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Un paseo por los faros del Campo de Gibraltar


El Peñón de Gibraltar a la izquierda y el arenal de la playa de Getares a la derecha. Las vistas desde la linterna del faro de Punta Carnero, uno de los faros del Campo de Gibraltar, son las más privilegiadas de la Bahía de Algeciras. Desde allí se puede constatar que la actividad del puerto, y el trasiego de los buques que unen la ciudad de la Isla Verde con Ceuta y Tánger son constantes. Y también que la torre bien merece estar catalogada como Bien de Interés Cultural.   Los faros del Campo de Gibraltar Cada faro es diferente. Lo es para que su haz de luz sea reconocible por los marinos. Pero hay algo que sí asemeja a todas estas señales marítimas del litoral de la comarca que se asoma al Estrecho de Gibraltar: todos están inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bienes de Interés Cultural (BIC). Y, por sus características propias, bien lo merecen.   La torre de Punta Carnero Una estrecha escalera de caracol y unos últimos escalones de metal serpentean los 20 metros de esta torre de arenisca de color amarillento hasta una bombilla capaz de verse desde el otro lado del Estrecho de Gibraltar. Similar al faro de Chipiona, cuenta con una vivienda en su base, vivienda de antiguos fareros con vida anclada en las rocas de la bahía, de los que ya no quedan.   El faro de Torre Carbonera Los fareros de ahora son técnicos de ayuda a la navegación, y en Algeciras no solo cuidan de la tecnología que alberga la torre de Punta Carnero. La Autoridad Portuaria gestiona los cuatro faros del Campo de Gibraltar, entre otras balizas y boyas para facilitar la aproximación y acceso de los buques a puerto. Torre Carbonera es también uno de estos faros, éste situado en Punta Mala, junto a las playas más bonitas del término municipal de San Roque. Se trata de un monumento con vistas al Mediterráneo que data del siglo XVI, fue reformado en el siglo XVIII y de nuevo transformado en 1990, tras haber sido declarado BIC junto a otros dos faros en Tarifa, Punta Camarinal y Las Palomas.   [caption id="attachment_3068" align="aligncenter" width="1024"] Faro Camarinal (foto: Diputación de Cádiz).[/caption]   El faro de Punta Camarinal En el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía constan varios nombres para el faro de Punta Camarinal: torre del Cabo de Enmedio, Camarinal, Torre Graciosa, Torre Vieja, Torre de Aguas de Enmedio, del Ancón de Bolonia, o del Cabo de Gracia. Y además de su ayuda a la navegación, da un punto mágico a las vistas desde la coqueta playa del Cañuelo, solo accesible a pie. Del otro lado, la playa de los Alemanes, en Atlanterra, da cuenta del monumento.   El faro de la Isla de Tarifa Entre los faros del Campo de Gibraltar también, gestionados por personal del puerto Bahía de Algeciras, está el faro más meridional de Europa, el de la Isla de Las Palomas. La tecnología más avanzada y la historia van de la mano también en esta construcción ubicada en una zona de acceso restringido de la ciudad de Tarifa, por albergar un Centro de Internamiento de Extranjeros. Su linterna se ubica en una torre de 41 metros sobre el nivel del mar que realiza tres destellos que alcanzan a verse a 27 millas náuticas cada 10 segundos.   Araceli Muñoz | Periodista   [caption id="attachment_3066" align="aligncenter" width="1024"] faros del campo de gibraltar Faro de Tarifa.[/caption]
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Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry
Planeta sostenible

Avistamiento de cetáceos a bordo de un ferry

Navegar por el Estrecho es un espectáculo para los sentidos. Sonoro, por las olas del mar que hacen bailar al buque a su son; olfativo, por el olor a brisa marina; pero, sobre todo, visual.   El paisaje que presenta la travesía ve incrementada su belleza por las especies marítimas que se pueden descubrir con tan solo pasar un rato mirando el horizonte desde cubierta. Delfines comunes y listados, rocuales comunes, cachalotes… son compañeros habituales de las rutas que realizan los buques de Baleària por el estrecho de Gibraltar. Un entorno que investigadores aprovechan como plataforma científica para realizar censos de especies marítimas a bordo.     Observadora avistando     Los ferries, medio para estudiar los cetáceos Gracias al acuerdo alcanzado en 2018 entre la Fundación Baleària, investigadores de la Universidad de Cádiz y la Asociación Ecolocaliza-TE, se han realizado ya 142 avistamientos de más de 3.000 cetáceos entre delfines y ballenas. Estos estudios se enmarcan dentro del proyecto común denominado 'Los ferries, medio para estudiar los cetáceos' y está coordinado por la bióloga marina Alessia Scuderi. «Es importante realizar este tipo de investigaciones ya que aumenta nuestros conocimientos sobre estas especies protegidas permitiendo un monitoreo a largo plazo que cubre todas las temporadas, llevándolo a cabo de forma sostenible a través de los ferries de Baleària», afirma.     Cría de un mes de delfín mular     Una vez finalizada la Operación Paso del Estrecho (OPE), la Asociación Ecolocaliza-TE ha reanudado los censos de monitoreo en el que participan voluntarios y voluntarias a bordo del Passió per Formentera o el Poeta López Anglada. «Queremos agradecer la implicación de los tripulantes de los buques involucrados, por la increíble acogida y el interés que demuestran cada vez que nos embarcamos», comenta Scuderi.     Delfín común


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Avistamientos de fauna marina en familia
Planeta sostenible

Avistamientos de fauna marina en familia

Aprender a observar el mar Mediterráneo, conocer a través de la experiencia personal las diferentes especies de fauna marina que en él habitan. Un grupo de empleados de Baleària, junto con familiares y amigos, recientemente pudieron comprobar de primera mano en qué consisten las tareas de observación y conservación del medio marino a bordo del ferry Nápoles. Para muchos jóvenes grumetes también era su primer viaje en barco, por lo que “la experiencia fue doblemente emocionante”, comenta Laia Bort, responsable de Consignaciones de Barcelona.   Esta experiencia es fruto del convenio de colaboración entre la Fundació Baleària y la Generalitat de Catalunya, de tal forma que la naviera pone a disposición de dicha entidad su flota que opera desde Barcelona a Baleares para el estudio de la biodiversidad marina. Cada mes realizan un viaje de avistamiento de media. A continuación te contamos la experiencia que compartieron con empleados de la naviera. Viaje de ida: rumbo a Ibiza La expedición partía un viernes por la noche, desde el Port de Barcelona hacia Ibiza. Los participantes fueron recibidos por el personal de a bordo y se les acomodó en diferentes camarotes. Pasaron la noche navegando y por la mañana tuvieron tiempo de almorzar en Ibiza y descubrir los encantos de Dalt Vila, el casco antiguo de la ciudad, antes de embarcar de nuevo, y aprovechar el viaje de vuelta del mismo buque para realizar la observación durante el día. [caption id="attachment_2145" align="aligncenter" width="1000"] Ricard Gutiérrez, durante la charla divulgativa previa al avistamiento.[/caption] Viaje de vuelta: Aprender a observar el mar. Repartidos en dos turnos, los 20 participantes de este avistamiento recibieron primeramente una charla instructiva sobre la labor que realiza la Generalitat en el estudio y control del número de especies que habitan en el Mediterráneo.  Además, se les explicó las diferentes características de las que comprenden el ecosistema marino autóctono. Una vez adquiridas las nociones básicas, visitaron el puente de mando del Nápoles para realizar la observación. Gracias al buen estado del mar, las medusas, peces luna, delfines rayados y aves marinas se dejaron ver fácilmente provocando el asombro de los asistentes. Pero, además, tuvieron la suerte de poder ver ejemplares que por sus características causan más admiración. Sin duda, las estrellas de la jornada fueron una tintorera (tiburón azul),  que avistó muy cerca del ferry una joven visitante, y dos ejemplares de rorcuales comunes, la segunda ballena más grande del mundo, que se dejaron ver a 30 millas náuticas de la llegada al puerto barcelonés. [caption id="attachment_2154" align="aligncenter" width="1000"] Fumareles comunes migratorios fotografiados durante el avistamiento (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Durante la jornada, y contando con las sesiones de los dos grupos, se observaron 4 especies de tiburones y túnidos (tintorera, marrajo, pez espada y atunes), 4 de cetáceos (2 rorcuales, 9 calderones grises, un delfín mular y 117 delfines listados), 7 especies de aves marinas (gaviota patiamarilla, pardela balear, fumarel común, gaviota enana, paíño mediterráneo, frailecillo y pardela mediterránea) y 2 aves terrestres migratorias (bisbita arbóreo y golondrina común). “El record anual. No sólo por ‘la mar llana’, como se suele decir en términos marítimos, que hubo ese día, sino también por la precisión de los observadores marinos que demostraron tener conocimientos de los habitantes del Mare Nostrum”, afirma Ricard Gutiérrez, técnico de fauna litoral y marina de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina de la Generalitat. [caption id="attachment_2152" align="aligncenter" width="1000"] Delfines avistados durante la jornada (foto: Ricard Gutiérrez).[/caption] Laura Sánchez, Comercial de la zona de Catalunya, quien repetía por segunda vez la expedición en familia, califica la experiencia de “muy gratificante porque ayuda a observar el mar con detenimiento y a conocer las diferentes especies a través de la experiencia vivida”. Además, todos los participantes coincidieron en que es una actividad que permite relacionarse con compañeros de trabajo fuera del ámbito laboral. [caption id="attachment_2150" align="aligncenter" width="1000"] Durante la jornada se avistaron un total de 115 especies.[/caption]


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