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Recomendaciones para cuidar la salud en verano
Por Jorge Fontestad | Farmacéutico |
Cómo combatir el calor Los días duran más, la temperatura es más agradable, miramos el calendario planeando las vacaciones, las playas se llenan de bañistas… ¡llega el verano! Tanta emoción no debe hacernos olvidar que la estación conlleva seguir una serie de precauciones para llegar al otoño como salimos de la primavera. Si el verano es sol y calor, protegerse de ellos es quizá la recomendación más importante. Deseamos ponernos morenos, pero hay que recordar que las radiaciones ultravioletas (UVA y UVB) provocan envejecimiento prematuro, y las exposiciones severas causan quemaduras y aumentan la probabilidad de padecer cáncer de piel en edad adulta. El uso de prendas, gorra, gafas de sol, debe ir acompañado de un protector solar adecuado al tipo de piel y a la actividad a realizar. Como norma general se recomienda que el factor solar sea al menos de 30 en adultos y 50 en niños, aplicado generosamente cada dos horas. En días en los que la temperatura ambiente es muy alta, no sopla el viento y hay mucha humedad, podemos sufrir un golpe de calor, que ocurre cuando la temperatura corporal aumenta de 37 a 40ºC y el cuerpo no es capaz de enfriarse. Para evitarlo, hay que procurar no realizar esfuerzos físicos, beber agua aún sin sed, permanecer a la sombra, y bañarse o ducharse para refrescarse si es necesario. Por otro lado, las altas temperaturas facilitan el desarrollo de microorganismos cuando disponen del sustrato adecuado y, si nos descuidamos, su sustrato es nuestra comida, provocándonos una intoxicación alimentaria cuando la ingerimos. Si tenemos pensado almorzar en la playa o merendar en la montaña, lo mejor es llevar alimentos envasados o en conserva, preparándolos en el lugar donde se van a tomar. Si pasamos el verano en nuestro país, bien en la costa, bien en el interior, siempre dispondremos de una farmacia o de un centro de salud relativamente cercano. En estancias largas, y sobre todo con niños, conviene saber el camino. Pero, ¿qué pasa si viajamos al extranjero? En ese caso, habrá que confeccionar un botiquín. Botiquín de viaje Un buen botiquín es aquel que contiene lo necesario para atajar una emergencia, que se adapta a nuestros riesgos y al lugar al que viajamos. Los productos básicos que nunca deben faltar son tiritas, vendas, esparadrapo, gasas, algodón, tijeras, agua oxigenada (o otros desinfectantes), con los que hacer curas en caso de heridas o hemorragias. Como analgésicos, paracetamol es una buena opción contra el dolor general y fiebre. Ibuprofeno o Aspirina son además antiinflamatorios, por lo que funcionan mejor para dolores musculares. Para quemaduras, hay pomadas específicas que ayudan a reparar las zonas afectadas, y a desinfectarlas si son graves. ¿Recordamos la combinación alimento-bacterias-calor? Pues si viajamos a países con normativas sanitarias menos exigentes que las nuestras, la loperamida, contra la diarrea, nos sacará de un apuro si tomamos comida en mal estado. Pero aún estando en buenas condiciones, alimentos exóticos podrían provocarnos repentinas alergias, con lo que no está de más llevar antihistamínicos, así como cremas con corticoides para calmar erupciones en la piel. En países del tercer mundo donde el acceso a medicamentos es un problema, podemos añadir al botiquín una caja de antibióticos, aunque nunca deben tomarse sin un diagnóstico médico. En países tropicales, y cada vez más en los de nuestras latitudes mediterráneas, es casi imprescindible el uso de repelentes de mosquitos, no sólo para evitar sus molestas picaduras, sino para no ser víctima de enfermedades en las que son los vectores. Por tanto, el botiquín debe formar parte del equipaje; si viajas a lugares de ensueño, tranquilos y lejanos, consulta a tu farmacéutico o médico de confianza para confeccionarlo, infórmate en páginas especializadas cuáles son los riesgos más comunes en tu lugar de destino, y trata de seguir las recomendaciones. Y recuerda, lo ideal es renovar un botiquín cada cierto tiempo, no porque se acaban los medicamentos, sino porque han caducado. Jorge Fontestad |Farmacéutico
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