolo Balaguer)[/caption] Alcanada Mallorca Al llegar a Alcúdia en barco desde Barcelona o Ciutadella, una de las cosas que más llaman la atención a los pasajeros es un islote idílico, Alcanada, con una única construcción: su faro, con una altura de 15 metros y una vivienda cuadrada al pie, siendo una de las imágenes de postal de una de las zonas más bonitas de Mallorca. Formentor Mallorca Es un destino mágico, casi como el final de un largo viaje al norte de Mallorca, donde se cierra la bahía de Pollença y desde donde se puede ver buena parte del oeste de Menorca. La antigua vivienda de los fareros se convirtió hace años en una cafetería con unas vistas impresionantes a los acantilados y al mar. [caption id="attachment_1215" align="aligncenter" width="750"] Formentor en Mallorca (autor: Tolo Balaguer) Formentor en Mallorca (autor: Tolo Balaguer)[/caption]  Cap de Barbaria Formentera Julio Medem lo inmortalizó en el cine haciéndolo co-protagonista del cartel de su película Lucía y el sexo, filmada en gran parte en Formentera. La otra integrante del reclamo era una sensual Paz Vega sobre un ciclomotor dando la espalda al faro de 20 metros al que cada tarde llegan visitantes para vivir una de las mejores puestas de sol de la isla. El Moscarter Eivissa En el extremo norte de Eivissa, en medio de la nada, surge impresionante una torre de 53 metros de altura, la más alta de Balears, con unas enormes bandas helicoidales blancas y negras. Se inauguró hace menos de 40 años ya totalmente automatizado y por eso no tiene vivienda ni instalación alguna en su pie, dando una impresión de gran lápiz clavado en la tierra. La Farola de Málaga La Farola Málaga Esta torre de 38 metros estaba originalmente en el extremo exterior de un puerto que ha ido creciendo progresivamente hacia el suroeste. Es uno de los símbolos de la ciudad que ha quedado totalmente integrado en el llamado Muelle Uno, la zona más moderna de restauración de Málaga y este año abrirá las puertas a los visitantes como museo portuario. Cabo de Gata Almería Es el destino final de muchas excursiones por el El Parque Natural Marítimo-Terrestre de Cabo de Gata-Níjar. Una de las puestas de sol más bonitas de Andalucía puede disfrutarse desde la base de este faro, construido sobre las ruinas del castillo de Francisco de Paula, sobre un acantilado de 50 metros de altura que cuenta con una torre de 18 metros. Punta Almina Ceuta En 1849 Antonio Philippe de Orleáns, Duque de Montpensier y cuñado de la reina Isabel II visitó Ceuta. Subió a caballo al Monte Hacho y quedó impresionado por el tráfico marítimo del Estrecho. Esa excursión facilitó la instalación del faro, financiado en gran parte por el duque y que funciona ininterrumpidamente desde 1855. Sant Sebastià Girona El faro más potente del litoral de Catalunya está en Llafranc (Palafrugell), una de las zonas más bonitas de la Costa Brava, a 170 metros de altura sobre el nivel del mar. En la antigua vivienda del farero, se ha instalado ahora un restaurante japonés, y muy cerca hay una ermita y un hotel con mucho encanto. Nuevo Faro València Rompe radicalmente con el pasado. La instalación más moderna de España se ha construido en un extremo de la ampliación norte del puerto de València y se aleja de la imagen típica de los faros clásicos: tiene 31 metros de altura, es azul y amarillo y fue construido únicamente con materiales compuestos, fibra de carbono y fibra de vidrio con matriz polimérica. Javier Ortega Figueiral | Periodista
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