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Siete rincones para comerse el carnaval de Cádiz


El cas c o histórico de Cádiz es un maravilloso lugar por el que pasear, perderse por  las  callejuelas  del barrio de La Viña , llegar hasta La Caleta o subir a la Torre Tavira para ver todo desde otro punto de vista. En carnaval también, aunque en estos días la tranquilidad se vuelve bullicio en cada esquina.  Sobre todo, mientras más cerca se esté del Teatro Falla, gran epicentro de la más famosa fiesta de  la tacita de plata Lejos de temer a estos días festivos, hay que atreverse a deambular entre disfraces, coplas, murgas y los mil detalles que envuelven a la gran fiesta gaditana. De paso, también  es buen momento para  conocer la gastronomía local, que te dejará con el mejor sabor de boca. Abre los ojos, afina las orejas, échale paciencia y nunca pierdas el sentido del humor.  ¡Buen provecho!   [caption id="attachment_3095" align="aligncenter" width="1024"] El Faro.[/caption]   El Faro  · Calle San Félix, 15   Como los faros que iluminan a los navíos que surcan los mares, este restaurante es el guía de los amantes de la gastronomía que pasean por Cádiz. Es cita obligada por su tradición, por la sabiduría y anécdotas que encierran sus paredes . También  por saber reinventarse  con propuestas innovadoras: s u carta  es la perfecta  mezcla  entre el  pasado y  el  futuro.  S us sabores son Cádiz en estado puro. Hay dos opciones: sentarse en sus comedores repletos de imágenes de personajes famosos que han almorzado o cenado allí o dejarse caer por la barra para un tapeo más informal. Sea cual sea, la  decisión de ir a El Faro  siempre será  la  buena.      Mercado de Abastos  · Plaza de la Libertad   El mercado central de Cádiz, ubicado en la céntrica Plaza de la Libertad, es una delicia para los sentidos. Pasear por sus puestos es entender lo que el Atlántico regala día a día . Por suerte, además, muchos de ellos  surten   de  materia prima  a algunos  de los negocios que se han instalado en el rincón gastronómico de este bonito mercado. Un lugar en el que, además, se puede disfrutar de productos frescos de la Sierra de Cádiz o sushi con toques gaditanos. También hay empanadas, cocina cordobesa, propuestas llegadas desde Argentina o los mejores vinos e ibéricos.  En la variedad está el gusto.    [caption id="attachment_3096" align="aligncenter" width="1024"] Productos de primera calidad del Atlántico.[/caption]   El Laurel  ·  Obispo Urquinaona, 3,   Salpicón de marisco, pavía de merluza, cazón en adobo, medallón de solomillo al Pedro Ximénez, brochetas de atún con langostinos, marrajo al ajo perejil, albóndigas de choco, sardinas en vinagre… la lista de tapeo es casi infinita en las pizarras que cuelgan en las paredes del bar El Laurel. Es uno de esos sitios alejados de modernidades y con pinta de vieja tasca .   Es  el espacio perfecto para respirar la mejor tradición del tapeo andaluz.      Freiduría Las Flores · Plaza Topete, 4   Pocas cosas más típicas de Cádiz que una freiduría. Un lugar donde huele a aceite, a pescado frito y al arte que tienen los cocineros locales en freír a la perfección desde unas gambas a unos choquitos. Su cazón en adobo es una delicia y sus diferentes aliños, también. Si no apetece sentarse en alguna de sus mesas -donde a veces las palomas son difíciles rivales para coger sitio, como casi en cualquier terraza de Cádiz- también se puede pedir para llevar en los clásicos cartuchos de papel de estraza. Son perfectos para seguir paseando entre coplas carnavaleras.    [caption id="attachment_3094" align="aligncenter" width="1024"] Ultramar & nos.[/caption]   Ultramar & nos  ·  Calle Enrique de las Marinas 2 duplicado   Alitas picantes,  saam  de pescado, taco de atún, curry de pollo o pulpo braseado son solo algunos de los deliciosos bocados que se pueden encontrar en este precioso rincón, que nació en 2015 gracias a la iniciativa de los hermanos Francisco y Tomás Ruibal y el chef Pancho Jiménez. Ocupa el espacio vacío que dejaron los ultramarinos Barreda, junto a la Plaza de la Mina. Es ese tipo de lugares tan formales como informales donde comer es toda una diversión y se mezclan, tanto en la mesa como en la conversación, dejes gaditanos con los internacionales.      Casa Manteca · Corralón de los Carros, 66   Estar en Cádiz y no pasar por Casa Manteca es casi una traición al hecho de viajar. Es uno de los sitios más clásicos de la ciudad y, aunque cada vez llegan más turistas, aún no ha perdido su esencia. Dicen que aquí aprendió Sarkozy el compás tres por cuatro, y entre sus paredes se pueden conocer historias que jamás creerías si las contaran en otro lugar. No dispone de cocina, pero sí de multitud de tapas y vinos para acompañarlas que te harán pedir una, otra, otra y otra hasta el infinito. Sobre todo, al probar delicatessen tan locales como los chicharrones o el queso  payoyo  con mermelada de espárragos trigueros.    [caption id="attachment_3093" align="aligncenter" width="1024"] Casa Manteca.[/caption]   La  Poeme  · Alcalá Galiano, 3   Es probable que el carnaval enganche. Y que la tarde se convierta en noche, la noche en madrugada y la madrugada, en amanecer. A esas horas, nada como sentarse a disfrutar de un rico desayuno.  Un clásico es acercarse hasta alguno de los muchos lugares donde sirven un exquisito chocolate con churros, como la cafetería La Marina  Uno  (en el número 1 de la Plaza Topete) o los puestos que hay en el mercado de abastos. Pero, para quien quiera dar un paso más allá, uno  de los lugares  más interesantes es, sin duda, La  poeme . Su maestro pastelero es el belga David  Luguet , que ha sabido traer todo el buen trato y conocimiento de Bélgica y Francia a un precioso rinconcito en Cádiz. La bollería francesa, con sus maravillosos  cruasanes caseros como gran ejemplo , es su especialidad.  Perfecto para arrancar el día con energía… y repetir la ruta gastronómica. 
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Tarifa a tu aire
Guías de viajes

Tarifa a tu aire

  Lo tiene todo. Cultura milenaria. Gastronomía con sabor a mar. Duende andaluz. Espacios naturales protegidos. Playas vírgenes. Y vientos que hacen las delicias de los amantes del surf y kitesurf. ¡Pura vida!   Por sus tierras pasaron fenicios, griegos, cartagineses, romanos y musulmanes. A todos ellos les cautivó este enclave finisterre, considerado en su tiempo el último rincón del mundo conocido. Hoy, la ciudad más meridional de Europa embruja a surfistas y visitantes. En este reportaje descubrirás por qué.     Castillo de Guzmán el Bueno     Día 1: 09:00 Un viaje en el tiempo. Para conocer la esencia de Tarifa, lo primero es perderse, sin prisas, en su casco antiguo. La Puerta de Jerez (siglo XIII), en la avenida de Andalucía, es el acceso principal y la única puerta que queda en pie de las cuatro que tuvo el antiguo recinto amurallado. Tras cruzarla, te espera un trazado de calles estrechas y adoquinadas, fachadas encaladas y balcones adornados con geranios y petunias que llenan de color este pequeño enjambre urbano de origen musulmán. Intramuros encontrarás tres monumentos, cercanos entre sí, que reflejan el mestizaje  arquitectónico y cultural de la ciudad. Se trata de la iglesia de San Mateo, de imponente fachada barroca, construida sobre una antigua mezquita; la iglesia de San Francisco de Asís, con su mezcla de estilos barroco y neoclásico; y la de Santa María, también edificada sobre los restos de una antigua mezquita. 12:00 Visita el castillo de Guzmán el Bueno. Desde el casco antiguo, dirígete a la calle Guzmán el Bueno, junto a la entrada del puerto. Allí se alza esta alcazaba califal erigida en el siglo X por orden de Abderramán III de Córdoba. Durante la visita al castillo, podrás recorrer su torre octogonal (con vistas al estrecho de Gibraltar y la costa marroquí), explorar el recinto amurallado y profundizar en su historia visitando el museo. Testigo de grandes episodios históricos, esta fortaleza se convirtió en el último bastión cristiano ante el avance musulmán. Uno de los capítulos más célebres tuvo lugar en 1294, cuando el alcaide Alonso Guzmán el Bueno, de quien toma su nombre actual, resistió en su interior el asedio a la ciudad.     El chiringuito Tarifa Lounge Beach, con el castillo de Santa Catalina al fondo   14:00 Almuerzo con sabor local. Es momentode recargar energías con lo mejor de la gastronomía local. Sin dejar el casco histórico, algunas recomendaciones que satisfacen a todos los paladares: en Raizes (calle Mariano Vinuesa, 9, próximo al puerto), el atún con tortillitas de camarones es un acierto seguro. Y en El Lola (a dos pasos de la muralla), además de sus especialidades de atún rojo de almadraba (certificado) y carne de retinta, la estrella es la hamburguesita Échale guindas, una mezcla exquisita de carrillera y presa ibérica, que fue ganadora del Premio Sabor en la XI Ruta del Ibérico de Tarifa 2024.   16:00 Tarde de surf y playa. Los vientos de levante y poniente convierten las playas de Tarifa en el sueño de cualquier amante de las olas: surf, kitesurf, windsurf, wingfoil... Con una media de 165 días de levante al año, las condiciones son ideales. Los mejores arenales: la playa de Los Lances, con acceso directo desde la ciudad, y Valdevaqueros, una prolongación de la anterior y con un ambiente 100% surfero. 20:00 Atardeceres 'chill'. Para acabar el día, nada como disfrutar de un chiringuito junto al mar. En la playa de Los Lances, el Waikiki Beach Club Bar te transporta a Hawái con su música en vivo y sus deliciosos cócteles. Si quieres un ambiente más exclusivo, Carbones 13, 'el chiringuito de los famosos', ofrece un entorno más sofisticado. Y si lo que buscas es un atardecer a la sombra del castillo de Santa Catalina, tu opción es el Tarifa Lounge Beach. No lejos de ahí, en Valdevaqueros te esperan los icónicos Volare, Tangana y Tumbao. Este último, aseguran, es uno de los más fotografiados en Instagram. Y para un extra de autenticidad, anota en tu navegador Sunset y Sirocco, en la playa de Bolonia. En cualquiera de estos chiringuitos podrás contemplar los atardeceres infinitos que ofrece esta parte de la Costa de la Luz.     Día 2: 12:00 Avistamiento de cetáceos. No puedes irte de Tarifa sin vivir la experiencia de observar, en su hábitat natural, a delfines, calderones, rorcuales y ballenas en el Estrecho. Estas excursiones duran unas dos horas y se pueden contratar en las agencias próximas al puerto.     Calderones, en aguas del Estrecho   14:00 Descubriendo Bolonia. En apenas 20 minutos en coche desde Tarifa (N-340) se llega a Bolonia. Tu siguiente destino. Allí podrás disfrutar de su arenal y espectacular duna de 30 metros de altura y 200 de ancho, visitar el Complejo arqueológico romano de Baelo Claudia y recorrer la ruta del faro de Camarinal. 14:30 Visita Baelo Claudia. Está a pie de playa y fue uno de los centros comerciales romanos más  destacados en el siglo II a. C. Allí producían salazones y garum, la salsa de pescado sustituta de la sal que no faltaba en los platos de la Roma patricia. Hoy puedes visitar el complejo arqueológico –entrada gratuita– del que se conserva el teatro, el foro o plaza central, los templos, el palacio de justicia, las termas y las factorías de garum. ¡Merece la pena!     Vista panorámica de Baelo Claudio     16:00 Camarinal, un faro con vistas. En tu visita a Bolonia, reserva tiempo para descubrir el faro de Camarinal, un rincón único del Parque Natural del Estrecho. El recorrido hasta este mirador te permitirá conocer la riqueza paisajística de la costa gaditana y coronar la caminata con unas vistas espectaculares del Atlántico, el estrecho de Gibraltar y la costa de Marruecos. Te proponemos dos vías para llegar al faro: la ruta oficial, más accesible y corta, y una alternativa 'fuera de ruta', si te va la marcha. Para la primera, coge la carretera comarcal CA-8202 que sale del pueblo. A unos tres kilómetros encontrarás el sendero señalizado. Ahí comienza la ruta: 1,5 kms de pinos y matorrales con final en el faro. La segunda opción, nuestro 'fuera de ruta', cubre ocho  kilómetros (ida y vuelta) y empieza en el aparcamiento de El Lentiscal, en la playa de Bolonia. Desde allí, camina 1,5 kms por la playa hasta la duna y asciende hasta su mitad. Encontrarás dos aberturas naturales que conducen a un bosque de lentiscos, sabinas y pinos. Sigue el sendero señalizado con marcas amarillas, que atraviesa el bosque, hasta conectar con la CA-8202, donde comienza la ruta oficial hacia el faro ya comentada, tu segunda etapa y final de viaje.     Faro de Camarinal     Destino Baleària: conexión Tarifa - Tánger Baleària opera ya la ruta Tarifa-Tánger Ville (Marruecos), conectando ambos destinos separados por apenas 14 kilómetros de mar. Una oportunidad para conocer la vibrante Tánger que late en su medina, zoco, cafés, además de descubrir su rica gastronomía de sabores exóticos y el legado literario e histórico de la ciudad.     Fast ferry Avemar Dos  


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Talento femenino que marca el rumbo
Historias del mar

Talento femenino que marca el rumbo

  Durante años el mar ha sido territorio de hombres, y ahora cada vez son más las mujeres que desarrollan su carrera profesional en puestos de marinería y de puente en los barcos.   Ya es una realidad, las mujeres están tomando el mando de los buques. Y eso se nota al embarcar en cualquiera de los barcos de Baleària, en los que cada vez es más común ver a mujeres con uniforme dirigiendo la operativa de embarque o con mono de trabajo, herramienta en mano, listas para desempeñar su trabajo a bordo. Las carambolas del destino y de la distribución de las tripulaciones han hecho que el ferry Abel Matutes hay contado con un puente de mando y una sala de máquinas representados mayoritariamente por mujeres.   Pero los inicios de las mujeres en los puestos de Puente y Máquinas (también llamado 'Deck and Engine') no fueron fáciles. «No era usual ver mujeres en el barco. Durante mucho tiempo fui la única», nos cuenta Marga Rodríguez, jefa de máquinas y una de las pioneras en su profesión en nuestro país allá por los inicios de los 90.     Marga Rodríguez, jefa de máquinas: «Me encanta que todas las máquinas vayan al conjunto, que vayan bien y ser parte de ello» Gracias a mujeres como Marga, que han ido marcando el rumbo, las nuevas generaciones lo han tenido más fácil y muchas de ellas encuentran referentes dentro de su círculo familiar. «Mi tío es jefe de máquinas de Baleària y fue él el que me llevó a un barco. Desde que pisé el puente por primera vez supe que quería ser capitana», afirma Laura Román, capitana del ferry Abel  Matutes. Son mujeres decididas, valientes y con ganas de ir cumpliendo metas pero que, además, disfrutan con los desafíos que les presenta su día a día a bordo. «Lo que más me gusta de mi trabajo son las operativas rápidas porque suponen un gran reto en el que hay que estar muy atenta para que todo salga bien», explica Maria José Martínez, la 2ª oficial.     María José Martínez, 2ª oficial «Mi reto es seguir navegando y llegar a ser 1º oficial» Y todas estas mujeres si tienen algo en común, a parte de su pasión por el mar, es la de amar su profesión. «La mayor parte de la vida la pasa uno en el trabajo y aquí me pasa el tiempo volando porque disfruto con lo que hago», asegura Laura Abad, marinera de máquinas. Además todas coinciden en destacar la gran familia que se forma a bordo con toda la tripulación, lo que hace más llevadero sus días embarcadas. Estas cuatro mujeres representan el cambio que está viviendo el sector marítimo y en el que Baleària quiere contribuir. Con determinación, pasión y compromiso, han roto barreras y navegan con firmeza hacia un futuro donde el talento no entiende de género.     Laura Abad, marinera de máquinas: «Incluso cuando estoy desembarcada, aprovecho para salir a navegar porque el mar es mi pasión»     Programa de talento femenino en Flota   Baleària ha trazado un plan para impulsar el talento femenino en flota, un sector que en general está muy masculinizado. Actualmente las mujeres representan el 16% del total de su tripulación. Sin embargo, se puede apreciar que el porcentaje crece hasta el 30% en el caso de los puestos en Servicios a Bordo, mientras que en Puente y Máquinas (un sector con escasez de profesionales y con la posibilidad de trabajar en tierra), las mujeres representan solo el 5%.   Baleària se ha marcado como objetivo alcanzar el 15 % de mujeres en Puente y Máquinas en 2030. Para ello, ha desarrollado un programa enfocado a alumnas de Puente y Máquinas, un plan de comunicación y difusión y la coordinación con entidades como Wista Internacional o la Organización Marítima Internacional.  


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