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Guía para recorrer Marruecos en moto

Por Around Gaia


No existe una opinión generalizada sobre cuánto es el tiempo mínimo que necesitamos para disfrutar de un viaje en moto, para algunos deberían ser meses o años mientras para otros todo viaje que supere la semana empieza a ser demasiado cansado. Para nosotros, creemos que 2 semanas es un espacio de tiempo perfecto para salir a conocer un nuevo país sobre las dos ruedas. 

La lista de países que en tan corto espacio de tiempo ofrezca un variado repertorio de atractivos para los viajeros no es muy amplia, pero si quieres apostar sobre seguro nosotros te recomendamos Marruecos. En un mismo día rodando a través de este país puedes pasar de las dunas del Sahara a las rutas heladas y sinuosas del Atlas, o de las excitantes olas del océano Atlántico a las aguas calmadas y cálidas del Mar Mediterráneo. Estos son algunos de los motivos que han convertido en los últimos años a Marruecos como uno de los destinos favoritos para los motociclistas, sobre todo a los europeos por su cercanía, pues tan solo los 14 kilómetros del Estrecho de Gibraltar separan al viejo mundo de África.  

Alquilar una moto 

Si ves que el coste de llevar tu propia moto hasta Marruecos es demasiado caro siempre tienes la opción del alquiler, para ello nuestra recomendación es hacerlo en España donde hay una gran oferta. Solo necesitarás tu pasaporte, la licencia de conducir internacional y la de tu país. 

Cómo llegar a Marruecos desde España 

Una de las puertas de entrada más usada para llegar a Marruecos es desde España por su cercanía. Hay varios puertos desde los que puedes embarcarte como Málaga, Motril o Almería aunque los más comunes son Tarifa y Algeciras. Nosotros te recomendamos hacerlo desde este último con la compañía Baleària, una de las más reputadas del país con muy buena relación calidad-precio. El viaje dura 1 hora y 20 minutos y en el mismo barco puedes sellar en tu pasaporte la entrada a Marruecos, y no tienes que perder tiempo en largas colas fronterizas. 

Documentación necesaria 

Los documentos que necesitarás para cruzar a Marruecos serán tu pasaporte y el visado (en caso de que se requiera), licencia de conducir, la tarjeta verde que te da la compañía de seguros, documentos de la motocicleta (ficha técnica y permiso de circulación) y rellenar un formulario que ofrecerán los agentes fronterizos. 

Ruta recomendada de dos semanas  

Día 1 Chefchaouen: la ciudad azul y las montañas del Rift. 

Día 2 Volubilis - Meknes: ciudad romana y una de las Medinas más bellas del país 

Día 3 Fes: curtidurías, uno de los trabajos más duros. 

Día 4 Er Rachidia: ruta escénica por el valle de Errachidia 

Día 5 Erfoud / Risani: paisaje marciano elegido escenario en muchas ocasiones por Hollywood. 

Día 6 Merzouga: dunas de Erg Chebbi 

Día 7 Tinghir: Todra Gorges y grades artesanos de las famosas alfombras marroquíes 

Día 8 Dades Gorges: una ruta muy especial para viajar en moto. 

Día 9 Ait Ben Hadou:  Sin duda la kasbah (ciudades fortificadas beréberes) más impresionante del país. 

Día 10 Imlil: las montañas del Atlas, nos olvides llegar hasta el puerto de Tizi n'Tichka 

Día 11 Marrakech: explosión de vida en el mercado y su gran plaza durante las 24 horas. 

Día 12 Essaouira: lugar perfecto para descansar cerca del mar después de la dureza del desierto. 

Día 13 Casablanca: centro económico y ciudad más cosmopolita del país. 

Día 14 Asilah: pequeña ciudad junto al mar con mucho arte callejero. 

Gasolina  

El combustible es más económico que en Europa, el litro cuesta menos de 1€. Es preferible poner gasolina en cadenas de confianza como Shell o Total. La poca calidad de las estaciones de servicio sin licencia puede acabar dañando el motor.  

Es importante que lleves siempre efectivo porque en las gasolineras que no están en la ciudad, en ocasiones no aceptan tarjetas de crédito. Además, recuerda llenar el tanque siempre que tengas oportunidad y más si vas a recorrer largas etapas.  

Dónde aparcar en las medinas 

Seguramente querrás incluir en tu viaje la visita a algunas de las más famosas medinas de Marruecos como Meknes, Marrakech o Fes, pero ¿dónde a aparcar la moto? 

Los alojamientos dentro de la Medina son toda una experiencia, normalmente son “riads” (en árabe significa jardín o edén) que se componen de un patio en el centro del edificio y habitaciones a los lados distribuidas en dos o tres plantas normalmente. Es una edificación que conserva muy bien la temperatura, los hay con piscina o fuentes, pero nunca con aparcamientos y muchas veces ni una carretera por la que puedas llegar.  

Pero siempre encontrarás una vez atravieses las puertas de entrada de estas medinas grandes extensiones abiertas donde puedes aparcar por unos 2 o 3 dólares la noche. Son zonas con vigilantes y cámaras operativas las 24 horas, realmente seguros así que puedes dejar incluso las maletas de tu moto sin tener que preocuparte. 

Controles de policía 

Tan pronto empieces a viajar por Marruecos te darás cuenta de que los controles policiales en la ruta son muy abundantes. Están siempre a las entradas y salidas de las ciudades, aunque los que te llamarán la atención son los que se encuentran en mitad de ninguna parte, allí es donde aparecen los policías corruptos.  

Notarás como se forma una larga cola de coches que avanzan poco a poco, siempre después de que el conductor saque su brazo por la ventana para hacer un pequeño regalo al policía.  

Sin embargo, a los motoristas con matrícula extranjera no suelen pararlos, directamente te ignorarán o te dirán que pases sin más. Parece que el motivo es que ellos saben cómo muchos motoristas llevan pequeñas cámaras pegadas a sus cascos o en alguna parte de la moto con las que graban sus viajes, así que ya no toman riesgos y tú puedes viajar sin problemas.  

Precios 

Por 1 $ conseguirás casi 10 dirhams 

1 litro de gasolina: 11 dirhams 

Una noche de hotel: a partir de 100 dirham por persona  

Tajín para una persona (menú típico marroquí): a partir de unos 35 dirhams 

Lata de cerveza: 30 dirhams 

* Es un país musulmán por lo que su gente no suele consumir alcohol. No encontrarás alcohol en tiendas o supermercados. Al ser un país muy turístico podrás encontrarlo en hoteles de una forma u otra puedes acabar el día con una cerveza fría en las manos, pero el precio puede que sea un poco más caro de lo que tu acostumbras a pagar.

Otros consejos 

  • Bebe mucha agua, mantente hidratado para evitar problemas con las altas temperaturas. 
  • No preguntes a nadie donde hay un buen lugar para comprar un recuerdo de este país como una alfombra o una lámpara de metal. Si haces esto te llevarán hasta una tienda donde el precio se encarecerá automáticamente un 30 o 40% como mínimo, la comisión de esa persona a la que preguntaste. Dirígete siempre solo a las tiendas a preguntar por precios, y después regatea un poco. 
  • Cuidado conduciendo por las rutas más transitadas. Los marroquíes no respetan demasiado las distancias de seguridad en los adelantamientos.

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Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»
Historias del mar

Pedro Bailón: «En máquinas se forman familias muy fuertes»

  A Pedro Bailón (Premià de Mar, 1992) el mar siempre le ha llamado la atención y, aunque hubo un tiempo en que dudó entre el trabajo en un buque y el de tierra, la atmósfera de la vida a bordo le cautivó. Actualmente es jefe de máquinas del Ciudad de Mahón, en el que forma parte de un equipo con un engranaje muy sólido.     P. ¿Cómo es el día a día en la sala de máquinas de un buque? R. Cada día es una nueva aventura y un nuevo reto. Siempre tienes experiencias nuevas que te hacen aprender y ser mejor día tras día. La máquina de un barco es un lugar peculiar,  donde nacen y se forman familias muy fuertes. En cada momento tienes a unos cuantos valientes luchando contra los retos que surgen. Más que hablar del día a día, realmente es un constante trabajo en equipo. Cada jornada se rige por unos trabajos de mantenimiento organizados que hacen que el corazón del barco funcione como un reloj suizo. A partir de aquí se reparte el trabajo a cada uno de los integrantes, porque todo suma y un poco de todos es mucho para el área de Máquinas y para el barco. Impera el buen estar, el buen hacer y el compañerismo; se intenta ser lo más profesional posible y estar a la altura de cada situación. En la vida a bordo también es muy importante saber gestionarse el tiempo... especialmente para la gente de Máquinas es muy importante el descanso, porque nunca sabes qué puede pasar.   P. ¿Cuáles son las cualidades de un jefe de máquinas? R. Sobre todo es imprescindible saber mantener los nervios. Si el jefe de máquinas se pone nervioso... lo contagia a todo el equipo. También es fundamental hacer equipo.   P. ¿Qué te motivó a trabajar en el mar y especializarte en Máquinas? R. Tengo una relación estrecha con el mar desde bien pequeño, cuando veraneaba con mis padres en la costa de Tarragona. La motivación de dedicarme al mar surge sobre todo de su inmensidad y de sus ‘cambios de humor’, que siempre me han fascinado. En cuanto a decantarme por  Máquinas, viene de mi inquietud... siempre me ha gustado investigar y conocer cómo funciona cualquier detalle; y qué mejor sitio que una sala de máquinas para saber el cómo, el cuándo y el porqué de todo. Soy un apasionado de la reparación en general y, además, me encanta la  mecánica.     P. ¿Alguna anécdota curiosa o momento que recordar? R. A bordo cada día es una nueva aventura. Pero si tengo que quedarme con algún momento seguro que sería mi primera vez dentro de una sala de máquinas; nunca lo olvidaré. Los olores de combustibles, que acabamos normalizando, y, por supuesto, el ruido. Evidentemente de anécdotas tengo mil y una, pero como digo, Máquinas es una familia y me quedo con todos los momentos difíciles donde entre todos se ha sacado todo adelante.   P. ¿Qué haces cuando estás desembarcado? R. Al final cuando estás en casa intentas hacer todo lo que no te ha dado tiempo durante tu embarque. Me describiría como un todoterreno; tengo varias facetas, pero la que más me define es mi afición por la pesca, a la cual dedico mucho de mi tiempo libre. También me gusta leer y practico mucho deporte. Me encanta pasar tiempo con los míos e intentar dedicarles mis mejores momentos. Además, disfruto mucho yendo a ver a mi equipo preferido al campo, el RCD Espanyol, y sufriendo con éste. También me estoy aficionando a la cocina, pero aún me falta practicar. Y por supuesto salir en moto.     Con el mar cerca Su pasión por el mar y la mecánica hizo que estudiase en la Facultad de Náutica de Barcelona. Ha trabajado en diferentes sitios, tanto a pie de muelle como a bordo, pasando por remolcadores, empresas de mantenimiento y buques de crucero. Pedro es tanto ‘de mar’, que incluso su  tiempo libre lo dedica a otra de sus pasiones, la pesca.      


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Las mejores playas gaditanas
Guías de viajes

Las mejores playas gaditanas

  La costa de Cádiz se enorgullece de contar con algunas de las playas más impresionantes de Europa, paisajes naturales de arena fina y virgen que invitan tanto al relax como a la emoción de deslizarse sobre las olas en una tabla de surf.     Las calas de Roche   Las calas de Roche son como el último sorbo de una buena copa de vino. La costa de Cádiz posee muchos tesoros escondidos capaces de sorprender al visitante, aunque no todos son de fácil acceso. Las calas de Roche son una sucesión de hermosas y pequeñas calas rodeadas de naturaleza y acantilados al norte de Conil. Contemplar el atardecer desde cualquiera de ellas representa una de las experiencias más maravillosas que se puede disfrutar en todo el litoral andaluz.     Una serie de senderos, que parten desde el mismo Conil, bordeando la costa, conducen hasta estas playas en forma de medialuna, difíciles de divisar a simple vista desde la carretera que discurre elevada y paralela al mar. Lo complicado de su orografía es parte de su encanto que, además, se ve fortalecido por su naturaleza efímera, ya que el hecho de poder llegar hasta ellas o gozar de su arena depende por completo del ritmo cadencioso de las mareas. Otro de sus encantos radica en que se han conservado completamente vírgenes, por lo que no disponen de chiringuitos, duchas, aseos o cualquier otro servicio; únicamente naturaleza en estado puro.     Cala Frailecillo, cala Encendida, cala Tío Juan Medina, cala Pato, cala Medina y cala Áspero son la media docena de calas que forman esta espectacular zona del litoral gaditano de apenas 600 metros de extensión. A todas ellas se accede por unas escalinatas excavadas en la roca que descienden desde los acantilados rojizos. Sus vistas son idílicas, el agua siempre cristalina y prácticamente sin oleaje, su olor inconfundible a salitre y, por supuesto, el sonido constante del vaivén de las olas como telón de fondo hacen que uno se sienta como en un cuento de hadas. Ideales para evadirse del mundo y del frenesí diario.        Dunas de Valdevaqueros   La playa de Valdevaqueros, la más bonita de Tarifa, es uno de los pocos lugares vírgenes que quedan en la Costa de la Luz, donde los valles de los ríos desembocan silenciosos en la playa y en la sierra litoral, ajenos al ajetreo de las olas mar adentro donde los amantes del windsurf y del esquí con cometa luchan por subirse a la gran ola. En primera línea de costa, en este edén natural de arena fina, 4 kilómetros de dunas móviles se desplazan al capricho de los vientos engullendo árboles, carreteras y amenazando con sepultar todo aquello que encuentren a su paso.     El médano de Valdevaqueros se formó como consecuencia de las acciones militares llevadas a cabo en la década de los cuarenta, en plena dictadura franquista, para acondicionar los terrenos que daban acceso a los cuarteles de la zona, y para cavar algunas trincheras que impidieran un posible desembarco aliado en la costa. La construcción de un foso de arena alargado paralelo a la costa entre la zona dunar y la orilla del mar, junto con los fuertes vientos de levante desplazaron la arena y provocaron un aumento de la franja dunar que aumenta, imparable, año tras año.    Actualmente, en los días de fuerte viento de levante, la arena invade totalmente la carretera A-2325, en la que habitualmente los turistas curiosos se hacen selfies con las señales de tráfico medio enterradas. Esos días, la vía se vuelve totalmente intransitable y los vecinos quedan incomunicados hasta que las máquinas excavadoras retiran las ingentes cantidades de arena que, a veces, llegan a alcanzar los 30 metros de altura.         Caños de Meca: Faro de Trafalgar   Caños de Meca todavía se asocia a esa imagen de la década de los sesenta en la que ostentaba el título de ser el rincón más hippie de la costa gaditana, frecuentado por bohemios, artistas y, en ocasiones, incluso por algunos de los miembros de la llamada movida madrileña, en busca de esa anhelada libertad. La misma que todavía persiguen hoy en día los que se acercan a este municipio en busca del contacto directo con la naturaleza, el mar, una dieta saludable, atardeceres de película y, sobre todo, la posibilidad de bajar las revoluciones de la vida estresada de las grandes ciudades.      El viento persistente, las dunas doradas y un pasado bucanero envuelven el faro de Trafalgar en una atmósfera misteriosa. Contemplar el atardecer frente a este baluarte histórico de 34 metros de altura representa una auténtica delicia. Solitario ante la inmensidad del océano, el faro se sitúa en una zona repleta de dunas doradas, extensas playas y una vegetación que a veces llega incluso hasta la arena. Una pasarela de madera serpentea por la costa, atravesando acantilados, desde donde se pueden observar infinitos tonos azulados que el océano dibuja según las corrientes. A lo lejos, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas buscan el viento de levante que les haga volar, ajenos al hecho de que hace algo más de 200 años, en este mismo escenario, se libraba la batalla de Trafalgar, un enfrentamiento naval entre la Armada Real Británica y las flotas combinadas de las Armadas francesa y española que tuvo lugar durante la guerra de la tercera coalición. La victoria, por cierto, cayó del lado inglés.     Desde el promontorio del faro, se puede bajar hasta la playa de Trafalgar, una enorme cala virgen de arena fina y dorada que se extiende a lo largo de 2 km desde el cabo hasta la playa de Zahora, al norte.       


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